Bernabeth Fix nació en la localidad de Telén y cuando tenía 14 años sufrió la amputación de su pierna izquierda por debajo de la rodilla tras ser atropellada por un vehículo. Desde entonces lleva una prótesis para poder caminar.
Aprendió a usarla rápidamente y pudo cumplir varios sueños: bailar el vals de los 15 años, ser una modelo de la inclusión y terminar sus estudios secundarios. Además, se convirtió en madre. Hoy tiene 22 años y lleva una vida como la de cualquier otra persona, saltando, corriendo y jugando con su hijo de 2 años, a quien define como «la luz» de su vida.
La joven pampeana superó las limitaciones físicas y ahora decide contar lo que le sucedió en los últimos ocho años de su vida para concientizar contra la discriminación. Durante la entrevista telefónica con LA ARENA, «Berny», como la conocen sus amistades, varias veces se rió de los momentos duros que enfrentó. Es que tiene la autoestima muy alta. Su relato la llevó a su adolescencia. «Cuando tenía 14 años soñaba con mi fiesta de 15, vivía maquillándome y bien vestida. Era la princesita del pueblo», recordó.
Estudiaba en la EPET 8 y un día su madre le sacó las llaves de su motocicleta porque acumulaba varias materias sin rendir. El 12 de diciembre de 2011, a hora de la siesta, su vida dio un giro drástico. «Llego de la escuela a mi casa contenta porque había sacado tres materias, encuentro las llaves y me fui a dar vueltas con una amiga por el acceso. En determinado momento, del carril derecho me cruzo al izquierdo para ingresar a la zona urbana y soy impactada por una camioneta, recibiendo un fuerte golpe en la pierna izquierda. Es lo único que me acuerdo porque perdí el conocimiento», rememoró.
Fue derivada de urgencia al hospital de #Victorica y desde allí al «Lucio Molas» de Santa Rosa. El siniestro vial «lo tuve un lunes, dos días antes me había hecho la sesión de fotos de los 15 años y al viernes siguiente iba a ir a Santa Rosa a comprarme el vestido y los zapatos porque me faltaban tres meses para el cumpleaños», contó.
Un milagro.
Ingresó al centro de salud santarroseño en coma inducido y con lesiones gravísimas en su cuerpo. Tuvo dos paros cardíacos. Los médicos lograron estabilizarla y le amputaron la pierna más afectada. Sus familiares directos le contaron que los profesionales llegaron a decirle a su madre: «No te garantizo que la nena viva; si crees en Dios, orá».
Cuando finalmente abrió los ojos, se produjo lo que se llama el síndrome del miembro fantasma. Ella percibía el miembro inferior aunque ya no estaba. Una noche, mientras su mamá dormía a su lado, se levantó de su cama para ir al baño y se cayó al piso. Ese golpe «me acomodó las vértebras luxadas. Los médicos hasta hoy me dicen que fue un milagro y no fue necesaria realizar la operación programada».
Una semana después, un equipo multidisciplinario ingresó a su habitación para comunicarle que le habían amputado la pierna. La paciente «no les creía porque la sentía, hasta que vi que me faltaba». Les dijo: «Bueno, ya está. Me di vuelta y me dormí».
Cuando se despertó, miró a sus progenitores y les dijo: «A mí me amputaron una pierna, pero no los sueños. Voy a seguir adelante porque quiero bailar el vals con vos papá». Le dieron el alta el 23 de diciembre. Aún se movilizaba en silla de ruedas. Cuatro días después regresó a #Telén donde la esperaba una caravana de autos y un pasacalle gigante con la leyenda «Bienvenida Guerrera».
El 16 de marzo de 2012, recibió su pierna ortopédica. El ex vicegobernador, Luis Alberto Campo, intercedió ante la obra social para que solventara el costo. «Me paré y empecé a caminar sosteniéndome de las barandas. Pablo, el dueño de ortopedia Nueva Pampa, se emocionó al verme porque no lo podía creer», dijo sobre ese instante.
Dos días después cumplió 15 años, pero recién los festejó el 15 de octubre. Cuatro meses antes había dejado de usar las muletas. «Siempre agradezco que estoy viva. Cuando bailé el vals con mi papá todos se levantaron y aplaudieron, me hicieron una ronda y yo lloraba desconsolada», señaló.
Un nuevo sueño.
En 2013, la quinceañera cumplió su segundo sueño. En Santa Rosa, ingresó a la academia de Claudia Gatti, quien la aceptó como su «modelo de la inclusión». Desfiló en un programa de televisión y en numerosos eventos. Esa experiencia le sirvió para derribar prejuicios.
«Me tapaba mucho por el qué dirán, hasta que vi a otras personas que no ocultaban su discapacidad y ahí empecé a replantearme por qué tengo que pasar calor en el verano usando pantalón de gym o no puedo usar una bikini, así que empecé a ponerme pantalón corto y pollera», sin dar importancia a la mirada de los demás en la vía pública.
En noviembre de 2013, fue elegida primera princesa en la Fiesta de la Estancias de la Cría y reina del Periodismo del Oeste Pampeano, siendo la primera soberana amputada de la provincia. En 2015, finalizó sus estudios secundarios en la Escuela para Adultos de Victorica con 18 años. Tercer objetivo cumplido.
#Bullying y maternidad.
En 2016, se fue a estudiar diseño gráfico a Santa Rosa «donde la pase mal» -aseguró- porque sufrió bullying. «Un día falté a clase porque cuando hay humedad me duele la pierna. Una amiga con discapacidad me manda un audio de mi maestra y mis compañeros hablando cosas muy feas de mí. Abandoné los estudios», contó con cierta tristeza.
En agosto de 2016, quedó embarazada y el 1 de mayo de 2017 dio a luz a Tiziano.»Es la luz de mi vida», expresó contenta. Desde febrero de este año vive en Victorica con su hijo. Está separada. Hace un lustro que gestiona la pensión por discapacidad. Cobra la #AUH y se dedica a la decoración de eventos y candy bar. Adelantó su nueva meta. «Quiero estudiar una carrera universitaria y recibirme porque la vida es una sola y el tiempo pasa rápido», finalizó.