Por Mariano Fava
Afortunadamente llovió en la provincia de La Pampa y los perfiles edáficos iniciaron su período anual de recarga. Si bien aún falta mucho para llegar a la máxima capacidad de almacenaje de los lotes que potencialmente van a ser destinados a trigo, es un inicio promisorio. Otra buena noticia son los pronósticos climáticos de mediano plazo, que prometen un otoño normal desde el punto de vista hídrico.
Como vemos la coyuntura climática parecería ser “normal”, pero infortunadamente si analizamos el escenario de mercado la cosa es totalmente diferente. Las cotizaciones del trigo no paran de caer, y por el lado de los insumos la incertidumbre es el factor común como veremos más adelante en la columna. En este contexto el productor debe iniciar los barbechos de cara a la próxima zafra de cosecha fina, y como resulta lógico advertir el proceso de toma de decisiones es por demás complejo ya que no hay variable objetiva de la cual valerse.
Con un mercado de trigo en fuerte retroceso, cayendo casi unos 18 dólares respecto del mes pasado y unos 13 dólares respecto del mismo mes del año pasado, los números comienzan a afinarse. Por el lado de los fertilizantes nitrogenados se observa un incremento de unos 7 u 8 dólares por tonelada, lo cual resulta raro si se piensa que el barril de petróleo perforó el valor de los 30 dólares. Pero con una mirada más amplia toma sentido si se piensa que China, uno de los principales productores de insumos para el agro, tiene una párate casi total de sus plantas como consecuencia del “coronavirus”.
Sin duda que el impacto de esta pandemia es imposible de cuantificar, pero sabemos que sus efectos van a ser importantes, tocando las más diversas aristas de la vida de los argentinos en general y de los protutores en particular. Si a esto le sumamos la ya delicada coyuntura financiera de la Argentina, con riesgo de default (riesgo país largamente por encima de los 300 puntos básicos) y falta de dólares, que ha desencadenado nuevamente todo un recorrido burocrático de licencias no automáticas para importación, pueden terminar por “meter presión” en el mercado de insumos para el agro. Si bien las empresas insumeras están reaccionando al respecto, a muchas se les hace cuesta arriba por la pérdida de capital de trabajo.
Pero el tema mercado no es lo único que ha mutado. Si pensamos en la cuestión climática, con el calentamiento global es indudable que algunas variables regionales se hayan modificado en mayor o menor medida. Muestra de ello fue la inundación histórica que hace poco tuvimos en la provincia, seguida de una seca importante en la porción centro y suroeste.
Investigadores nacionales hace ya un par de años atrás determinaron una modificación de unos tres grados en las temperaturas promedios primaverales, lo que expone a los cultivos de invierno a constantes golpes de calor durante el mes de noviembre. Ello está afectando sensiblemente la performance productiva, sobre todo de los cereales. Es por ello que se están evaluando estrategias que nos permitan amortiguar esta situación.
Se encontró que el período de heladas cada vez es más corto, es decir, comienza a helar más tarde y termina más temprano. El adelantamiento de las fechas de siembra de las diferentes variedades de trigo, obviamente respetando el ciclo de madurez, parece ser una buena estrategia para atenuar los golpes de calor durante el llenado de grano, siempre teniendo en claro a qué nos exponemos; y que no es otra cosa que sufrir daño por heladas tardías en los estados de espigazón del cereal.
Se estableció que en promedio para nuestra región, se debe adelantar 3 días la fecha de siembra para acortar un día el intervalo emergencia floración. Es decir que, para adelantar diez días la floración, debemos sembrar un mes antes aproximadamente.
Para ir finalizando, debemos mencionar que hace dos años tuvimos un ataque muy fuerte de roya amarilla, que afortunadamente en las zafras posteriores menguó drásticamente. Las variedades que resistieron este patógeno fueron pocas, y muchas veces vemos que el cultivar que resiste roya amarilla no resiste roya naranja (o de la hoja) que es más común en la zona. En cuanto a la resistencia varietal a las enfermedades hay que ser muy cuidadoso, y quizás sea preferible escoger una variedad por estos atributos y no tanto por la calidad. Con ello se quiere significar que posiblemente convenga escoger un trigo de grupo de calidad dos por sobre un cultivar grupo de calidad uno, si es que el primero mencionado tiene un mejor perfil sanitario.
En resumen, el precio del trigo disponible favorece la intención de siembra. Si vemos el escenario futuro, la cosa se oscurece un poco, pero ese escenario es similar (negativo) para cualquier opción de producción que se analice. Seguramente lo que primará será el valor disponible de los granos y las condiciones agronómicas al momento de la asignación de superficie por parte del empresario agrícola. Por ahora favorece la intención de siembra de trigo, pero claro está, con un paquete tecnológico disminuido drásticamente respecto de la campaña precedente. En el mismo sentido se espera una fuerte baja en la intención de siembra de cultivos de segunda en La Pampa. Esto se debe a que el espíritu del pequeño y mediano productor se encuentra en cierta forma doblegado, siendo lo único que lo puede alentar en virtud de las circunstancias, un clima favorable que le provea un “viento de cola” entre tantos escollos que tiene por delante para producir. El Diario
Por Mariano Fava -
Ingeniero agrónomo -
(MP: 607 CIALP) -
Posgrado en Agronegocios y Alimentos -
@MARIANOFAVALP -