Otro emprendedor pampeano que se animó al desafío
- Winifreda
- 7 nov 2018
- 3 Min. de lectura
EMPRENDEDORES PAMPEANOS SUEÑAN SUS PROYECTOS Y SE ANIMAN A EJECUTARLOS
Cuentan con una capacidad innata para rodearse de las personas adecuadas con la finalidad de llevar a cabo sus planes. Son libres, destinan su tiempo y pasión para ver materializado su esfuerzo, el cual se convierte en un negocio porque viven de ello.

Independizarse, tener más libertad de tiempo y de recursos, no depender de un jefe, no estar atado a una empresa o no trabajar para alguien, parecen ser los comunes denominadores en los emprendedores. Pero las generalidades, en este caso, no alcanzan a Hugo Adolfo Quitllet, un tucumano de origen, pero que desde hace 20 años reside en General Pico, donde llegó para dedicarse al apasionado mundo de la apicultura.
Quitllet, perito apicultor e integrante de la Cooperativa Apícola Patagonia, ha hecho suyo un habitual mensaje del ministro de la Producción, Ricardo Moralejo, en cuanto a la necesidad de “animarse a los desafíos” cuando éstos estén a la vista. El apicultor vio “el negocio” dentro de su propio mundo, y se animó a encarar junto a su familia la fabricación de la vestimenta para sus colegas. El taller, así, cobró vida y hoy la pone a disposición de una clientela local y extraprovincial, según contó.
“Enjambre, (el nombre de la marca) nació como un proyecto familiar que pensamos con mi señora. Cuando llegamos a La Pampa buscamos tener un emprendimiento, estábamos en el rubro de la costura y confección. Logramos comprar las primeras máquinas con el acompañamiento financiero de la Fundación para el Desarrollo Regional y queríamos innovar”, explicó. La falta de un proveedor cercano de indumentaria para los apicultores pampeanos despertó el interés de la familia, y se “anotó” en la carrera de emprendedor con un producto que año tras año fue combinando creatividad con seguridad.

La Incubadora de Empresas de Indumentaria (IDEDI) de General Pico le habilitó la posibilidad de sumar capacitación, y comenzar a observar las tecnologías adecuadas para llegar a la ansiada libertad empresaria. “A medida que avanzamos compramos nuevas máquinas, logramos tener un buen stock de telas, encontramos nuevos proveedores, bajamos costos y mejoramos nuestro producto”, comentó sobre los trajes confeccionados con telas aprobadas bajo las normas internacionales ISO 9001 e IRAM.
Comercialización
“Enjambre” es una de las pocas empresas que quedan en pie en el país en cuanto a la producción de ropa especializada para el sector, lo cual no deja de ser un orgullo para los emprendedores locales. El “boca a boca” comenzó a hacer rodar el nombre de las prendas, pero ahora los canales de comercialización cobraron vuelo a partir de la intervención como sede de la Cooperativa Apícola Patagonia, que vende a precio mayorista a comerciantes pampeanos y de otras provincias, y también al minorista.

“Esto es una prenda de seguridad, y no pueden fallar los cierres, ni las costuras. Debe ser de alta tracción por el roce continuo con los cajones y el trabajo de traslado, por esa razón la tela y el hilado deben ser resistentes, hay que saber confeccionarla”, agregó. “La demanda nos abrió las puertas, tuvimos la oportunidad financiera con un microcrédito muy accesible, y junto con el aporte accedimos a una capacitación que resultó fundamental para nosotros respecto a la calidad, el manejo de las telas y la comercialización, así dimos los primeros pasos” afirmó.
Diseño, estética y calidad con seguridad
Apicultores de La Pampa, Buenos Aires, La Rioja y Tucumán ya conocen las bondades del producto fabricado en General Pico que tiene, cada año, un salto de calidad en cuanto a la confección y terminación. “Es dar valor agregado al producto, la idea es llegar a certificar la producción. El apicultor va a trabajar con la prenda que se sienta seguro, hay distintos modelos y formas de equiparse para la tarea, siempre aconsejo que el apicultor debe elegir la vestimenta con la que se sienta cómodo y seguro, más allá de lo estético” sugiere.
“Una abeja no puede ingresar dentro del traje si éste está bien confeccionado, por eso trabajamos con insumos certificados y controlamos que no haya ningún resquicio por donde el insecto pueda llegar a herir al trabajador”, explica sobre los equipos fabricados a un costo que llega a los 2.000 pesos, según la composición del equipo elegido.
“Trabajamos calidad y con buena relación al precio de venta, estamos a nivel de las mejores marcas respecto a la competencia, incluso nuestro precio es menor a otros que están en la misma corriente”, concluyó.