Luego de la baja generalizada que vienen experimentando a nivel mundial los principales commodities agrícolas, especialmente la soja, el productor agropecuario pampeano y todo aquel que se encuentre en zona agrícola marginal y lejana a los puertos han comenzado a explorar otra serie de alternativas productivas, comúnmente conocidas como especialidades o speciality. En lo que a nuestra zona se refiere, el girasol es quizás el negocio más analizado por las particularidades de la zona. Al ser un cultivo altamente eficiente en un ambiente semiárido y subhúmedo, siempre es una alternativa atractiva para el empresario agrícola de La Pampa.
Hace unos años atrás en la porción centro oeste de la provincia de La Pampa, producto de la influencia de la paloma mediana y los daños que esta inflige a los potreros donde el girasol está establecido, comiendo la semilla de los capitules en proceso de madurez, hizo que los ingenieros agrónomos, en conjunto con los productores, evaluaran la alternativa del girasol confitero. Este cultivo es una especialidad dentro de la cadena de valor del girasol, el cual les permite seguir plantando la especie por ser menos afectado por el ave, a la vez que se logra un margen bruto por hectárea sustancialmente superior al de la soja.
Si analizamos las cuestiones de mercado, se espera una merma de alrededor de 10 al 30% de la superficie implantada con girasol tradicional. Actualmente se paga alrededor de 230 dólares por tonelada de semilla, más un plus de precio de entre 20 y 30 dólares, dependiendo del volumen del lote ofrecido. A su vez se ofrece una bonificación por contenido de materia grasa y también por semilla con una humedad debajo del 10% hasta un mínimo de 7% (un 1% de bonificación por punto de humedad debajo de 10%). Viendo estos valores, lo máximo a lo que podemos acceder por una tonelada de girasol tradicional sería: 230 dólares, más un 10% de materia grasa (como valor promedio en un buen año), lo que serían unos 23 dólares más tonelada. A esto un premio de 30 dólares para diferenciar el girasol en el campo en manos del productor, versus el que ya se entregó a fijar, dando un total de unos 283 dólares por tonelada de girasol, menos los gastos de comercialización.
Ahora bien, si analizamos las especialidades dentro del girasol como puede ser la modalidad “confitero” u “oleico”, vemos algunas alternativas que lo tornan muy interesante. En lo que se refiere a girasol alto oleico los ingresos extras pueden llegar a ser de entre 50 a 80 dólares más de los 283 antes dicho por tonelada de girasol común. Sin embargo hay un problema de imposible solución, que pinta de lleno la coyuntura que atraviesa la cadena de valor de esta oleaginosa. Si bien la industria hoy manifiesta la necesidad de contar con grano de girasol “alto oleico” para la molienda, al no haber alertado con suficiente antelación a toda la cadena de valor, provoca que hoy no se disponga de semillas de este tipo de híbridos para abastecer al productor, limitando su originación al simiente disponible (que es muy escaso). He aquí una muestra de la falta de trabajo y coordinación a mediano plazo en algunas redes de valor del agro argentino.
Para finalizar, vamos a analizar la otra especialidad que existe dentro del cultivo del girasol: el material “confitero”. Estos híbridos de girasol tienen menor historia de mejoramiento y no bonifican por materia grasa, además de que la superficie total a plantar con este tipo de cultivo (girasol confitero) en general es chica, no más de cien mil hectáreas a nivel país. Este tiene un precio muy importante si se los compara con los otros tipos de girasol, llegando incluso a superar los 400 dólares por tonelada, menos los gastos de comercialización. En este último ítem, gastos, hay que poner especial cuidado en el flete ya que es un grano de mucho volumen y muy liviano, por lo cual en un camión solo es posible transportar alrededor de 22 toneladas, elevando fuertemente los costos logísticos.
Si nos centramos en aspectos agronómicos, esta especialidad posee prácticamente las mismas ventajas y desventajas del girasol aceitero tradicional. En una coyuntura climática como la actual, con una escasez moderada de lluvias, si se lo planta en perfiles cargados de humedad y con presencia de napa en algunos sectores, el establecimiento de un cultivo como el girasol, con gran capacidad de exploración radicular, asegura un piso de producción más que interesante si se analiza el riesgo desde el punto de vista hídrico. Con lo cual para la planicie medanosa representa una alternativa que ofrece seguridad de producción y mejor empleo de logística, ya que se puede escalonar luego de la siembra temprana del maíz, el establecimiento de girasol para continuar con soja o maíz tardío. En el caso de la planicie con tosca, el girasol ofrece ventajas solo en lotes profundos, con una capacidad de exploración radicular de por lo menos un metro o más.
En resumen, diremos que así como el girasol ofrece alternativas productivas que permiten descomoditizar un commodity y crear valor, hay otras especies que proveen tal alternativa, por ejemplo si pensamos en maíz podemos plantar la variedad flint o pisingallo. Todas estas alternativas deben ser evaluadas en un contexto de bajos valores internacionales de granos y oleaginosas que denominaríamos mayores como lo es la soja, a los efectos de ir captando la rentabilidad que ofrecen, creando valor para la supervivencia y crecimiento de la empresa agropecuaria. Finalmente, no debemos olvidar la inestabilidad política que supone un año de elecciones presidenciales, donde se sembrará con un Gobierno y muy probablemente se coseche con otro. El Diario
Mariano Fava .
Ingeniero agrónomo (MP: 607 CIALP) -
Posgrado en Agronegocios y Alimentos -
@MARIANOFAVALP