Se sepultó el Acuerdo de Estabilidad de Precios de Aranguren y se ratificó la liberación del mercado implementada desde octubre pasado, cuando el dólar cotizaba $ 17,36 y el barril de Brent u$s 57,69.
Luego que YPF aplicó aumentos de hasta 8% en sus combustibles el fin de semana, desde el lunes las petroleras Shell (Raízen), Axion (Pan American Energy) y Puma (Trafigura, ex Petrobras y ex Pampa) también ajustaron sus precios al consumidor.
La compañía angloholandesa hoy en manos de los brasileños incrementó entre 9% y 12% sus productos en la ciudad de Buenos Aires, al remarcar la nafta súper a $ 29,52; la V-Power a $ 34,99 y el Diesel Premium a $ 30,98, un 12% más que el mes pasado. En lo que va del año Shell acumuló un incremento anual de más de 21%. Los incrementos, por supuesto, tendrá su impacto en el interior de país.
PAE subió 5% la Súper hasta llevarla a $ 28,08 por litro, mientras que la de mayor calidad trepó 8% a $ 33,75. Esos porcentajes fueron resueltos en línea con los aplicados por la empresa de mayoría estatal. Para el gasoil, Axion aumentó el común a $ 24,45 (4,9%) y el Premium a $ 29,56 (8%).
La versión Súper en las estaciones de servicio Puma y Petrobras se encareció 6%, pero el precio por litro quedó 24 centavos debajo de YPF, que llegó a $ 27,82. En tanto la nafta más cara de Trafigura aumento apenas por debajo de un 6% y se ubicó a solo un centavo de la cotización que fijó la estatal, en $ 32,34.
La paridad de precios entre las marcas ratifica la intención del Gobierno nacional de sostener la liberación del mercado de combustibles en la Argentina.
Esa ratificación la trasmitió en las últimas horas un alto funcionario del Ministerio de Energía a los principales despachantes de naftas y gasoil del país. En rigor, el mensaje completo tuvo múltiples "aclaraciones" sobre el rumbo que la gestión de Mauricio Macri pretende para la importación, producción y venta de hidrocarburos, luego de la abrupta salida de Juan José Aranguren y el desembarco de Javier Iguacel en el área.
En primer lugar, se sepultó el Acuerdo de Estabilidad de Precios de Aranguren y se ratificó la liberación del mercado implementada desde octubre pasado, cuando el dólar cotizaba $ 17,36 y el barril de Brent u$s 57,69. Con un dólar que rozó los $ 30 el último viernes de junio y el crudo internacional por encima de los u$s 77, se estima que el atraso de los precios ya se acerca al 45%. Las petroleras hablan de un rezago de solo 20% en los surtidores para no asustar a los conductores y factores productivos, fundamentalmente del campo, consumidores de gasoil a granel y en pugna por lograr el abastecimiento.
En el Gobierno admiten que habrá al menos un incremento de combustibles por mes, sin temor a la consecuente escalada inflacionaria. El mensajero gubernamental recordó que para 2018 ya no existen las metas inflacionarias ni del 15%, 20% o 25% y refrescó la condición de liberal y "promercado" que caracteriza a los jefes de Cambiemos. En la Casa Rosada apuestan a que la luz verde para aumentar los precios fomente la "sana competencia" entre las petroleras para conseguir clientes y no perderlos.
Por la entrada en vigencia de la reforma tributaria en marzo pasado, que establece un ajuste trimestral por el IPC del INDEC del impuesto a la venta de combustibles (exITC) y al Dióxido de Carbono (IDC), ya se descuenta otro golpe al bolsillo para septiembre. En ese mes, los tributos expresados en pesos subirán como mínimo 8%, por la inflación acumulada del segundo trimestre de 2018 (2,7% en abril, 2,1% en mayo y un piso de 3% en junio). En junio el incremento de impuestos fue de 6,7%.
A este "impuestazo" se le agrega una reciente elevación de hasta 12,9% en los precios de los biocombustibles dispuesta por Energía, que también se trasladará a los surtidores por la incidencia en la mezcla con las naftas y el gasoil, aunque con un menor impacto que las dos principales variables de ajuste, que son el tipo de cambio y Brent.