En una esperada actualización climática, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) trajo alivio a los productores agrícolas argentinos, quienes desde abril se habían preparado para una temporada marcada por sequías y escasas lluvias debido a un anunciado fenómeno de La Niña. Sin embargo, el nuevo pronóstico indica que La Niña, prevista para desarrollarse hasta marzo, será débil y de corta duración, lo cual modifica las expectativas agrícolas en todo el país.
Según el reciente informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), el inicio tardío y la menor intensidad de La Niña han permitido que las lluvias en noviembre sigan un patrón normal, beneficiando especialmente a las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Entre Ríos. Entre el 2 y el 3 de noviembre, un sistema frontal recorrió estas áreas desde el sudoeste hacia el noreste, dejando acumulados de lluvias importantes en las zonas de mayor humedad.
¿Por qué una “Niña débil” es tan esperada?
Para los productores argentinos, una versión menos intensa de La Niña representa mejores condiciones de humedad en el suelo y una menor amenaza de sequía severa, facilitando así la preparación de la próxima cosecha. “Los datos actuales muestran que La Niña se ha debilitado, pasando de una amenaza grave a una versión leve,” afirmó Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la BCR, en diálogo con Alfredo Elorriaga, consultor en clima. Esta perspectiva ha sido respaldada también por entidades internacionales como la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el International Research Institute for Climate and Society (IRI), quienes proyectan una Niña débil y transitoria.
La influencia de los océanos en el clima argentino
El Atlántico cálido es otro factor positivo. Con una anomalía de temperatura en el océano Atlántico cercano a las costas sudamericanas, se espera que esta reserva de humedad juegue a favor de la región pampeana durante el verano. A la par, el calentamiento en el mar Mediterráneo ha sido una señal de la energía acumulada en el sistema atmosférico global, que no solo afecta a Sudamérica, sino que ha provocado eventos climáticos extremos en otros continentes, como la gota fría (D.A.N.A.) en España.
Un alivio inesperado y la promesa de un verano neutral
Desde el sector agropecuario, los nuevos datos auguran un verano menos desafiante de lo previsto inicialmente. La conjunción de una Niña moderada y la acumulación de lluvias de octubre refleja un escenario mucho más favorable que el proyectado a inicios de año. Con el ritmo actual, se espera que hacia marzo el clima regrese a condiciones de neutralidad, lo cual podría marcar una recuperación progresiva para los cultivos y pastizales en vastas zonas agrícolas del país.
Este escenario alentador, aunque sujeto a variaciones climáticas, significa un respiro para el agro argentino y, en general, para la economía agrícola nacional, dependiente de la estabilidad climática para la productividad y la eficiencia del sector.