FUNDADO EN 1959
El 18 de mayo de 1959 fue lunes. Ese día, muy temprano por la mañana, en la esquina de Lagos y Rivadavia en Santa Rosa (frente al Correo, donde alguna vez también funcionó el Banco Ganadero y ahora hay un restaurante), un grupo de empleados bancarios encabezados por su gerente, José Casullo, se disponían a dar un paso que sería histórico y que llevaba casi 5 años de gestiones. Se preparaban para abrir por primera vez las puertas del Banco de La Pampa, en ese local alquilado que sería la primera sede de la institución.
Tiempo antes, en febrero, se había realizado la primera Asamblea de accionistas. Desde sus orígenes fue un Banco mixto, inicialmente en mitades, y esa sería la característica que lo diferenciaría como entidad bancaria -y lo sigue diferenciando- incluso a nivel internacional.
Primeros directivos.
El primer directorio del Banco de La Pampa estaba conformado por Alfredo Sierra (presidente por el capital privado), Manuel Marcos (presidente suplente por el capital privado); y los directores titulares Santiago Marzo y Carmen González (capital privado), Rogelio Crespo, Raúl Beascochea y Alberto Gesualdi ( capital oficial), Américo Fernández Rojo ( personal del banco) y el síndico Placido Alfonso (capital oficial).
Ese directorio, luego de intensas discusiones, resolvió que sería ese lunes 18 de mayo el inicio de actividades, y que sería esa fecha -de la que hoy se cumplen 60 años-, la que marcaría el mojón que daría comienzo a un proyecto considerado esencial para la naciente provincia.
Haciendo historia
Había sido el 20 de octubre de 1954 cuando la Legislatura provincial sancionó la Ley n° 96 creando el banco, y a poco de andar quedó claro que no era sencilla la tarea de organizarlo. Se buscaron especialistas en Buenos Aires y se dio inicio al proceso de suscripción de acciones del capital privado (el 50 % del total).
Se produjo luego la creación en 1957 de las denominadas Comisiones Vecinales, que recorrieron el territorio provincial promoviendo la suscripción de acciones del nuevo banco, y se llevaron a cabo campañas publicitarias por los medios de difusión, propaladoras, afiches y carteles murales.. El apoyo de las entidades agrícolas y comerciales de la provincia habían significado -durante el ’57 y el ’58- que las expectativas por la apertura del Banco fueran creciendo en toda la comunidad, pero el momento se seguía postergando.
Suscripción de socios.
Muchos aún recuerdan -y hasta conservan fotos y documentación de las primeras suscripciones de acciones del banco-, y en algunos casos se ha convertido en una tradición familiar rememorar esos días.
Hoy resulta difícil imaginar esa experiencia en una provincia muy joven, que recién se comenzaba a organizar, todavía con poca población y con una incipiente economía que necesitaba ser impulsada por el Estado y por un banco mixto donde confluyeran los distintos sectores de la sociedad.
No fue fácil alcanzar la suscripción de capital necesaria para completar la emisión de acciones. Eso llevó varios años y postergó la apertura, pero finalmente se logró y se dieron las condiciones para iniciar las actividades. Se trataba de una aventura que rendiría sus frutos.
Comienzan las actividades.
Pero volvamos a ese lunes que amanecía despejado -aunque muy frío-, iniciando como cada año la Semana de Mayo. Mientras en la sucursal se esperaba con ansiedad para abrir las puertas y se repasaba todo una y otra vez para verificar que las cosas estuvieran en su lugar, el Directorio del banco estaba reunido dando los últimos pasos para iniciar oficialmente las actividades. No resulta difícil imaginar el cuadro de nerviosismo generalizado que se vivía, lógico en una ocasión como esa.
Ismael Amit al acto.
En la reunión de directorio, primero se trató la última suscripción de acciones recibida, realizada por la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa. Luego se informó sobre las giras realizadas por Macachín, Doblas, Rolón, Miguel Riglos, Victorica y Telén, justamente para continuar sumando accionistas privados. Mientras tanto, los teléfonos se mantenían a la espera del aviso de que Ismael Amit, entonces Interventor Federal de la provincia, llegaría desde la casa de gobierno, ubicada en el edificio que luego ocuparían los Tribunales en la esquina de Pellegrini y Quintana.
Finalmente cuando los que aguardaban fueron avisados que Amit saldría caminando para recorrer las cuatro cuadras que lo separaban de la sucursal, se decidió hacer un cuarto intermedio esperando su llegada.
La inauguración.
A las 12,15 del 18 de mayo de 1959, se concretó el acto de inauguración ante una gran concurrencia de público en el mismo salón del Banco. Gente venida de toda la provincia desbordaba la sucursal, en tanto algunos se quedaron afuera e intentaban escuchar desde la vereda y no perderse ningún detalle.
Fueron Ismael Amit y Alfredo Sierra los que hablaron en la oportunidad, ambos destacando el carácter mixto del banco. Esto es con el sector privado y el sector público de la provincia actuando en forma conjunta, en una esquema con características únicas en el país.
