El winifredense trabaja con responsabilidad y asegura “llevo la plomería en la sangre”.
Sus dos tíos maternos eran plomeros y trabajando con ellos durante su adolescencia aprendió instalaciones de gas, agua, cloacas y electricidad.
El 26 de marzo pasado, el vecino winifredense Néstor Mayer, cumplió 30 años consecutivos con el oficio de plomero. Cuatro días después celebró sus 49 años de vida en su hogar junto a su esposa e hija, respetando el aislamiento físico decretado por el Estado Nacional.
“Magu”, como lo conocemos en el pueblo, realiza su actividad laboral con la responsabilidad que lo caracteriza. “La plomería la llevo en la sangre”, afirmó el entrevistado.
Trabajando desde temprana edad con sus tíos maternos fue que aprendió todo lo referido a instalaciones de gas, agua, cloacas y electricidad domiciliaria.
Continuamente va perfeccionándose y sumando experiencia. Así pues recordó que tenía 14 años cuando dejó el colegio secundario y se fue a Santa Rosa a vivir y a trabajar con su tío Angel “El Mago” Herlien, quien lo ocupó como ayudante o aprendiz. “Estuve un año con él, me enseñó mucho y aprendí a valorar el trabajo. Aparte era consciente que si no tenía un estudio debía aprender un oficio para salir adelante laboralmente”, agregó.
Cuando regresó a su pueblo natal trabajó durante varios años con el plomero Ricardo “Zorrino” Herlein, su otro tío. Su familiar directo se casó el 10 de marzo de 1990 y se estableció en la capital pampeana.
El 26 de marzo “me largué por mi propia cuenta con apenas 19 años. Arranqué con una bicicleta y un balde de albañil como caja herramienta. Y con mucha incertidumbre. Me preguntaba si la gente iba a depositar su confianza en una persona tan joven más allá de que todos me conocían”. Sus dudas se despejaron cuando aparecieron las primeras “obras grandes”. “La primera instalación de gas natural la hice en la casa de Luis Núñez y la primera instalación de agua en la vivienda de ´Pichón´ Zimmerman. Pude demostrar que estaba realmente capacitado. Afortunadamente después se fueron sumando más clientes de Winifreda y otros pueblos y nunca paré de trabajar”, señaló.
Con el paso de los años fue adquiriendo las herramientas más necesarias y modernas como taladros, rotomartillo, una roscadora, termofusora, amoladora, entre otras. Para comprarlas invirtió recursos propios y tomó varios préstamos. “Estoy muy agradecido con Rubén Priotti, que siempre fue mi garante, desde mi primer crédito hasta el último”, lo ponderó al vecino.
Dio un gran paso cuando consiguió la matrícula de gasista otorgada por Gas del Estado. “Era lo que más quería”, dijo. Hasta ese momento trabajaba con la matrícula de su tío Ricardo.
Recién en 1994 compró su primera camionera a un vecino del pueblo. Durante 17 años trabajó en sociedad con su hermano Sergio, también plomero. Los hermanos Mayer realizaron instalaciones en obras ubicadas en esta localidad, Santa Rosa, General Pico, Mauricio Mayer y Colonia Barón. Después disolvieron la sociedad en muy buenos términos.
Cabe mencionar que la plomería le demanda varias horas del día. “En verano arrancamos a las 6 de la mañana y laburamos unas 10 a 12 horas diarias, en invierno algunas horas menos”, indicó Néstor quien tiene dos empleados. A ellos siempre les comenta que “con ocho horas se vive, trabajando más tiempo se progresa y con los años se ven los frutos, por lo menos en nuestro oficio”.
Además de plomero, Néstor se dedica a la #apicultura hace 25 años. Incursionó en esta actividad productiva motivado por su madre Elena. Comenzó con 30 colmenas y hoy tiene un stock de 1.000 distribuidas en distintos campos de la zona donde tiene “gente amiga”. El trabajador confesó que más adelante a una de las dos actividades laborales le destinará menos tiempo. “La elección va a ser difícil”, admitió, y finalmente envió saludos y agradecimientos a toda su clientela de varias localidades pampeanas por confiar en su mano de obra y asesoramiento.