Gabriel Coronel, un vecino del barrio santarroseño de Villa Germinal, salió a reclamar justicia luego que una banda del barrio le faenara su caballo de andar.
El perjudicado, un empleado del EMSHU de 27 años, denunció que en la seccional Segunda “le dieron vueltas” y no le tomaron la denuncia, que finalmente quedó radicada en la División de Seguridad Rural de la Policía de La Pampa.
Lamentó que siguen pasando los días y los presuntos responsables aún no fueron citados por la Policía. “Me duele mucho ver cómo quedó mi caballo y quiero justicia. Me dijeron que los ladrones cambiaron la carne por droga”, reveló.
Coronel recordó que el episodio ocurrió el 25 de setiembre, cuando se encontraba en su trabajo. Lo había dejado atado cerca de su casa, en Francia al 3.400. Detalló que era un caballo alazán de cuatro años, del tipo cuarto de milla, que había adquirido y amansado oportunamente. “Éramos tan compinches que me relinchaba cuando me veía regresar a casa”, contó emocionado.
“Aquel día, cuando volví y no lo encontré, noté enseguida que algo le podía haber pasado porque siempre se hacía notar desde lejos”, resaltó. Enseguida inició una búsqueda intensa por el barrio pero también por otros sitios, incluso acudió hasta el basurero pero no logró encontrarlo.
En medio de todo eso, acudió en vano a la seccional Segunda para denunciar el episodio. “Me recibió un policía que se negó a tomarme la declaración aduciendo que no contaba con los papeles del animal. Si bien no me pareció una respuesta muy apropiada me tuve que retirar”, dijo a Diario Textual.
Pero su búsqueda siguió por “todos lados”. Un día, a dos cuadras de su vivienda, advirtió que una vecina contaba con un dispositivo de cámaras de seguridad. Le hizo el comentario de lo sucedido y vio a través de las imágenes a dos muchachos corriendo caballos, uno de ellos era el suyo. También observó un Clío azul y una F-100 blanca que actuaban con los dos jóvenes. Por ese entonces, un amigo le mandó un mensaje diciéndole que había descubierto quiénes le habían robado el caballo. “Fui a verlos y les pregunté, pero lo negaron”.
El 3 de octubre, otro amigo, le transmitió la peor noticia. Había encontrado los restos del equino sobre la ruta nacional 35. “Lo despostaron, pero era mi caballo. Lo reconocí por el corte de pelo, además había una pata delantera, una oreja y la cola”, describió Coronel. “Quiero justicia. Qué paguen por lo que hicieron”, exigió.
Reveló que los supuestos autores son un grupo de seis personas, aunque sólo cuatro tendrían responsabilidad en el caso. “Están avanzando mucho. Matan vacas, cambian la carne por droga. Por ejemplo, la mitad del caballo la cambiaron por droga y la otra mitad la hicieron milanesas para vender”, concluyó. Diario Textual