Santa Rosa, la capital de La Pampa, parece una ciudad ingobernable desde lo político. Una maraña de internas afloran en cada elección. Y en 2019 no será menos: hoy tenemos unas 6 listas para la interna en el PJ y 3 en la de Cambiemos. Veremos si todas llegan a presentarse.
El oficialismo local y sus versiones
Cambiemos cerró su acuerdo de apuro con toda la carga de la confrontación abierta entre sus socios. Y en Santa Rosa no iba a ser diferente. Tenemos tres listas que se iban a presentar: dos radicales con el intendente Leandro Altolaguirre que busca su reelección y la segunda encabezada por el concejal Marcos Cuelle, y la del PRO del funcionario nacional Enrique Juan.
Altolaguirre, junto con su hermano y presidente del partido, quiso cerrar un acuerdo con el PRO que buscó "blindar" su boleta al encabezarla por los dos precandidatos a gobernador. El acuerdo era solo para Santa Rosa, mostrando cómo el titular de la UCR jugó para los intereses sectoriales y familiares. Cuelle, quien ya había mostrado intenciones de competir por su sector, disconforme con el rumbo de la ciudad, impulsó su lista aunque no lleve las boletas a la gobernación. Y Juan anunció que también está en carrera, y tendría las dos boletas de los precandidatos a gobernador. Cuelle y Juan indican que el intendente no los representa. Altolaguirre afirma que hizo una buena gestión. Las encuestas muestran otra cosa: el ciudadano está cansado de una ciudad en la que está preso de problemáticas sin solución y de los constantes choques del jefe comunal con el personal municipal y distintos sectores como la cooperativa o los vendedores.
Los que pican en punta del PJ
El Frente Justicialista Pampeano quiere recuperar Santa Rosa frente a ese panorama complejo para Cambiemos, desde lo político y desde la gestión. Pero arrastra el germen de la fragmentación y la dispersión política de años de internas y de gestiones fallidas. Hay al menos seis listas que pidieron avales, pero dos son los dirigentes que pican en punta. El precandidato ungido por el oficialismo provincial es Jorge Lezcano. Es el postulante persistente, que desde hace más de una década busca la intendencia que le ha sido esquiva. En 2008 perdió en la interna cuando se presentó por primera vez y en 2011 lo quisieron bajar y finalmente lo dejaron afuera por pocos votos en la interna. En una votación muy cuestionada y poco transparente que siempre reivindica. En 2015 se alió al gobernador Oscar Jorge, pero declinó la postulación a jefe comunal ya que el mandatario se presentó como candidato testimonial por la capital.
Ahora parece ser su momento: el gobernador Carlos Verna decidió darle su apoyo por entender que es el que mejor posicionado está, así lo mostraban las encuestas, y que conoce la ciudad. Detrás de él están las líneas con el vernismo, el jorgismo y el robledismo. También kirchneristas, ya que Lezcano a reivindicado al proyecto "nacional y popular". El marinismo todavía espera cerrar un acuerdo para ir detrás de la lista oficialista, aunque algunos referentes barriales ya están en campaña.
El otro posible es el camporista Luciano Di Nápoli. Un perfil más ideológico que busca el apoyo del votante identificado con el kirchnerismo que tiene un piso importante, también un techo, en la capital provincial. Detrás hay sectores K, partidos aliados de esa tendencia y algo del jorgismo.
Todo es estructura en la interna
En las internas provinciales y locales, que no son obligatorias, todo es estructura, se afirma entre los dirigentes consultados. Altolaguirre, encerrado en su gestión, apuesta al aparato municipal para imponerse a Cuelle y Juan. El PRO también tiene su propia maquinaria aceitada por las delegaciones de los organismos nacionales. Cuelle afirma que en estas condiciones "perdiendo, ganamos", porque finalmente su espacio quedaría con representación en la próxima gestión.
En el PJ también se mueven en ese sentido, Lezcano tiene apoyos de líneas que direccionan votos en la capital provincial. Hay una cuestión: el desdoblamiento hizo que las internas sean el 17 de febrero. Será una campaña en plena temporada de verano cuando las vacaciones son la única preocupación y costará el doble movilizar a los votantes. La participación será menor.
Unas elecciones atípicas en una ciudad atípica para la política recorrida por la división y la dispersión de los votantes y los dirigentes.
Mientras tanto, Santa Rosa se ha acostumbrado, usando la letra de Soda Stereo, a los amores de música ligera: de sus flojos intendentes nada nos libra y nada más queda.