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Lucho Ojeda el júbilo de un chofer municipal, las historias de un winifredense

  • Foto del escritor: Fernando “Catuto” Ojeda
    Fernando “Catuto” Ojeda
  • 4 may 2024
  • 16 Min. de lectura

Miguel Ángel “Lucho” Ojeda, se jubiló el 10 de enero de 2024 como trabajador municipal. Después de 35 años de trabajar en la Municipalidad de Winifreda, Lucho comenzó su júbilo.

Cronista: Fernando “Catuto” Ojeda

Yo nací el 26 de octubre de 1958, hace 65 años, en la casa de tu abuela y de tu abuelo, es decir en la casa mi tía Guillermina y del tío Pancho. El que atendió a mamá en el parto fue el Doctor Davor, cuando mi papá le preguntó que le debíamos le dijo “Pues nada, a mí no me deben nada” y papá que le dice, bueno algo va a querer tomar, que quiere tomar, entonces el Doctor Davor le dice “bueno en ese caso una cervecita”. Ahí mi papa fue casi al trote hasta el boliche “El Ta-te-ti” y le trajo la cervecita, envuelta en papel. El tío Pancho tenía una silla de madera debajo de la parra, ahí se sentó el doctor Davor. A cada ratito entraba a la pieza a ver como andaba mamá y yo. En el mes de octubre, un mes peronista. Los Ojeda somos todos peronista, la que más agarró es mi hija Romina, que ahora llegó a ser concejal. Mi mamá se llamó Marcelina Bustos pero todos en el pueblo la conocieron como “La Cacho” Ojeda, y mi papá se llamó Juan Carlos Ojeda, aunque todos lo conocieron como “Lito” Ojeda.


_ ¿Lucho ya que estamos, contanos un poco como fue tu infancia, cómo la recordás?

_Bueno mis padres estuvieron en un campo, en la sociedad de Melados Hermanos, hasta el año 1964, ahí me crie hasta los seis años. Después nos vinimos al pueblo, empecé la escuela primaria turno tarde, primer grado B, acá en Winifreda. Me críe en la calle, porque estaba todo el día jugando con los vecinos, antiguamente era así. Había muchos baldíos, poníamos dos palos y ya teníamos un arco. Jugábamos mucho a la pelota. Se hacían las canchitas en los baldíos, y ahí pasábamos los días.


_Lucho cuando ustedes se vinieron a vivir al pueblo, tu papá ¿entró a trabajar en La Lomita, la fábrica láctea de Winifreda?

_No, mi papá cuando yo nací primero trabajó en el horno de ladrillos del “Tolo” Adrover. Después le sale el trabajo en el campo de los Melado, después se vino al pueblo y seguía haciendo trabajos rurales con distintos chacareros, y también trabajó como albañil, hasta que en un momento entra en la fábrica láctea La Lomita que es donde después se jubila. Mi madre siempre fue ama de casa.


Mi niñez fue muy linda, fue una vida sana, éramos todos uno antes, nos juntábamos en familia. Los años transcurrieron, terminé la escuela primaria y seguí el secundario. Llegué a 4° año, no pude rendir 5°, porque tuve un accidente, ahí en el mismo barrio donde vivíamos.


