Un estudio ambiental a nivel de cuenca del proyecto Portezuelo del Viento revelará que la actual cuenca del río Colorado no es la misma que estudio el Instituto de Tecnología de Massachussets en los años 70 y por ende, que urge revisar el Tratado del año 1976, en particular en lo referido a la distribución de caudales y a la forma de gestionar el río y su cuenca.
Así lo consideró el doctor José Gobbi, un licenciado en Recursos Naturales y doctor en Economía Ambiental que entre 2018 y 2019 coordinó el trabajo de revisión que un grupo de profesionales de la Universidad Nacional de La Pampa realizó sobre el avance y conclusiones alcanzadas por el Estudio de Impacto Ambiental Regional (EIAR) que el #Coirco había encomendado a las Universidades Nacionales del Litoral y de La Plata sobre la represa Portezuelo del Viento. «En nuestro informe final sobre la revisión que se nos pidió del EIAR, nosotros ya dijimos que había que analizar nuevamente el Programa Unico de Distribución de Caudales», comentó Gobbi cuando LA ARENA le consultó su opinión sobre lo sucedido el viernes en la reunión del Consejo de Gobierno del #Coirco.
La revisión que coordinó Gobbi encontró una enorme cantidad de falencias en el desarrollo y resultados del Estudio ambiental, lo que permitió al gobierno de La Pampa impugnar ante el #Coirco ese Estudio de Impacto Ambiental y sostener que no se había cumplido con esa obligación legal. Esa sólida postura pampeana permitió que el tema vuelva a debatirse y los gobernadores que antes apoyaban a #Mendoza, ahora consideren que urge hacer nuevos estudios para determinar las consecuencias de la represa.
«Un buen Estudio de Impacto Ambiental para Portezuelo, de escala regional, para mi va a tener dos conclusiones. En primer lugar y como hemos dicho muchas veces, que ésta es otra cuenca y es otro río. Consecuentemente el proyecto como está planteado, una megarepresa para un aprovechamiento multipropósito, no es viable desde el punto de vista económico ni es viable desde el punto de vista ambiental. Los costos para la sociedad, incluso la mendocina, son más altos que los beneficios».
Revisión del Tratado.
Un segundo aspecto que, a juicio de Gobbi, saldrá de un nuevo estudio será «indudablemente la necesidad de una revisión del Tratado (del año 1976)», aseguró. «Hay que volver a pensar, bajo los paradigmas de conocimientos actuales, de dinámica ecológica, de situación de cambio climático, rediscutir cómo podemos gestionar, y digo ‘gestionar’ y no ‘manejar’, el río Colorado. Eso me parece que son las dos conclusiones probables que saldrían de un estudio bien hecho».
Sorprendido por las declaraciones de políticos y especialistas que hablan sobre los supuestos beneficios que tendrá la represa, Gobbi se atrevió a afirmar que «nadie se ha tomado el trabajo, excepto nosotros, de leer los reportes técnicos, y si yo fuera mendocino y leyera esos reportes técnicos, estaría preocupado por la manera en la cual está planteada Portezuelo del Viento».
«Me doy cuenta que nadie ha leído los reportes, porque sino no dirían las cosas que están diciendo», disparó.
«Yo creo que repiten un libreto y de tanto repetirlo se lo creen. El problema que tenés es que cuando vas a los hechos, con los datos que tenés de la realidad y del contexto, muchas de esas afirmación no tienen sustento técnico, y nadie se ha tomado el trabajo de leer documentación generada por los mismos sectores que supuestamente apoyan la represa», insistió.
Perspectiva técnica.
Al analizar la solidez que tuvo el peritaje realizado por la Universidad Nacional de La Pampa a pedido del gobierno pampeano, Gobbi comentó que «cuando nosotros como universidad asumimos el compromiso de hacer la revisión del trabajo de las universidades del Litoral y de La Plata, hicimos la aclaración que nuestra revisión iba a ser desde la perspectiva técnica y que si los resultados que daba el Estudio de Impacto Ambiental eran que Portezuelo del Viento era ambientalmente amigable y que los beneficios eran mayores que los costos, no íbamos a tener ningún inconveniente en decirlo».
«Ese fue el acuerdo que se tuvo: ‘nosotros vamos a actuar como universidad, vamos a hacer una revisión técnica y como tal seremos objetivos e independientes’. Nunca tuvimos presiones por parte de la Provincia y no entramos a analizar el EIAR con una posición preasumida», aseguró.
«Por lo contrario, nosotros entramos en esta empresa con la idea de ‘qué bueno que se hace un Estudio de Impacto Ambiental para poder contestar a todas y cada una de las dudas que se tienen en cuanto a la sostenibilidad económica y ambiental de Portezuelo del Viento’. Incluso -recordó- nuestro primer informe fue una revisión del plan de trabajo que presentaron las universidades nacionales, con un montón de sugerencias desde el punto de vista metodológico y aportes de bibliografía, para ayudarlos a que hicieran un buen Estudio de Impacto Ambiental». La Arena