La artesana , concretó su proyecto laboral al que bautizó “Viva la Vida”. Su local trasmite “buena Vibra” a la clientela
En su local se exhiben sus trabajos manuales y muebles restaurados. Es un ambiente que transmite energía positiva.
Vanina Kuhn es una exponente del género femenino que siente pasión por lo que hace. Es artesana, tiene 28 años y administra su propio emprendimiento denominado “Viva la Vida”.
Utilizó ese nombre inspirada en la obra de una reconocida artista universal. En su local se exhiben sus trabajos manuales y muebles restaurados. Es un ambiente que transmite energía positiva.
La emprendedora winifredense confesó que siendo “muy chiquita” se vinculó con las manualidades. “Cuando tenía 7 años mi abuela Irma Selinger me enseñaba a tejer y mi mamá Mary Weimberger es costurera de toda la vida. De ella aprendí muchísimo. Me acuerdo que cocía a mano ropita para las muñecas. Y a los 12 años, a mi primita le hacía creaciones en goma eva y cartulina para su cumpleaños”, rememoró.
Después de egresar del colegio secundario emigró a Santa Rosa donde trabajó en la artística “Grafito” dedicada al dictado de cursos de reciclaje, restauración de muebles y demás. Allí realizaba tres tareas: atendía al público, impartía el taller de reciclado para niños y a la vez se capacitaba. “Me perfeccioné un montón en cómo trabajar la madera, conocer la variedad de pinturas para pintar telas, vidrios, metales, aprendí las técnicas para hacer un falso vitro y muchas cosas más”, detalló.
De regreso a su pueblo, fue convocada para dar el taller de reciclado para niños en la Casa de la Cultura municipal. Mientras realizaba ese trabajo proyectaba su propio #emprendimiento. Cuando se decidió, gestionó un #microcrédito en el municipio, que le fue otorgado. Invirtió ese dinero en la compra de insumos y mercaderías, y en octubre de 2017 abrió su local comercial, ubicado frente a la fuente de agua de la plaza San Martín.
“Me gusta mucho la pintora Frida Khalo (mexicana) y una de sus composiciones pictóricas se denomina ´Viva la Vida´. Me inspiré en esa obra para bautizar mi negocio”, confió.
Cabe mencionar que expone y vende atrapa sueños, mándalas tejidas, guirnaldas de corazones para colgar en las ventanas, pulseras, además pinta cuadros y portarretratos. “Muchos de mis
trabajos no están en exhibición todo el año porque forman parte de los regalos especiales que me encargan para el Día de la Madre, del Padre, de los Enamorados, del Amigo. Y tengo mucha salida en los cumpleaños. Me solicitan suvenires, centros de mesa, banderines de tela, entre otras cosas”, enumeró. Asimismo afirmó que “soy muy prolija para trabajar y preparo cada pedido con mucho tiempo de anticipación”.
Su colaboradora es Daiana Iglesias, profesora de artes visuales. “Con ella pintamos mates. Cada una tiene su estilo, trabajamos juntas y nos damos una mano”, señaló. Otra de sus especialidades es la restauración de muebles. Ha restaurado percheros, mesas de luz, maceteros, sillas. “Es algo que me encanta”, dijo.
Fue consultada sobre si los winifredenses consumen artículos artesanales y en tal sentido respondió: “La respuesta de mis clientes es muy positiva, es más algunas cosas hechas por mí se venden mucho más rápido que ciertos productos comerciales”.
Al trazar un balance de su actividad, se sinceró al recordar que “cuando abrí no sabía si esto iba a funcionar, pensé que iba a durar seis meses. Hoy estoy tranquila porque la verdad que la devolución de la gente es muy óptima”. El contexto actual no la intimida. “Estamos en una situación económica recontra difícil, estoy pagando un alquiler, pero más allá de esta coyuntura yo amo lo que hago y siempre quise tener un negocio de este tipo. Me levanto todos los días con alegría para ir a mi local y siempre recibo halagos. Todas las personas que vienen me dicen ´que buena vibra hay acá adentro´. Eso me pone muy feliz”, manifestó y finalizó instando a los pobladores a que adquieran productos elaborados en el pueblo.