Fue así, un día voy a comprar algo al almacén de Kenpel, donde hoy vive Carmen Gutierrez (viuda de Alcubilla). Ese día había llovido, voy a hacer la compra en alpargatas, en el frente de esa casa estaba un albañil trabajando, un tal Kisner, y como yo era medio amigo de este hombre, miro la máquina y veo que adentro la mezcla ya estaba lista, y le pego el grito, porque él estaba alejado “¿Te voy con la máquina que ya está lista la mezcla? Y él me dice “Si dale volcala” cuando yo la voy a volcar la máquina tenía corriente y ahí me quedé pegado… Y bueno… cuando desenchufa la máquina me expulsa y me tira como a mitad de la calle de donde estábamos. Doña Apolonia Mayer que vivía al lado de la despensa de Kenpel, sale corriendo y se va al taller de Fridel, ahí estaba el Beto Fridel, Apolonia le comenta y entonces Beto les dice “déjenmelo por mi cuenta, yo lo voy a salvar”. Beto salió corriendo, me acomodo la lengua, me hizo respiración boca a boca, y recuerdo que abro los ojos y lo veo, se me cierran los ojos y el me sigue dando aire y me salva. Recuerdo que empecé a gritar y a respirar. Me salvo. Logran pararme, medio trastabillo porque quedás con los músculos y nervios contraídos, en eso llega el doctor, me llevan en andas hasta mi casa porque vivíamos ahí nomás a la vuelta, me dejan en la cama, me ponen una pichicata y ahí me llevan a la clínica. El doctor era Curino. La cosa que por ese accidente yo no pude rendir, repetí el año. En ese momento quedo sorteado para el Servicio Militar. Cuando salí del servicio militar ya no me dieron ganas de retomar los estudios. Entonces empecé a laburar, laburé en la estación de servicio YPF de Moroni, hacía changas, me iba a los campos, hasta que en el año ´81 me caso. En la municipalidad entré en 1989. Del año ´82 al ´89 nos fuimos de puesteros con quien entonces era mi señora al campo de Matilde Marrón. Este campo queda en la zona de El Destino. Nos volvimos, porque por esas cosas de la vida cierta vez me lleva a dedo Elsa Araujo. Ella viajaba a dar clases a la escuela de El Destino. En ese viaje ella me comenta, me pregunta si no me gustaría ir a trabajar al pueblo. Para entonces nos había tocado la casa. Resulta que su compañero, Chique Cases (Néstor Osvaldo Cases) era el intendente, y le comentó a Elsa que había unas 3 o 4 vacantes. La cosa que al otro día lo voy a ver a Chique. Hablé con él, de tesorero estaba “Zorrito” Jacobi, que me dice “espera que Chique ya viene”. Cuando llegó Chique me dice “hola que haces Lucho, que esto que lo otro…” entonces le digo “mirá vengo de parte de tu señora, porque me dijo que tenés unas vacantes, o algo así” y me dice “¿Vos querés venirte al pueblo a trabajar?”, “Y en eso ando le digo yo”, “Bueno, ¿cuándo querés empezar?” porque así era El Chique, lo blanco es banco y lo negro es negro. Entonces le digo que si me daba trabajo me venía a fin de mes. Así fue como entré en marzo de 1989 en la municipalidad. Así fue que yo arranqué en el municipio con El Chique de intendente de Winifreda. En esa época cuando yo entré se hacía de todo, andaba con Arguello, con Maidana salíamos a vaciar pozo ciegos, hacíamos de todo, porque la municipalidad tenía un atmosférico, al tiempo me empezaron a dar un tractorcito para desmalezar. En esa época el capaz era “El Pata” Schamber. En obras públicas estaba Hugo Villalba.


Después en otros gobiernos llegué a manejar el camión regador, cuando el intendente fue Clemente Salvetti fui capataz durante 3 años. Pasó el tiempo, hice otras cosas en la municipalidad, y cuando Adriana García llega a la intendencia, me llama y me ofrece pasar a manejar una Champion o un colectivo. La cuestión que me quedé manejando el colectivo. Lo elegí porque me gusta, con el tema de las máquinas tenía que aprender muchas cosas, pero también yo estaba cansado de andar en los campos. A mí me gusta estar con la gente por eso elegí el colectivo. El colectivo te permite estar con los chicos, con los jóvenes, con ellos aprendí mucho. Empecé manejando “El Zanahoria”, así le habían puesto los chicos, porque el colectivo tenía colores naranjas como las zanahorias (Lucho ríe, sonríe).




_De hecho te jubilaste como chofer…

_Me jubilé estando como chofer, pero no me jubilé como chofer, porque no está estipulado en la provincia ese cargo. Pero si, estuve 28 años manejando como trabajador municipal. Anduve con todos, para todos lados, fue muy lindo. Feria de Ciencias, Juegos Deportivos Pampeanos, Fútbol Infantil, Futbol con los Mayores, tantos viajes, El Cumelén…

Trabajar con la gente me enseño muchas cosas, cuando uno sale con el colectivo, lo primero que tenemos en nuestra mente, en nuestra conciencia es que no llevamos tierra como en un camión, viajamos con gente, y cuando salimos está todo el tiempo presente ello. Salimos y tenemos que volver todos, porque los que se quedan también piensan en todos los que salieron y van a esperarlos a que vuelvan, todas esas cosas uno las tiene presente como colectivero. Pensemos en la cantidad de personas que moviliza un viaje con los abuelos (adultos mayores), hijos, nietos, tantas personas que están al momento en que salimos y van a estar pendientes durante el viaje hasta que volvemos…


