El árbitro José María Moreno reclama una indemnización de casi 700 mil pesos. La agresión ocurrió el 23 de setiembre de 2017. No volvió a dirigir de manera oficial desde esa fecha.
Un árbitro local, José María Moreno, demandó por daños y perjuicios al Club Atlético Macachín y a Liga Cultural de Fútbol por la agresión que sufrió en el campo de juego luego de culminado un encuentro de inferiores de un torneo oficial el 23 de setiembre de 2017. Ese día el técnico local y un directivo del club lo agredieron con golpes y patadas. El partido fue entre la cuarta del anfitrión y del club La Barranca de Santa Rosa.
El referí reclamó un resarcimiento económico de casi 700 mil pesos. Dejó asentado que desde ese episodio no volvió a dirigir de manera oficial y solo retomó su actividad en encuentros de tipo amateur. Su carrera profesional se frustró, alegó, a partir de ese ataque.
La demanda está en trámite y próximamente se realizará una audiencia preliminar en la justicia civil. En la presentación, el referí identificó a sus agresores, el técnico Diego Ulloa y el directivo Mario Hernández.
"Un calvario"
Aquel día, el árbitro expulsó durante el primer tiempo al técnico local, Ulloa, por insultar a los jugadores y a sus asistentes. Primero se negó a salir y luego se dedicó a insultarlos desde afuera del campo de juego durante el resto del match.
El árbitro denunció que, al finalizar el encuentro, sus agresores ingresaron corriendo junto a otros simpatizantes, luego de franquear un portón que tenía candado y que alguien les abrió, y lo agredieron con golpes de puño. Dijo que Ulloa le pegó una patada en el tobillo izquierdo cuando estaba en el piso, lo que le provocó una lesión que le impidió arbitrar al día siguiente.
Moreno destacó que los mismos jugadores separaron a los agresores y entre ellos a Ulloa y Hernández, logrando ponerse de pie y tomar distancia de los agresores entre insultos y amenazas. Ese día hizo la denuncia en la comisaría de la localidad.
"La angustia e impotencia que me generó ser víctima de un suceso violento en un encuentro deportivo donde debería ser una experiencia de entretenimiento, resultó ser un total calvario que me costó superar durante un prolongado tiempo", asentó el juez.
Consecuencias físicas y sicológicas
En la demanda, patrocinado por el abogado José Mario Aguerrido, el árbitro planteó que sufrió daños físicos y secuelas psicológicas, por el temor de sufrir nuevamente agresiones, y se vio forzado por su estado a no aceptar designaciones para arbitrar encuentros de fútbol en ningún ámbito y categoría.
El daño sufrido lo condicionó y le generó un real estado de vulnerabilidad, lo que impidió que pudiera desenvolver satisfactoriamente con naturalidad y comodidad (como ocurría antes del hecho relatado) en actividades arbitrales o tarea vinculadas, precisó la demanda.
"En este caso, la gravedad del asunto se ha expuesto por las lesiones sufridas por el árbitro que no pueden aceptarse como parte de las reglas de juego del deporte. No puede aceptarse la posibilidad que, por el simple hecho de dirigir un partido de futbol, necesariamente un árbitro tenga que estar expuesto a situaciones de violencia, no solo verbal, sino también física, en especial cuando los futbolistas participes son menores de edad", argumentó.
Y alegó que tanto el Club de Macachín como la Liga Cultural de Futbol son responsables solidarios en relación a los daños reclamados, pues "su inacción llevó a la ocasión de un evento dañoso en perjuicio del suscrito en ocasión de un encuentro deportivo".
"La seguridad que debe brindarse respecto de un evento deportivo constituye una obligación de resultado, que se atiende garantizando tanto a los espectadores, como cualquier otra persona que participe en el mismo y que concurra al espectáculo organizado por el club anfitrión, en tanto que el espectáculo en si debe desarrollarse sin peligro y garantizan la indemnidad de todos quienes participan en el mismo (público en general, autoridades del encuentro, participantes del mismo, etc…)", completó.
En éste aspecto, no dejó pasar por alto que "la responsabilidad de La liga Cultural de Futbol reside en su calidad de organizadora de los eventos de ésta categoría entre otras y también en los beneficios que tales torneos le pueden reportar. El encuentro se realizaba en el ámbito de un torneo oficial celebrado en el marco de la competencia determinada por la Liga Cultural de Futbol quien por ello, asume un necesario control de la organización del espectáculo deportivo. No existen dudas que en el caso, ese control ha sido defectuoso y determino la ocurrencia del evento dañoso que motiva la acción".
Refirió que el club anfitrión, Atlético Macachín, que organiza, controla y es responsable de la realización del encuentro, tiene entre sus tareas la designación de las personas que deben controlar el ingreso y el egreso al campo de juego, la protección de los concurrentes al partido, y a las dependencias del estadio, la contratación directa en su caso del personal necesario para prevenir en su caso y asegurar el mantenimiento del orden y reprimir toda inconducta posible, como así también, la contratación de seguros.
La indemnización
En la demanda, el árbitro reclama 188 mil pesos por lucro cesante (no pudo arbitrar durante 26 meses luego de la agresión); 200 mil pesos por pérdida de chance (frustración en la carrera arbitral); 70 mil pesos por daño sicológico (debió iniciar tratamiento); 200 mil por daño moral; y por gastos de mediación 5.700 pesos. Fuente El Diario de La Pampa