Naturalmente hicieron referencia al desafío que tenía por delante la institución abriendo una nueva etapa en la historia de La Pampa. Luego, Santiago Marzo invitaría al personal del banco a designar el director que los represente, tal cual lo disponía la carta orgánica de la entidad desde su origen.
En la tapa de LA ARENA.
El cronista de LA ARENA estaba allí e inmortalizaría ese momento, y la edición del día siguiente tendría como título principal en la tapa del diario un acontecimiento del que ahora se cumplen nada menos que 60 años.
El diario reflejaba la ceremonia describiéndola como sencilla pero significativa, y a ambos discursos les puso el adjetivo formal de «conceptuosos». Todos los presentes desfilaron luego para poner su firma en un pergamino recordatorio de la jornada.
Haciendo un ejercicio de imaginación, transportándonos, se puede intentar comprender lo que significaba para esta naciente provincia y sus habitantes tener al fin su propio banco.
Los recuerdos que perviven.
Seguramente aún viven algunos de los presentes ese día en la sucursal del nuevo banco y podrán contar los verdaderos detalles del momento. Lo cierto es que el proceso había sido largo y complejo -incluso el Banco de la provincia de Buenos Aires había colaborado en la organización y la capacitación del personal- y miles de pampeanos habían participado orgullosamente suscribiendo el 50 % del capital accionario, que finalmente sería completado en el otro 50 % por el Estado provincial. Los fundadores (accionistas, funcionarios, directores y empleados), pusieron su esfuerzo y dedicación, y toda su esperanza en el éxito del proyecto.
Hoy, afincado en la sede de calle Pellegrini que se construiría tiempo más tarde -y obviamente con un importante número de sucursales funcionando aún fuera de los límites de nuestra provincia- el Banco de La Pampa sigue siendo una herramienta fundamental para el desarrollo de la provincia, y bien vale la pena que los pampeanos festejen orgullosos un nuevo aniversario de su fundación.
Lindolfo.
En diálogo con este diario, Lindolfo muestra fotos, plaquetas y documentos de su paso por la entidad, a la que ingresaría ese año 1959, cuando se puso en marcha. Él sería precisamente el secretario del primer Directorio del Banco de La Pampa.
En su departamento ubicado sobre Avenida San Martín, recibió al cronista junto a su esposa Beatriz, y ofreció detalles de aquellos primeros tiempos del Banco. «Ingresé en 1959 y estuve un tiempo hasta que partí a otro trabajo, pero ya en 1966 regresé y me quedé hasta mi jubilación en 1992», indica. «Yo era el legajo n° 10, y Delfín Reynaldo Iriart el legajo n° 4… Somos los que quedamos de aquella planta de primeros empleados», agrega.
La sede, antes una tornería.
Ruggeri parece turbarse un poco ante las antiguas vivencias, mientras muestra el examen que debió rendir para ingresar, con las respuestas escritas con su letra absolutamente prolija.
«Soy nacido en Santa Rosa, y viví mis primeros años en Cervantes 133, después en la calle Santa Fe en Villa Alonso, y más tarde en Yrigoyen 227, hasta enero que nos vinimos aquí», repasa.
Padre de dos hijos, Alicia -que le dio dos nietos y desde esta semana un bisnieto-, y de Pablo, don Lindolfo va desgranando recuerdos con total fidelidad, nombrando uno a uno a todos los que componían la primera plantilla del banco, desde el Directorio hasta los empleados que estuvieron desde el principio, ese 18 de mayo de 1959.
Rememora que el sitio elegido para la sede fue la esquina de Lagos y Rivadavia, «donde hasta ese momento había funcionado la tornería de Juan Colombato. Después se haría el edificio de calle Pellegrini», agrega.
Los mejores augurios.
Exhibe el pergamino que el día inaugural fue firmado por todos los presentes, también una plaqueta que le darían tiempo después, y una chequera de un ligero color rosado, que era «de la cuenta 25 del Banco de La Pampa, que compartíamos con mi padre», señala.
«Quedamos dos o tres de los que empezamos, pero el recuerdo es imborrable. Los compañeros, amigos, todos… guardamos el más sentido agradecimiento a la vida que nos depara poder llegar a esta feliz conmemoración. Y a los que hoy conducen el Banco de La Pampa, a los que trabajan y mantienen firmemente su desarrollo mis mejores augurios. Con el mayor afecto», cerró don Lindolfo sus recuerdos.
El primer depósito.
El momento de máxima expectación en el acto inaugural del BLP se alcanzó cuando bajo la atenta mirada del público, Ismael Amit se dirigió tranquilamente al mostrador, saludó muy formalmente al cajero, y sacando varios billetes de su bolsillo realizó la que sería la primera transacción: un depósito en efectivo donde quedó plasmado el sello que pasaría a la historia: «Caja 1, Banco de La Pampa, mayo 18 de 1959».
Ese día -bajo la atenta y emocionada mirada de cientos de personas- y mientras el silencio dominaba la escena, el golpe de ese sello puesto por el cajero daba por cumplido el sueño de crear un banco, que hoy llega a sus 60 años. Un acontecimiento que como pampeanos bien vale la pena celebrarlo. fuente La Arena