_Lucho perdón que te interrumpa, pero ahora que comentas esto de los viajes que te ha tocado hacer con los abuelos, es decir los que solían estar en El Cumelén, me hiciste acordar de una anécdota que creo te tocó vivir con nuestro querido Isidro Lince, que hace poco se nos fue, cómo es esa historia del viaje a Pehuencó en que Isidro quedo encerrado un rato en la “combi”.

_Es cuando quedó atrás de los bolsos, (Lucho ríe suave, sonríe),…Yo estaba de Chofer, Luis Lang baja y cierra la puerta, Isidro pega el grito “estoy yo acá”, pero estaba atrás de todos los bolsos y Luis no escuchó, a Isidro se le vinieron los bolsos encima y no podía salir, pobre Isidro, se enojó, quería pelear. Y son anécdotas, eran viajes lindos, que se podían hacer porque el gobierno de La Pampa en marzo les daba a los grupos de El Cumelén de toda la provincia un fin de semana sin cargo. Ahí siempre estuvo a cargo, en ese centro vacacional recreativo, Vicente Labegorra que fue siempre muy atento y muy amable con todos. A mí me gustó siempre trabajar como chofer, fui un chofer que supo convivir con los pasajeros, yo hacía asado, era uno más con los grupos, claro que no se daba con todos los grupos, pero eso lo vas aprendiendo, el andar, la gente te va formando.

También aprendí con mi compañero, con el que anduvimos muchos kilómetros, muchos pueblos, “El Loro” Bernardo Komrovsky. Muy buena persona. Muy responsable. Anduvimos muchos años en colectivo, después con el transcurrir de los años se empezaron a traer las “combi”, porque el mantenimiento de un colectivo es mucho más complejo que el de una “combi”. Y hoy las “combi” son como un coche, nuestra municipalidad ha logrado tener casi todas las combi nuevas, son pocos los municipios que han cambiado combi como acá en Winifreda, uno lo sabe porque anda por todos lados, son cosas que se pueden observar de tanto andar, de charlar con los compañeros de otras municipalidades.


_Lucho me queda esta imagen tuya no solo de haber sido Chofer, sino cierto espíritu social, es decir alguien que realmente supo disfrutar de su profesión como chofer pero también como una persona que supo sumarse y ser parte de los diferentes grupos (jubilados, jóvenes deportistas, bailarines del grupo de danzas de foklore “Esperanza”, niños, maestras, profes...) con los que viajaste durante tus años de trabajo.

_Si claro, cuando salíamos de viaje ya en el cruce venía una abuela, un chico, una maestra o un profesor, con caramelos, mates, torta. Bueno por ahí mate no aceptaba porque uno cuando maneja tiene que estar concentrado, pero cuando parábamos ahí sí y se comparte el viaje.


_Bueno y también se nota que sos de prestar oreja, lo que después te ha convertido en un buen narrador.

_Correcto, y mira con la gente grande en los viajes, nos solíamos sentar debajo de una planta a matear, a charlar, cosas de antes, lo que han pasado en aquella niñez que yo no viví. Pero lo que si también si uno no lo vivió y sos de prestar atención, sino te tocó al menos la olfateaste, entonces uno piensa, mi padre le tocó tal cosa y uno aprendió algo de ello. Y de dentro de todo eso, uno después se arma algún cuento, que a mí no me falta, alguna anécdota, alguna cosita que después uno la dibuja un poco más (sonríe, ríe con picardía).


