COLOREA PERSONAJES DE HISTORIETAS
Ivanna Matilla, de 39 años, nació en Capital Federal, pero reside en Santa Rosa desde que tenía diez años. Es profesora de inglés y trabaja profesionalmente como colorista de cómics creados por dibujantes argentinos y de otros países. Recibe las historietas por Internet, las descarga a su computadora y digitalmente les aplica colores, iluminación y sombras para darle la sensación tridimensional o volumen a cada personaje. Así demuestra su talento en esta industria mundial que le abrió las puertas.
«Los coloristas somos los cinematógrafos de la industria del cómic. Nuestro trabajo ayuda a embellecer o reforzar las imágenes», afirmó. El primer cómic que coloreó fue para una publicación norteamericana. Luego trabajó con argentinos para una revista italiana. A la vez colorea tapas de revistas para un cómic brasileño.
Actualmente dedica varias horas del día a «Moon», un cómic inglés cuyo creador es Steve Penfold, a quien ella visitó este año cuando viajó a Londres. El conocimiento del idioma extranjero la ayuda a relacionarse con los demás artistas que trabajan con los historietistas.
En diálogo con LA ARENA, Matilla se refirió a la actividad laboral que desarrolla paralela a la docencia. «El trabajo de un colorista no solo es aplicar color a un cómic (o a otras imágenes), sino que también agrega iluminación y sombras para ayudar a dar la sensación tridimensional o volumen a la escena. Ayudamos a que el cómic se convierta en una obra de arte terminada, y tenemos habilidades muy diferentes de las que necesitan el dibujante y el entintador, que son los otros artistas que participan en la creación. Los coloristas somos los cinematógrafos de la industria del cómic. No somos responsables de contar la historia de una manera tan directa como el escritor o el dibujante, pero nuestro trabajo ayuda a embellecer o reforzar las imágenes. Establecemos el tono y el estado de ánimo con el color, y dirigimos la mirada del lector a través de la página».
Habilidades.
Sobre las habilidades que tiene un colorista, dijo: «Son tres: Una es el conocimiento de la teoría del color. La capacitación escolar es útil para esto, pero no excluyente, ya que muchos coloristas, como yo, aprendemos a medida que avanzamos. Lo que sí debemos saber es cómo se van a ver los colores impresos, y cómo combinarlos. Otra habilidad es la velocidad: el colorista es uno de los últimos en el proceso de ensamblaje o sea que, si hay problemas en etapas anteriores, el colorista puede tener menos tiempo para completar su trabajo».
«Por último, se requieren habilidades tecnológicas: hoy en día, casi todos los colores se realizan en computadoras. El colorista ni siquiera toca físicamente el arte, sino que lo hace todo con una obra de arte escaneada. En mi caso, recibo las líneas por Internet, las descargo a mi computadora y trabajo sobre ellas en Photoshop, con una tableta gráfica», agregó.
Y aclaró: «Si se quiere empezar esta actividad profesionalmente, saber inglés es fundamental. Toda la comunicación con los otros participantes en los cómics se hace en ese idioma».
Historietas preferidas.
Sobre cómo empezó en esta actividad, contestó: «Desde que tengo memoria siempre dibujé. A toda hora, sin parar. Toda mi familia y mis conocidos tienen dibujos míos porque los hacía para regalárselos. Luego aprendí a ponerles color digitalmente y con la llegada de las galerías de imágenes en Internet empecé a postearlos. Poco tiempo después me contactó un guionista norteamericano y me pidió que fuera la colorista del cómic que estaba haciendo. ¡Yo ni sabía lo que era eso! Ya tenía las páginas dibujadas por un artista de Malasia (era muy internacional el equipo) y probé coloreando la primera. A partir de eso, me enamoré de colorear y lo quise hacer profesionalmente».
El primer cómic que coloreó fue «The Unforgivable Devilution» de una publicación norteamericana. «Es del género terror y ciencia ficción sobre la guerra entre el cielo y el infierno», abundó.
«Luego trabajé con argentinos en cuatro números para una revista italiana. A la vez hice -y hago- tapas para un cómic de origen brasileño que se publica internacionalmente», continuó. Hoy está coloreando una serie de 22 imágenes de un artista inglés. «Lo que más ha ocupado mí tiempo en estos años es ‘Moon’, un cómic inglés que ya tiene seis números. Es una comedia sobre un detective que trabaja para una agencia secreta, y es en realidad la Luna, que de día baja del cielo para combatir el crimen. Con el mismo dibujante de ‘Moon’ he trabajado en infinidad de imágenes: ilustraciones para libros, remeras, tapas de discos, y hasta tarjetas de casamiento. Tenemos una amistad que ya lleva casi nueve años», narró.
Matilla sostuvo que «hay una creencia errónea de que la mayoría de los cómics son superhéroes, y de que su contenido es infantil o pueril. Para nada es así, ya que la mayoría de las publicaciones en forma de historieta son para público adulto».
Reveló cuáles son sus historietas preferidas: «Siempre han sido Mafalda y El Eternauta. Se los recomiendo a quienes quieran leer buenas historietas argentinas. Del cómic americano prefiero X-Men y del manga (cómic japonés) me gustaron Gantz y Hellsing, entre muchos otros»
Belleza y poder.
Matilla resalta con colores sugerentes los cuerpos de las heroínas de las historietas para que denoten «belleza y poder». «Muchas de las imágenes de mi galería son sugestivas o con personajes sensuales (generalmente mujeres) porque son los temas más populares o comerciales», explicó.
«Me gusta mucho pintar la belleza femenina desde una posición de poder. De alguna forma siempre dibujé y pinté proyecciones de lo que a mí me gustaría ser», confió.
< Luis Barbaschi para LA ARENA 05-09-2019 >
