La actual campaña para las Primarias en La Pampa quedará en la historia política provincial como una de las menos trascendentales. Todo lo que se juega pasa a nivel país y en lo local está casi todo dicho, además de los dirigentes desmovilizados luego de la elección provincial del 19 de mayo. El 11 de agosto no se define nada, porque la verdadera campaña, la que vale por los cargos, será la del 27 de octubre.
Polarizados
La elección a presidente es la que manda. Todo parece reducirse al primer tramo de la boleta, y es así. Ni carteles se ven por ahora en las calles. En La Pampa es todo austeridad. ¿Para qué gastar, si además no hay plata?
El escenario nacional marca la polarización entre la fórmula del Frente de Todos, Alberto Fernández y CFK, y la de Juntos por el Cambio, la ex Cambiemos, de Macri y Pichetto. Las encuestas marcan que FF están arriba desplegando la estrategia del «bolsillo» frente a la crisis económica actual. Pero que a su vez se detuvo la caída de la imagen presidencial con un dólar quieto y la llegada del aguinaldo y luego que se desplegó al decir del consultor Mario Riorda una campaña del miedo que le sirve a Macri. Ninguno de los dos frentes por ahora gana en primera vuelta y todos hacen números para la segunda vuelta. La clave de ambas fórmulas está en lo que cuesta sumar nuevos votos ante la imagen negativa y el rechazo a un lado y al otro de la polarización.
El tanque oficial
El despliegue de la campaña nacional no llega a La Pampa, una provincia que no es decisiva. Los candidatos del PJ pampeano y sus aliados en el Frente de Todos, Hernán Pérez Araujo y Carmina Besga, son los más visibles. Recorren la provincia con un mensaje claro y sin fisuras: en lo nacional el apoyo a la fórmula FF y la confrontación con Macri y en lo provincial la continuidad del gobierno peronista de Verna-Ziliotto y la defensa de La Pampa frente a Nación. Uno de los más finos analistas del peronismo resalta al ser consultado: «Una encuesta local marcó que en La Pampa la boleta es un tanque que llega con el impulso del 53% obtenido por el PJ en las elecciones de mayo y de la mano de Fernández-Fernández que en la provincia está cerca de ese porcentaje en intención de voto«. Aunque los números sean difíciles de conseguir en las urnas, el peronismo pampeano quiere meter los dos diputados en juego en estas elecciones. Tendría que doblar a la UCR-PRO para lograrlo. Es la única meta en la provincia, además de aportar lo que pueda para la fórmula nacional.
La boleta con y sin Macri
La estrategia de campaña de Juntos por el Cambio, con Martín Berhongaray a la cabeza será la boleta de Macri en La Pampa. Pero en esta campaña los radicales, al menos el candidato, refinaron aún más la distancia con el macrismo. El momento en que el candidato radical va pegado a la boleta de Macri, es también el del mayor intento por despegarse sin hacer evidente esa alianza y de licuar su pertenencia. Propio de su estilo político, Berhongaray tiene un discurso autorreferencial volcado directamente a su labor legislativa y moderado en el que plantea consensos, tema este que lo acerca al que usan en clave republicana Macri-Pichetto. Hay posicionamientos sobre la cuestión hídrica, pero le escapa a cualquier referencia al gobierno nacional o al provincial. Ni a favor de uno, ni en contra del otro. Entrampado en lo discursivo, de sus declaraciones no se desprende qué hará como representante en el Congreso de un futuro gobierno de Macri si el presidente es reelecto. Es una campaña cerrada a obtener el voto del radicalismo, mientras el macrismo hace campaña en la provincia por el mandatario.
Lo que queda
Frente a la polarización y a la densidad nacional de esta campaña habrá otras tres boletas que juegan a fortalecer sus espacios. Como marcan las encuestas, el tercer lugar hoy es el de Roberto Lavagna con Consenso Federal como alternativa a la grieta, con un lugar difícil que es el de disputar la sinuosa avenida del medio. El candidato de la boleta local será Luis Solana. Y después están presentes las izquierdas con el Frente de Izquierda Unido y el MAS disputando el voto ideológico.
Se vienen las PASO, que solo servirán como una encuesta pública de cara al 27 de octubre, y para saber si las fuerzas minoritarias obtendrán los votos necesarios para seguir en carrera. Una elección que está casi de más, cuando la mayoría de los votantes ya tiene definido su voto a presidente y están desentendidos de lo que ocurra a nivel local.
Bien puede usarse para esta campaña uno de los diálogos más famosos del cine argentino. En la película Esperando la carroza Antonio Musicardi (Luis Brandoni) le plantea a su hermano Sergio (Juan Manuel Tenuta) la indeleble, risueña y cínica frase de las «tres empanadas». «¡Qué miseria, che, qué miseria!», nos diría Antonio mirando el escenario local.
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