Con una economía que no muestra signos de recuperación, el Gobierno decidió flexibilizar el rígido plan de ajuste del FMI y salió a jugar fuerte en miras a la campaña electoral.
Para amortiguar el impacto del tarifazo del gas en los meses previos a las elecciones, se aplicará un descuento del 20% en las facturas de mayo a septiembre que se pagará a partir del próximo verano cuando el consumo se reduce notablemente.
De esta manera, la suba queda acotada a un 4% hasta el mes de octubre, siempre y cuando se cumpla la promesa de ajuste del 30% anunciada por Lopetegui. “Así podremos dar previsibilidad a las familias sobre sus gastos mensuales”, indicaron desde la secretaría de Energía a La Política Online.
La jugada, que intentó realizarse sin éxito en otras oportunidades por la rotunda oposición de las distribuidoras, solo será posible ya que esta vez, los intereses por este diferimiento en el cobro quedarán a cargo del Estado nacional.
En consecuencia, el Gobierno parece apartarse de la estricta meta fiscal acordada con el Fondo, que de todos modos autoriza un desvío del 0,4% del PBI. El problema es que ya son varias las medidas que apuntan en este sentido y probablemente excedan este límite.
En la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, Macri apeló a este desvío para decretar un aumento de la AUH del 46%. Pero como explicó LPO, también puso en marcha un plan de asfalto en el Conurbano de $5.000 millones, una línea de financiamiento a tasa subsidiada para pymes de $100.000 millones y los clásicos créditos Argenta a jubilados por $80.000 millones que ya fueron utilizados en la campaña del 2017. Diario Textual