A tan sólo 20 kilómetros de la localidad de Winifreda, sobre la Ruta Provincial N°10, camino al “portón del Oeste Pampeano” o la localidad de Luan Toro, se encuentra un boliche al que se lo conoce como: “Boliche de Doys” o parador “El Descanso”. Un lugar escondido -tal vez olvidado por las nuevas generaciones- pero con una historia y trayectoria ininterrumpida e increíble de 81 años.
El lugar cuenta con un viejo almacén de ramos generales, 30 hectáreas, mas precisamente, 14 de monte y 16 limpias que, alguna vez, soñó con ser un Pueblo.
Fue fundado en el año 1.939 por el español-catalán don Francisco Doys. Este alquiló por 25 años el lugar donde desarrollaba su actividad comercial, como se denominaba por aquel entonces: “Almacén de Ramos Generales” y una cancha de bochas.
Según cuenta su hija, Esther Doys, “el lugar era propiedad de un estanciero porteño que se llamaba Pedro Eugenio Lanusse». Un apellido muy conocido y controvertido en la oscura historia de nuestro país, pero que “nada tendría que ver con éste estanciero».
Cuando le pregunté a Esther sobre el lugar, lo primero que le vino a la memoria fue cuando su padre logró comprar esas 30 hectáreas durante el Gobierno del Dr. Ismael Amit, y que hasta el día de hoy se conserva como si hubiese sido ayer.
“El lote de 1 legua era conocido como “Lote 20”. Allí vivían alrededor de 10 familias que entre todas logramos comprar un pedazo de tierra y pensando en un futuro pueblo ya que el agua, hasta el día de hoy, sigue siendo muy buena”, cuenta Eshert Doys.
El boliche es muy particular, ya que al verlo, me viene a la mente la intriga de saber: ¿Cómo era en las primeras épocas de su fundación?. Esther recuerda: “éramos 3 hermanas, la primera mucho no la conocí, otra mujer y yo, que sigo hasta el día de hoy con el lugar. En el lugar mi padre me contaba que lo sabían visitar diferentes bandidos rurales como: el Rubio Morales, el Menduco que había cometido algo de 30 crímenes y merodeaba toda La Pampa, en especial, Carro Quemado donde fue apresado y muerto”.
Otro de los cuatreros que visitaban a menudo el lugar, fue el emblemático y famoso “Robín Hood pampeano”, mas conocido como: Juan Bautista Bairoletto, «que aparte de ser cliente de mi padre, porque paraba a comer y le vendía las balas que usaba en sus 3 armas que llevaba siempre con él, las cuales eran: dos revólver de grueso calibre y un winchester. Mi padre nos contaba que era un hombre de poco hablar, muy respetuoso y que siempre andaba por diferentes campos de la zona ajusticiando a muchos patrones de estancia, luego, con el tiempo se hicieron muy amigos”, relató.
“A tan solo 5 kilómetros al Oeste del lugar, había un puesto policial, los cuales cuando hacían su recorrido los policías: Casuccio y Guttlein le pedían información a don Francisco por Bairoletto: ¿Lo viste a Bairoletto? A lo que él contestaba de manera muy cortante: ¿No, no lo vi!”.
El tiempo pasa, pero Esther lleva muchos lindos recuerdos del lugar, no olvida los momentos en que pasaba y recitaba el célebre payador y amigo: Anastasio Solano y la sorprendente visita de otros artistas que ya no están, como: Tamara Castro.
“Una tarde paró una trafic y me saludaron muy amablemente una pareja jovencita, bajo una chica muy bonita y simpática con su novio, era: Tamara Castro, que por aquel entonces, hacia fines de los años 90´ estaba en lo mejor de su carrera. Años más tarde me enteré del accidente y la verdad que me dolió mucho, porque fue una chica que me agradó por su simpatía y belleza”. Relata Esther.
La melancolía de vivir
Nelly Esther Doys, recuerda siempre a su padre y a su último compañero, se siente sola, y me cuenta: “mi compañero falleció hace 4 años, era descendiente del cacique Baigorria, era muy bueno, pero ya no está conmigo…”.
Esther se siente cansada y relata: “tengo muchas dudas sobre continuar con el lugar, hace 50 años que estoy detrás del mostrador, se quién es el bueno y el malo, no tengo hijos y mi familia está toda en Santa Rosa. Aunque me gusta mucho el mostrador, la naturaleza y el recuerdo de mi padre, que quizás, por eso, me da pena dejar el almacén”. Se lamenta Esther.
10 años ininterrumpidos de Doys Fest
Sin dudas, un clásico del verano pampeano es el festival que se organiza de manera ininterrumpida hace 10 años en el lugar.
Mates, tortas fritas, fogones, guitarreadas, carne asada y diversión son las principales características de éste hermoso festival.
Esther nos cuenta que la idea de hacer algo en el boliche surge de un joven estudiante y que se iba en bicicleta hasta el lugar.
“¿Estaría bueno hacer un asadito y guitarreada?”, le preguntó a Esther y esta contestó: “Si, no hay problema. Enseguida organizaron con los compañeros de farmacia y así empezó todo, ya transcurrieron 10 años y en el último festival logramos convocar a mas de 500 personas”, finalizó la vecina de Winifreda, Nelly Esther Doys.