Marina y Carolina Esteban, dos primas de la comunidad gitana, recibieron ayer la Bandera de Ceremonias, como escoltas, en la escuela 78 del barrio Río Atuel. Las alumnas de quinto grado fueron destacadas ayer cuando se realizó el traspaso de la bandera, durante el acto de egresados y egresadas de la promoción 2019.
Griselda Ramírez, secretaria de la escuela, dijo que «hace 30 años que doy clases en la 78 y siempre tuve alumnos gitanos. Hoy en día tenemos a los hijos e hijas de los primeros alumnos gitanos que hubo en la escuela. De hecho la mamá de una de las nenas que ahora es escolta, fue alumna nuestra».
Integrados.
Ramírez señaló que «ellos están totalmente integrados a los grados y trabajan a la par del resto de los chicos. En algún momento, alrededor de 2006 tuvimos un multiciclo, porque había chicos con sobre edad, y la solución que se encontró fue crear el multiciclo. Pero en la actualidad están todos integrados a los grados que les corresponden».
«No hay discriminación ni diferencias hacia ellos, están totalmente integrados con el resto de los chicos. Se pelean como cualquier otro chico, pero no tienen ninguna diferencia», agregó.
Estereotipos.
El escritor y docente gitano Jorge Nedich, que disertó en el mes de octubre en la UNLPam sobre la cultura y los estereotipos sobre la comunidad Gitana, destacó el trabajo de la escuela 78. «Es una de las instituciones que más trabaja con la escolarización de la población gitana. Viene haciéndolo desde hace muchos años con la comunidad, y están avanzando en la educación del pueblo gitano, que es lo único que necesita para poder salir de ese atraso cultural, de pautas culturales anacrónicas: los chiquitos mal vestidos, sucios, descalzos, sin escolarización o vendiendo en la calle, mendigando» afirmó.
Trabaja maravillosamente.
Nedich afirmó que «el Estado tiene muchísimos problemas educativos, enormes, y los gitanos estamos fuera de la lista, no formamos parte de la interculturalidad. Hace 27 años que transito los ministerios, llevando dos hojas, cuatro carillas, ofreciendo esas hojas para los manuales, para que el docente tenga en el aula material de trabajo para evitar el choque de culturas. Sistemáticamente me rechazan esa posibilidad».
«Paralelamente hay escuelas como la 78 que trabaja maravillosamente. Hay otras donde a los chicos no los quieren y hacen lo posible para que se vayan de la escuela. Hay un ir y venir negativo», asimismo dijo que «a la sociedad envolvente le cuesta mucho aceptarnos en las escuelas como compañeros de trabajo, en un club, un restaurante o un espectáculo. La presencia gitana incomoda, la gente ve los gitanos en la calle y pierde la sonrisa. Yo estoy preocupado y ocupado en establecer nexos que permitan la educación del pueblo gitano, no hay otra cosa que pueda transformar a una persona, no se ha invitando otra herramienta más transformadora que la educación». La Arena