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El norte de La Pampa lucha contra el barro

  • Foto del escritor: La Pampa
    La Pampa
  • 30 ene 2019
  • 3 Min. de lectura

Para quienes no habiten el extremo norte de La Pampa, justo donde nuestra querida provincia limita con Córdoba y Buenos Aires, difícilmente dimensionen el problema que aqueja a aquella porción provincial. Resulta increíble de creer que mientras hay regiones con necesidad de lluvia, en la zona antes mencionada ha precipitado durante los meses de diciembre y enero el equivalente a un año calendario, si tenemos en cuenta el promedio histórico de precipitaciones para ese lugar. Sin ir más lejos, hace menos de una semana se registraron entre 150 a 200 milímetros, dependiendo de la zona geográfica que consideremos. No hace falta ser un experto en la materia para entender que semejante cantidad de agua, en una provincia plana, sin drenajes naturales de agua como ríos o mares, es imposible de administrar sino se cuenta con un plan provincial del manejo del recurso hídrico, el cual debe contemplar obras. Para complicar más aún la coyuntura debemos mencionar que el poco drenaje natural del agua se encuentra severamente limitado por lo que conocemos como “la planicie con tosca”. Esta es una capa natural de carbonato de calcio, cuya ubicación subsuperficial (entre 40 a 120 centímetros respecto de la superficie del suelo) impide el normal escurrimiento del agua gravitante, o sea la porción de líquido que no es retenida por el suelo y que la gravedad impulsa a las capas profundas del suelo formando las napas freáticas, proceso interrumpido en este caso por la tosca. Todo esto sin mencionar que la zona viene de dos años ininterrumpidos de excesos hídricos que motivaron un sinnúmero de complicaciones, y que tiene como ejemplo paradigmático los dos alteos inconclusos, en menos de cien kilómetros sobre la Ruta Nacional 35. Imagine usted amigo lector, si algo tan visible como un alteo sobre una ruta nacional, arteria principal que vincula el norte del país con el sur del mismo no fue concluido, lo que le espera a obras más imperceptibles “tierra adentro”.

En columnas anteriores hemos mencionado que parte del trigo no pudo ser recolectado en tiempo y forma por los excesos hídricos, y que las labores de siembra de segunda, el control de plagas y malezas estaban siendo dificultosos. Sin temor a equivocarnos podemos decir que entre un 15 y un 20% de la intención de siembras de cultivos de segunda no se concretó, o se hizo en condiciones inadecuadas (muy tardíamente). Dicho esto, ¿qué nos depara a futuro? Sin duda que todo dependerá del clima. A favor tenemos que los meses de enero y febrero son muy demandantes de humedad, lo que significa que es más sencillo que los excesos de agua se evaporen, ya que como mencionamos antes no hay posibilidad de que escurran. Sin duda haría falta ya no solo la finalización, sino más bien la reevaluación y actualización de la “cuenca de los Daneses”, ampliando a nuevas cuencas naturales más al norte de La Pampa, como puede ser la reconocida laguna Chadilauquén. Esta laguna, ya devenida en lago por las dimensiones, ocupa tierra que es privada. Es decir campos con dueños, los cuales pagan un impuesto inmobiliario y quizás debería evaluarse la expropiación de tales superficies, tal cual se hizo oportunamente con los campos de la cuenca de los Daneses que se pagaron a precio de mercado. Pudiendo de este modo el Gobierno decidir al respecto.

En resumen, a los productores actualmente afectados por los excesos de lluvia, solo les queda estar preparados, teniendo a mano toda la parafernalia necesaria para trabajar en el barro, una cultura que hemos incorporado por pura necesidad y supervivencia en los últimos años. Finalmente solo queda esperar que las lluvias amengüen, que el agua escurra y que al menos, en un año de elecciones, tanto las autoridades provinciales como las nacionales logren de una vez por todas ser proactivos y no reactivos. Es decir, trabajar para que los problemas no ocurran, o que si lo hacen tengan el menor impacto posible, primeramente en los pueblos y luego en las zonas productivas, para no tener luego que acudir a paliar los efectos de los fenómenos naturales.

Mariano Fava

Ingeniero agrónomo - (MP: 607 CIALP)

Posgrado en Agronegocios y Alimentos

@MARIANOFAVALP

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