Hace siete años, el 31 de agosto de 2012, toda la comunidad de La Pampa quedó conmovida por la desaparición de Sofía Viale, de 12 años de edad, en la ciudad de General Pico.
«Fue un antes y un después para nuestra comunidad porque nunca pensamos en un destino trágico y macabro para una nena», recordó la agrupación Tamboras del Viento.
«Este hecho despertó la solidaridad de algunos/as vecinos/as que acompañaron a la familia en su búsqueda pero también, la gran indiferencia de otros/as que señalaron al entorno cercano como culpable», sostuvo. «El accionar judicial, policial y de los medios de comunicación en el periodo de búsqueda de Sofía dejó mucho que desear. No olvidamos las declaraciones irresponsables y misóginas del jefe de fiscales Carlos Salinas cuando dijo que Sofía no vivía con la familia Ingalls. A su vez, el poder político ‘salvó’ del juicio a este funcionario que aún frecuenta los bares céntricos con total impunidad».
«Sin dudas, a partir del hallazgo del cuerpo sin vida de Sofía, valoramos las movilizaciones, el apoyo a la familia, su recuerdo de todos los años, el despertar de la conciencia de nuevas organizaciones que activan para prevenir la violencia y el cuidado de la infancia», dijo Tamboras.
Cumplimiento de la ESI
La agrupación, a 7 años del femicidio de Sofía, exigió el efectivo cumplimiento de la Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) en todas las escuelas de distintos niveles puesto que previene la violencia hacia las niñas, adolescentes y mujeres cuestionando los roles tradicionalmente asignados a los géneros. «Necesitamos ciudadanos y ciudadanas respetuosos/as de los derechos humanos», dijo.
«A 7 años del femicidio de Sofía, Tamboras del Viento exige el efectivo cumplimiento de la Ley Micaela o Ley de Capacitación Obligatoria en Género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado. A 7 años del femicidio de Sofía, Tamboras del Viento exige que los medios de comunicación adopten la perspectiva de género a la hora de informar y formar a la sociedad, evitando la impronta amarillista en la redacción y la publicación de comentarios misóginos y agresivos», finalizó.
El caso
El femicidio de Sofía conmocionó al país. La niña había sido vista con vida por última vez el viernes 31 de agosto de 2012, luego de salir a vender panificados caseros que realizaba su madre en su casa, ubicada en el barrio Indios Ranqueles, de General Pico.
El cuerpo de la niña fue hallado el 5 de noviembre de 2012. Estaba enterrado en el patio trasero de la casa de Juan José Janssen, a cien metros de su hogar.
El accionar policial y judicial durante ese período puso a los padres, Noemí Ampudia y Marcelo Viale, en la mira. Primero, apuntaron a una fuga de hogar, cuando la familia desechaba esa hipótesis. En ese sentido el jefe de fiscales de General Pico, Carlos Salinas, llegó a decir públicamente que «Sofía no vivía con la familia Ingalls».
El hallazgo del cuerpo se produjo de casualidad. Fue a raíz de la violación de otra adolescente de 14 años, quien también fue atacada por Janssen.
El padre de la nueva víctima llegó a la casa donde su hija fue violada y produjo varios destrozos. Así dejó, sin saberlo, el camino allanado a la Policía y a la Justicia para esclarecer el escenario de la muerte de Sofía.
El confeso violador y asesino, Juan José Janssen, en ese entonces de 32 años, tenía sobre sus espaldas cinco casos de abusos, uso de armas y lesiones en contra de otras mujeres.
En 2013 fue condenado a prisión perpetua. Hoy purga condena en la cárcel de Senillosa (Neuquén), un complejo preparado para recibir solo a condenados por delitos sexuales. fuente Diario Textual