- Por Luis Barbaschi -
« UN SONIDO QUE ME ATRAPA Y ME APASIONA »
Lili Hecker es la única vecina winifredense que toca el acordeón a piano. Su relación con ese instrumento comenzó desde muy jovencita.
Tenía apenas 13 años cuando empezó a estudiar música en Colonia Barón con el maestro Alejandro Yicarean. “Mi abuelo Pancho me llevaba a clases dos veces por semana”, recordó Lili. “Tenía mi propio acordeón marca Scandalli de 80 bajos”, añadió. Los primeros temas musicales clásicos que aprendió a tocar fueron “Motivo Suizo”, “Olas del Danubio” y “Desde el Alma”. “Todavía conservo las partituras”, rememoró.
El abuelo "Pancho" quedaba encantado cada vez que veía a su nieta tocar el acordeón con tanta felicidad, por eso, la ayudó económicamente para que pudiera renovar su equipo. De esa manera, Lili adquirió un Scandalli de 120 bajos. Antes, las chicas que cumplían 15 años festejaban junto a sus familiares más directos. “Cuando cumplí esa edad tuve que tocar para todos mis parientes y quedaron sorprendidos. Mis padres, cada vez que iban a visitar a algún conocido, me llevaban para que tocara el acordeón. Ellos siempre se sintieron muy orgullosos de mí y me apoyaban”, siguió recordando.
A los 17 años, la mujer se recibió de profesora de música, pero no ejerció la docencia. Más tarde, el destino la unió en pareja con el vecino "Beto" Stark, quien tocaba la batería. Juntos empezaron a animar fiestas familiares como cumpleaños y casamientos. La pareja actuó en los clubes chacareros de La Delfina, Bajo Palomas y Lote XIII, hoy lugares inactivos en la zona rural de #Winifreda. También llevaron sus melodías por Eduardo Castex, Colonia Barón y Mauricio Mayer. Desde el año 1980 hasta 1987 tuvieron actuaciones casi todos los fines de semana. “Cuando mi señora estaba embarazada de seis meses tocamos en el Club de González Moreno”, acotó "Beto" mientras miraba fotos de su esposa en la juventud.
En 1982, Lili dio a luz a su hijo Silvano. Después de unos meses de reposo, marido y mujer volvieron a la actividad. “Silvano cuando empezó a caminar nos acompañaba a los shows y muchas veces se quedaba al costado del escenario con algún familiar conocido”, contaron sus padres. Lili ejecutaba rancheras, valses, cumbias y el público bailaba hasta altas horas de la noche. Consultada cuáles eran los temas de moda en aquellos años, respondió: “Uno de los más solicitados era Trigo Verde. Vivimos tiempos en que la gente se divertía sanamente”, dijo.
En la década del ochenta, los invitaron a formar parte de una carroza en los carnavales de Winifreda. Lili tocó el acordeón disfrazada con su esposo en la batería. “Se necesita mucha practica para ejecutar este instrumento de manera correcta. Yo todavía me ejercito para no perder la costumbre. Es más, hace poco cumplí años y en la fiesta toqué el acordeón. El sonido que generan sus teclas me atrapa y me apasiona”, finalizó la vecina mientras posaba para la foto.