EL OTRO CAMPO
El aumento de costos, la inflación, la devaluación y un cambio estructural de la actividad fueron las principales razones por las cuales se cerraron en el país casi 1000 tambos durante 2019.
Según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (#OCLA), la reducción del número de establecimientos lecheros fue de 8,7% respecto del año anterior. «Del precio de cada litro de leche, entre el 42% y el 43% son impuestos. Pero el cierre de los tambos es una sumatoria de muchas cosas: el mercado internacional y los precios del #consumo interno», dijo Jorge Giraudo, director ejecutivo del #OCLA.
«En cada #devaluación se elevan los costos de los tambos. Suben los precios de los agroquímicos, semillas y repuestos de maquinarias que son componentes importados y se compran en dólares», agregó el director ejecutivo de #OCLA que también adjudicó la situación a a la falta de financiamiento para producir.
Sobre cómo ven al sector para este año, Giraudo agregó que las medidas tomadas por el Gobierno van a afectar a los tamberos, por el incremento de los impuestos en Bienes Personales, Inmobiliario rural, Ingresos Brutos y tasa vial «Todos estos #impuestos van a pegar muy fuerte», dijo.
Otro factor que influyó en la caída fueron las inundaciones en las cuencas lecheras. «La gente ha tenido que sacar las vacas por falta de infraestructura hídrica. Las han tenido que vender y éstas han terminado en frigoríficos», agregó el ejecutivo. Según el informe de la #OCLA, la cantidad de tambos registrados en el 2018 era de 11.273 mientras que en el 2019 ese valor se redujo a 10.287.
El analista económico del sector lechero, José Quintana coincidió en que la caída en la producción de leche durante el primer trimestre de 2019 se debe, primero ,a un problema climatológico, pero también aludió que la reducción en la producción venía de hace unos años con la devaluación del país. «Sin dudas (la reducción de los #tambos) se dio por la situación económica del segundo semestre de 2018. Hay una tendencia hacia menos vacas y a la concentración de la producción en menos tambos. Es un fenómeno mundial que acá se aceleró por las crisis económicas», explicó.
Reglas comerciales
La productora Andrea Paserini, en tanto, opinó: «además de la descripción de toda la #macroeconomía y de la rentabilidad negativa que tuvimos los #tamberos hasta marzo de 2019, donde se empezó a revertir la situación en valores para el tambo, existe una unificación de precios de parte de la industria de todos los compradores de leche cruda».
Según la tambera, las reglas comerciales de la actividad no son aplicadas. «Nosotros somos entregadores de leche y no sabemos qué precio vamos a cobrar a fin de mes cuando estamos terminando de entregar la leche a la industria, sea una #pyme o una industria grande», dijo.
«El negocio de la leche cruda hoy no es negocio. En 2019, la Argentina produjo por más de 10.300 millones de litros, lo mismo que en 1999. El indicador es gravísimo. Se está destruyendo el rodeo lechero nacional de una manera progresiva», advirtió.
Para Paserini, la #lechería argentina tiene que exportar más, si no se va a ir achicando progresivamente. «El consumo interno es de alrededor de 8500 millones de litros por año, contra 10.300 millones de litros que se producen, si la exportación no tracciona se satura el mercado interno y los industriales cazan en el zoológico. A la larga perdemos todos porque sin vacas y sin tambos el resto de la cadena se queda sin materia prima, sin leche cruda», advirtió.
En el período registrado, también se puede observar una reducción de 102.862 cabezas de ganado lechero.»La cantidad de leche es menos porque son menos vacas. En 2019 hubo un 5% o 6% menos que el período pasado por los tambos que se cierran todo el tiempo. De esa cantidad, hay un porcentaje que van a frigoríficos y a otros tambos», justificó Giraudo.
Durante 2019 se produjeron 10.343 millones de litros de leche, lo que significó una baja de 184 millones respecto de 2018. Esto se debió a los «elevados índices de temperatura que se registraron en Santa Fe y Córdoba, lo que generó un estrés térmico de la vacas», según el director ejecutivo de #OCLA. (La Nación)