De hecho Oscarcito Puegher, me acompañaba a los viajes, gran compañero. Mirá tengo una anécdota de aquellos viajes. Fuimos a Pehuencó, antes de salir, Oscar me dice “Lucho ¿podré llevar el órgano? Siii, le digo, si hay lugar. En la baulera hay lugar, envolvelo bien con alguna cobija para que no se golpee ni se ensucie. ¡Que bueno!, dice Oscar, así les toco algo allá a los abuelos. Y ahí dice, ¡incluso vos podes cantar algo si querés!- La cosa que en Pehuencó a la segunda noche ya Oscar me dice, vamos a hacer un show- esa vez además de nuestro grupo de Winifreda había otro grupo de Santa Rosa, grupos de abuelos ¿no?-. La cosa que cuando terminamos de cenar, Vicente el encargado, siempre con buena onda nos dejó el salón abierto para que podamos bailar, cantar, en fin. Entonces Oscar me dice, vamos a hacer esto, yo te voy a dejar el órgano programado, vos te vas a poner al órgano y va a salir el tango La Cumparsita. ¿Te animás a hacer la mímica? ¡Y sabés como agarre viaje! Él me dice yo te dejo todo listo y te aviso que tecla apretar y ahí te largás. Y después apretás tal tecla para pararlo. La cosa que a la noche después de cenar se armó el bailongo, en un momento Oscar me presenta, les dice que hoy iba a debutar como músico, estaban todos expectantes, los de Winifreda no tenían idea de todo lo que preparamos con Oscar y los otros menos. La cosa que me largué como dijo Oscar, con toda las mímicas de alguien que sabe tocar el Órgano….Lucho ríe con ganas, en un momento Oscar se tuvo que ir afuera porque se descostillaba de la risa, la gente empezó a aplaudir, pedían otra, la canción empezó de nuevo hasta que por ahí le di a la tecla para pararlo…


_Lucho y anduviste mucho con El Deportivo Winifreda, con el equipo de los Juveniles de la Municipalidad de Winifreda, a los Juegos Deportivos Pampeanos…

_Si, anduvimos mucho, por tantos lugares. Los torneos de verano con la colonia de vacaciones…


_De los viajes que hiciste, recordás algún viaje largo que te toco…

_Una vez fuimos a Santa Fe con Fernando Putero, con un Mercedes Benz, 5 cilindros -un colectivo que había comprado Adriana García- sino salíamos con Fernando, salíamos con Daniel Grosky. En otra oportunidad fuimos con Fernando Putero a llevar a la delegación de La Pampa al Festival de Folklore de Laborde (Córdoba). Ahí estuvimos 7 días. Muchísima gente se reúne ahí. Una de las personas que viajo con nosotros fue El Bardino. Él era una persona que se levantaba muy temprano, mirá lo que me acuerdo, tomaba un cuadernillo con una lapicera, y se iba, por ahí se iba a una plaza, y ahí escribía, todas las mañanas, y hacía gimnasia en la vereda del hotel, eso todo en la primera hora del alba, antes de que empezara el bullicio de la ciudad. Muy dado con nosotros. A mí me gustaba escucharlo, tenía mucho conocimiento, sabía mucho, mucho de allá del oeste pampeano.


Otros viajes que hemos hecho han sido a Córdoba con el fútbol infantil. Hemos ido con vóley a San Luis. Hemos ido a Río Negro. Con la escuela hemos ido a las Sierras de Lihué Calel, 25 de Mayo, Las Salinas Grandes, tantos lugares. He conocido muchos lugares gracias a mi trabajo de chofer de colectivo, que si yo no hubiese tenido este trabajo no sé si hubiese podido llegar. Pero como colectivero y trabajador municipal si pude llegar. Conoces los lugares y hablas con tanta gente que por ahí empezás a recordar cosas, es muy lindo. Estoy muy agradecido de mi trabajo, con él pude sostener la familia, mi hija Romina pudo estudiar para ser Profesora en Educación Física, Claudio estudió en la Escuela Agro-técnica, Alíen estudió, después dejó porque se cansó y siguió trabajando….Es cierto que fue con otro tipo de economía, con otro gobierno, como el que pudimos tener en otros tiempos, pudimos vivir bien.

Lucho en un viaje de trabajo, el uso del barbijo remite a los tiempos de la pandemia de covid en los años 2020-2021

Lucho volviendo a lo que fueron tus años como chofer ¿alguna vez te tocó sufrir algún accidente como colectivero?

