- Por Norberto G. Asquini -
Transitamos la “nueva normalidad” y en la política pampeana se empiezan a observar los rumbos que van tomando oficialismo y oposición. La pandemia y la agenda nacional marcan los tiempos tanto del Frejupa como de las demás fuerzas. ¿Cómo se están moviendo?
Los que avanzan
Empecemos por el oficialismo. El gobernador Sergio Ziliotto fue acelerando su legitimación y su propia construcción política en paralelo a la emergencia por la pandemia del Covid-19. Se encontró de frente con esta crisis, apenas comenzaba a andar. El manejo de la política sanitaria le sumó capital político. En estos meses fue concentrando también poder, ya asumiendo que va a ser el presidente del PJ, pero también frente a las y los intendentes. Lo que viene con la pospandemia es la recesión y la necesidad de un Estado aún más presente. Ziliotto adelantó plata para aguinaldos y está enviando fondos para obras. Reconstrucción es la palabra que se usa de la mano de la reactivación a través de la obra pública, sobre todo cuando los municipios están atrapados por la crisis: tienen una mayor demanda social y a la vez una baja de la coparticipación por la caída de la actividad económica. Nada muy distinto a lo que ocurre en todo el país.
En Diputados la dinámica del oficialismo sigue siendo la de aprobar las iniciativas del gobernador y darle de esta manera más espalda al mandatario. No va a cambiar mucho del perfil que ya venía teniendo con el Ejecutivo. Hay un bloque variopinto, que es el espacio donde queda plasmada la heterogeneidad interna del frente peronista. En el terreno, la alianza vernismo-kircherismo es la que avanza, mientras ex jorgistas y marinistas tratan de sostenerse frente a la nueva configuración del PJ.
Los que rompen
¿Cómo se está manejando la oposición? Va avanzando según se despeja el escenario nacional: luego de un atípico por las circunstancias extremas consenso, las partes de la grieta vuelven a calentar el clima. En La Pampa los más activos son los macristas. Se movilizaron por los cargos de las fuerzas opositoras en los organismos con participación estatal como Pampetrol. La primera minoría son los radicales y ya tienen sus lugares, pero ahora hay que definir los de la segunda. Para el PRO, son ellos por cantidad de diputados; para Comunidad Organizada les toca por ser la tercera lista en las elecciones, antes que se separara el ex Cambiemos.
La mayor novedad política, o mejor dicho lo que fue la formalización de una decisión que estaba anunciada antes de las elecciones, fue la fractura del bloque de CO. Una fuerza que en tiempo electoral rejunta sectores disidentes al peronismo detrás de un personalismo autocrático. Una fuerza reactiva y oportunista. Así como los une la oposición al PJ, la disolución está en su esencia. El matrimonio Tierno-Fonseca es una Pyme política, siempre solos y en soledad. La mayoría de quienes se les acercan terminan rompiendo: ya ocurrió con otros bloques donde estuvo la diputada Fonseca, con los concejales de Santa Rosa y hasta con candidatos que se bajaban antes de las elecciones de sus listas. La ruptura de ese bloque es otro dato a favor del PJ. Los lugares para la segunda minoría en los organismos ahora están en duda que sea para CO y el Frejupa suma otro aliado, quedando muy cerca de los dos tercios.
¿Agenda nacional o provincial?
A diferencia de CO, el macrismo supo mantenerse unido a pesar de su heterogeneidad y de los golpes recibidos por los dardos cruzados de peronistas y radicales, y de la dura derrota de 2019. No es que no haya discusión en su interior. La hay entre los que hacen una autocrítica del gobierno de Macri y los que todavía “pasan factura” por lo ocurrido en la campaña. También entre quienes quieren “romper todo” al estilo Bullrich con sus críticas al presidente Fernández sobre la cuarentena, y los que prefieren guardarse porque sería también apuntar contra Horacio Rodríguez Larreta, que sostuvo una estrategia de consenso entre Nación y PBA para contener a la pandemia. Si bien entre los diputados hubo disenso cuando se trató la ley que multa a quien no usa tapabocas o a los comercios que no se apeguen a los protocolos, esas diferencias son más entendibles: dos de los cuatro legisladores dieron su apoyo a los comerciantes, si bien eran momentos de votar en conjunto con el resto. Hay también quien juega a romper hacia adentro, como las maniobras que ejerce una minoría del PRO en la que se encuentran dos ex diputados.
Los macristas son los más opositores y la agenda nacional los favorece para confrontar con el peronismo provincial desde un plano más ideológico. Así se los vio a sus dirigentes encabezando las manifestaciones del sábado 20 en defensa de la propiedad privada y las instituciones, se justifican. Las protestas tuvieron un claro signo ideológico, como indica Beatriz Sarlo, para citar a alguien crítico al gobierno nacional, quien dijo que fue un sector que “fantaseó que lo de Vicentin podía llegar a terminar en sacarle un departamento de 70 metros cuadrados a los manifestantes, lo que es inverosímil”. La decisión de expropiar Vicentin fue leída por la oposición en clave peronismo-populismo-comunismo, como analiza Adriano Peirone en El Dipló. Lejos se está de la venezuelización que se agita como argumento. Tanto el primer peronismo como el kirchnerismo recurrieron a estatizaciones selectivas y en el marco de sus respectivos climas de épocas. Y también lo hará Alberto: la actual crisis está haciendo repensar los límites de lo posible, indica el analista. Agitar el “modelo Venezuela”, más que una realidad, sirve como relato a la oposición antiperonista, antikirchnerista y antipopulista para argumentar de su lado de la grieta.
Los radicales pampeanos se mostraron más moderados. En la Legislatura, la línea fue acompañar al gobierno provincial en esta etapa para afrontar la crisis actual. “Preferimos ser una oposición constructiva, priorizar los consensos y ver qué necesita el gobierno provincial, siempre en temas administrativos y de gestión. Ser útiles en vez de hacer solo oposición”, indica uno de los consultados. La propia dinámica legislativa llevó a que no haya debates insalvables y las leyes salieran casi todas por unanimidad. Igualmente, la crítica que deslizan es que hay proyectos de la oposición que son frenados, un clásico de la Cámara de Diputados.
La agenda provincial une, la agenda nacional confronta. Tiempos políticos en momentos de un lento y todavía precario ingreso a la nueva normalidad pospandemia.