Los principales diarios de noticias económicas del país nos desayunaron ayer con la noticia de la declaración de convocatoria de acreedores de la empresa Molino Cañuelas, dueña de marcas conocidas como los bizcochitos 9 de Oro, las galletitas Paseo o la harina Pureza.
La firma es la propietaria actual del molino harinero de la localidad de Realicó, en el norte pampeano, donde trabajan alrededor de 40 personas en forma directa.
Según el sitio especializado Bichos de Campo, «los descalabros financieros del grupo tienen una extensa trayectoria». Indicaron que en el año 2016 comenzó a gestarse el problema que finalmente derivó en el concurso. «Ese año los integrantes de la familia Navilli decidieron encarar un proceso de reorganización societaria por medio del cual concentraron bajo el control de una sola compañía (Molino Cañuelas) todas las empresas y negocios que, si bien pertenecían a diferentes miembros de la familia, se gestionaban de manera independiente», explicaron.
Salvataje.
La empresa tomó entonces el control de Molca (Terminal Las Palmas), Compañía Argentina de Granos (Cagsa), Cañuelas Pack, Megaseed y los molinos Cañuelas Uruguay, Florencia y Americano, entre otras firmas. Esa enorme inversión, explicaron, se sumó a la que ya habían realizado un año antes para comprar los molinos Trigalia a la filial argentina de Cargill.
«Pero lo que pretendió ser un «salvataje» de algunas empresas familiares en situación comprometida, terminó provocando un problema mayúsculo: el primer balance informado del grupo consolidado, correspondiente al período comprendido entre diciembre de 2016 y agosto de 2017, arrojó una pérdida de 505 millones de pesos (por entonces unos 29 millones de dólares) sobre una facturación total de 20.453 millones de pesos. Y terminó además con un patrimonio neto negativo de 757 millones de pesos», informó BdC.
Oferta de acciones.
En ese contexto, ya en noviembre de 2017, los Navilli decidieron lanzar una Oferta Pública de Acciones (OPA) para comenzar a cotizar en las Bolsa de Comercio de Nueva York (NYSE) y de Buenos Aires (BCBA). Según la crónica, pretendían de ese modo hacerse con el efectivo para ordenar las cuentas y salir adelante. Sin embargo, en 2018 el proyecto de la OPA se cayó al calor de la crisis en que se vio envuelta la economía argentina en el entonces gobierno de Cambiemos.
«En el medio, los Navilli tenían que poner en movimiento la enorme capacidad de molienda de trigo que consolidaron -con 3,12 millones de toneladas anuales es la más grande del país- y crearon así una red de franquicias de pizzerías (Pizza Alla Pala) y una nueva unidad industrial localizada en Carlos A. Spegazzini, en el Conurbano bonaerense, dedicada a elaborar masas congeladas. Todos proyectos que, en una economía pujante, seguramente habrían salido adelante, pero que en la Argentina reciente eran un boleto asegurado para ‘remar en dulce de leche'», sostuvo BdC.
Deuda financiera.
Las maniobras posteriores de la empresa no lograron sortear el escollo que representaba la deuda estimada en 1.400 millones de dólares que tenían tanto con bancos locales como con entidades financieras internacionales.
Según datos del Banco Central (BCRA), Molino Cañuelas tiene una deuda total de 28.383 millones pesos, mientras que Compañía Argentina de Granos SA (Cagsa) acumula otra de 11.529 millones. Esta última firma figura en la Central de Deudores del Sistema Financiero con un pasivo de 195,7 millones de pesos, categoría irrecuperable, en el Banco de La Pampa.
Los principales acreedores son Banco Nación, Banco Provincia (Bapro), HSBC, Banco Hipotecario y Santander. «Sin embargo, la «mochila» más pesada corresponde a la deuda dolarizada que mantiene que con entidades externas, tales como Rabobank, ING y la Corporación Financiera Internacional», informó Bichos de Campo.
El comunicado de la empresa.
En un comunicado difundido ayer, la empresa dio su versión de los motivos que la llevaron a la actual situación. «Con esta medida busca proteger sus activos, los puestos de trabajo directos e indirectos de la Empresa y los intereses de los propios acreedores manteniendo su estructura productiva asegurando su continuidad operativa en redes, sus plantas y establecimientos industriales y comerciales», explicaron.
Culparon de la crisis a la alta volatilidad que se registró durante los últimos diez años en las principales bolsas del mundo y la performance económica negativa de la Argentina, que redundaron en una falta de interés de los mercados en la oferta de acciones que habían lanzado la compañía.
A esto, sostuvieron, se sumaron «las sucesivas crisis económicas vividas por nuestro país, donde solo durante 2018 el peso se desplomó más del 50% contra el dólar», lo que obligó a la firma a reperfilar el total de su deuda financiera.
Explicaron que en marzo de 2019, tras la conformación de un Comité de Acreedores integrado por los principales acreedores financieros de Molinos Cañuelas y Cagsa, se había alcanzado un principio de acuerdo, pero una nueva turbulencia financiera registrada en el país en el mes de agosto de ese año, y la abrupta devaluación de la moneda local, más la crisis del Covid- 19, provocaron un nuevo cambio de escenario que frustró cualquier posibilidad de lograr un acuerdo.
Según Bichos de Campo, la familia Navilli se ha dedicado al negocio de procesamiento de alimentos y molienda de harina desde 1931. «El presidente del directorio y CEO de Molino Cañuelas es Aldo Adriano Navilli, quien comparte la sociedad junto a sus hermanos Ricardo, Carlos y Adriana, además de Marcos Villemur (hijo de Adriana). La empresa opera en las categorías de «retail» de aceites vegetales, harinas, bizcochos, galletas dulces y saladas, premezclas y pan rallado, además del negocio de harina y premezclas para panaderías, industrias y exportación, productos especiales a medida (como pan de Viena y cinnamon rolls para McDonald’s), agroservicios (vehículo para originar granos en general y trigo en particular) y exportación de poroto y harina de soja, entre otros», informó. fuente diario La Arena