_Una vez, me acompañaba Daniel Grosky. El viaje fue al oeste pampeano. Allá por 25 de Mayo, Casa de Piedra, toda esa zona, a la vuelta se me revienta una goma delantera del colectivo. Hasta el día de hoy algunas personas que fueron a ese viaje se acuerdan de ese accidente. Cuando queda en llanta ya no se puede dominar el colectivo, que es pesado, grande, venía bien de todos modo, el colectivo agarra la arena, en el oeste allá, pasando Puelches (me acuerdo clarito del lugar), y bueno cuando agarró la arena el colectivo empezó a picar, a saltar, y pensé pueda ser que no se vuelque. Entonces me le prendí al volante, sin tocar el freno, por su puesto, cuando pasa esto Daniel Grosky que venía conmigo se pone en el pasillo y ataja a los chicos que la inercia los va tirando para delante, en un momento el colectivo se para entre la arena. Jarilla no quedó ninguna. No pasó a mayores. Ahora el tema es como sacábamos al colectivo de allá abajo, en medio de ese arenal. En ese viaje estaban como maestras Silvia Navarro y Alicia Macagno. En el momento en que ya pudimos ver que no había pasado a mayores con Daniel lo empezamos a bajar a todos. Una vez que estaban todos abajo, les pedimos a las maestras que retirasen a los chicos así podíamos trabajar tranquilos, porque siempre está el temor de que les pase algo a los estudiantes. Pudimos sacarlo de allá abajo, y no paso a mayores porque Dios nos ayudó, es cuestión de Fe que uno tiene también, al menos es como así lo siento yo. Una vez en la ruta pudimos observar mejor al colectivo, y no había pasado nada. En Puelches desde la comisaría de Puelches dimos aviso a Winifreda y también ante la policía de lo ocurrido y de que estábamos todo bien.


No sólo he trabajado como chofer, también he colaborado con las personas a cargo de acción social. Asistir a los abuelos, a tantas personas que la municipalidad asiste, y bueno yo como chofer llevaba lo que tenía que llevar. He trabajado llevando y trayendo los chicos que viven en la zona rural y que había que traerlos al colegio, a la escuela y después de nuevo al campo. Todo ello depende de un horario. Me levantaba a las cuatro y media de la mañana y a las cinco y cuarto ya salía para la ruta a buscar a los chicos de los campos. Para el lado de las antenas, al oeste, por la ruta provincial N° 10.


_Lucho vos sabés que el año pasado cuando trabajé como profesor en Eduardo Castex conocí a un chofer de Monte Nievas y siempre me preguntaba por vos a ver si ya te había salido la jubilación, en fin, te mandaba saludos, contame un poco como se dio la relación con los choferes de otros pueblos.

_La relación que se dio entre los choferes de otros pueblos de La Pampa como con los de otras provincias siempre fue muy buena, muy linda. Porque cada vez que se producían los encuentros de PAMI, Cumelén, Juegos Deportivos Pampeanos, siempre terminábamos juntándonos todos. Los choferes de las municipalidades nos hicimos conocidos casi todos. Entonces una vez al año nos juntábamos todos, y lo hacíamos una vez en cada pueblo. En medio de esas juntadas siempre había anécdotas, algún cuento, alguna guitarra, acá en Winifreda me tocó recibirlos, en aquellos años nos juntamos en la Cancha de Bochas.


Lucho como bochofilo junto a Marcela Schwindt y “El Colorado” Koller.

Lucho sostiene que lo que más va a extrañar son los viajes con los grupos a diferentes parte de la provincia y del país, sostiene que él se crió en el barrio de El Molino, que cuando llegó a su actual casa al barrio le dijo desde el principio El Barrio las vías, porque ahí frente a su casa pasaban las vías que llegaban hasta el taller de Tito Nunia, este tramo de vías eran las que servían para dar vuelta la máquina del tren de carga o el de pasajeros y así retomar el viaje a Buenos Aires.

_Yo le puse el Barrio Las Vías porque para uno de los torneos de fútbol nocturno que antes se le decía “Papi Fútbol” habíamos armado un equipo de fútbol. Entonces teníamos que ponerle un nombre al equipo y ese fue el nombre, Barrio Las Vías. Algunos no quisieron jugar porque yo había conseguido la remera de Boca Juniors. Había uno de River y no se la quería poner, este vecino era El Turi Pacheco, entonces lo pusimos al arco (Lucho larga la risa llana y alegre). Algunos de los que conformaron el equipo fue Luchi Petengaizer, Mingo González, Manuel Schall, y de otros no me los acuerdo.

