NIÑOS Y NIÑAS PASAN LA CUARENTENA ENCERRADOS EN SUS HOGARES -
Desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio para prevenir la propagación del coronavirus, los niños, niñas y adolescentes fueron los primeros que se encerraron en sus casas.
Hace más de un mes que cortaron sus rutinas diarias con el exterior y dejaron de interactuar de forma personal con sus amigos y amigas y familiares. Mientras se analizan posibles esquemas de flexibilización (salidas reguladas) para los menores de 18 años ante la inminente extensión de la cuarentena, cuya fase actual culmina el 26 de abril, cabe preguntarse cómo los afecta el encierro, entienden lo que ocurre en el mundo en este momento, qué actividades realizan para que no se sientan resentidos de la situación actual, cómo canalizan sus impulsos y movimientos.
Buscando respuestas a algunos de estos interrogantes, el cronista Luis Barbaschi de RADIO COMPACTO habló con la asistente social Laura Minig, madre de dos varones de 8 y 13 años en edad escolar. Alvaro asiste a cuarto grado y Nicolás a segundo año del secundario. Viven en Mauricio Mayer.
La vecina consideró que “a esta altura de la vida nadie esperaba vivir una pandemia. Y el encierro se siente en estos pueblos chicos donde nuestros niños están muy acostumbrados al aire libre, a andar en bicicleta, jugar a la pelota, ir la plaza y todo eso de un día para el otro tuvieron que cortarlo. Incluso dejaron de ir a la escuela”. Desde entonces - y como ocurre en toda la provincia- sus respectivas maestras y profesoras les envían las tareas educativas por Whatsapp o correo electrónico con una determinada fecha de entrega para su corrección a través de la misma modalidad tecnológica. Hasta no hace mucho tiempo, los chicos hacían los deberes junto a sus amigos, a los que no ven desde hace más de 30 días. “Mi hijo más grande cursa el colegio secundario a la mañana, a las tres de la tarde se iba a la biblioteca con un par de compañeros, hacían toda la tarea y consultaban material. Después terminaban en la plaza o jugando al fútbol. Esa rutina la han cortado”, señaló Minig. “Claro que extrañan”, respondió ante una consulta puntual. “Ellos son de mucho andar y los adolescentes en particular necesitan estar en contacto. Atraviesan una edad con muchos cambios y esto del aislamiento creo que no les hace demasiado bien, pero les ha tocado y ahora utilizan las redes para comunicarse con sus amistades”, continuó.
Los infantes reciben un cúmulo de información desde la televisión y otros medios de comunicación. Por eso se le preguntó a Minig si sus hijos saben lo que es el Covid-19 y en tal sentido indicó que “desde el colegio también les han enviado material con respecto a ese tema así que están informados. Y lo más importante es que están concientizados incluso se han adaptado a la cuarentena mejor que un adulto. Tienen el deseo de salir, pero son conscientes que no lo pueden hacer, por eso buscan otras alternativas, inventan, innovan, para no aburrirse y transcurrir estos días”.
Varias actividades que antes realizaban en el exterior las trasladaron al hogar. Así pues tenían la costumbre de pernoctar en la colonia de vacaciones del Pro Vida, en cambio ahora lo hacen en el garaje. “Tenemos un patio bastante grande, tienen lugar para jugar al fútbol cuando el clima y los mosquitos lo permiten (risas). Además han armado una canchita de vóley y un aro de básquet. En el garaje han armado una carpa. Se llevan el colchón, las frazadas, el celular- infaltable- caramelos, linterna, como si fuera un campamento pero bajo techo. Y tocan instrumentos musicales como guitarra y bombo”, describió la madre, quien apuntó que un amigo de su hijo más grande pasa el tiempo haciendo huerta.
Interrogada sobre si el confinamiento reforzó el vínculo entre los hermanos, respondió que “siempre fueron muy unidos” y a su vez reveló un aspecto de la convivencia. “Como mamá me pasa que puedo dedicarme más a ellos. Soy empleada pública, sigo trabajando a la mañana y por la tarde tengo más tiempo para mis hijos porque están conmigo. Creo que les hace bien y lo valoran”, dijo.
Las calles de Mayer están vacías. “Todos los chicos nos han dado un ejemplo, son unos héroes, hoy en día no ves ni uno en la calle y la verdad que es muy gratificante”, consignó. En el final propuso “seguir con calma, haciendo lo mejor posible cada uno desde nuestro lugar y quedándonos en casa, no hay opción”.
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