Lucho con compañeros de trabajo de la Municipalidad de Winifreda

Lucho, entre otras cosas además de haber sido trabajador municipal, fue parte de los Bomberos Voluntarios de Winifreda, fue parte del Fútbol infantil del Deportivo Winifreda, ha sido parte de los mozos de Winifreda, con el servicio de la sub comisión de Bochas de del Club Social y Deportivo Winifreda, donde además fue jugador de Bochas, fue parte de la sub comisión con quien comenzó a colaborar a los 14 años. Lucho fue bochofilo, incluso llegó a ser presidente de la Sub Comisión de Bochas.

_Sabés que observo yo, que acá la ventaja que tenemos que somos un pueblo solidario, hay algo que es el espíritu de pueblo, donde siempre va a haber comisiones, sub comisiones, cooperadoras, es un espíritu de un pueblo solidario, hay voluntariosos y hay gente capaz, que sabe que ha estudiado y todos dan una mano o están dispuestos a formar parte de algún grupo para lo que se necesite. Hay que aprender, los oficios por ejemplo, aprender a ser mozo, no todos lo saben, ser parrillero porque no es lo mismo hacer un asado para 10 o 20 que para 200 o 300 personas. Vender rifas, y los nuevos se tienen que hacer…se precisan siempre diferentes personas para diferentes actividades. Yo siempre digo, el pueblo no es muy grande, pero este pueblo tiene un movimiento social impresionante. Yo he andado por muchos pueblos, en Winifreda si querés vóley hay, fútbol infantil, ahora también Newcom, hay fútbol de juveniles y primera. Un día se conformó un cuerpo de Bomberos Voluntario, logramos abrir un cuartel de Bomberos, que con el tiempo se volvió referencia para otros pueblos. Empezamos allá a la entrada del pueblo, Ignacio Martín nos prestó lo que había sido la casa de su padre, recuerdo que lo pintamos todo de blanco, el portón de color rojo, me estoy acordando entre tantos que uno de los que se sumaron fue Minutta el aviador, así empezamos, teníamos una cisterna que nos donó la cooperativa, el Cholo Minutta ponía la camioneta, y salíamos a apagar fuegos a las banquinas, y poco a poco fuimos haciéndonos del vestuario, nos fuimos formando, hoy en día el cuartel de bomberos de Winifreda es un ejemplo en la provincia. Yo estuve pocos años, no pude seguir, por mi trabajo de Chofer en la municipalidad.


_Lucho ¿ya te hicieron algún reconocimiento o despedida como trabajador municipal jubilado?

_Bueno el 8 de noviembre la intendenta Adriana García nos hizo el asado por el Día del Empleado Municipal. Y ese día me cantaban, jubilado, jubilado…Ese día la Municipalidad me regaló este termo con este mate, me lo entregó la señora intendenta de Winifreda.

Estoy muy contento con mis años de trabajador municipal. Fue una gran parte de mi vida, junto con mi familia que también es mi vida. Mis nietos, que los quiero con locura, el nieto mayor se llama Lautaro tiene 10 años, que es hijo de Claudio, después está Giuliano de 6 años, hijo de Romina, al igual que Giana de 3 años. Bueno y Alíen no tiene hijos, lo cargamos igual pa que nos traiga un nieto o nieta (Lucho vuelve a reír como un abuelo, como un trabajador jubilado).

Lucho Ojeda con el termo y el mate que la Municipalidad de Winifreda le obsequió a través de la Intendenta Adriana García

Lucho Ojeda es parte de la historia de nuestro pueblo Winifreda, porque los pueblos se construyen entre todos, en solidaridad con sentido comunitario, con el laborioso trabajo de un Estado que obra con sentido público y popular.


Lucho sobre el final nos contó que además fue parte del elenco actoral en la obra por los 100 años de Winifreda, donde actuó como comisario y como doctor. Esta obra se presentó en la sede del club social y deportivo Winifreda, en dos oportunidades. Lucho Ojeda vive en el barrio Las Vías, como él lo llamó, al lado de la peluquería de “El Cholera” Ballester. Lucho Ojeda también es un ferviente hincha de Boca Juniors, vive en cada historia que muchos de nosotros le hemos escuchado contar y en las que vendrán…


Los pueblos somos las historias que contamos.



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