La “colza o canola” es sin duda la oleaginosa invernal más importante a nivel mundial y por lo tanto la que más se ha investigado, incluso se dispone de experiencias en nuestra provincia. Los resultados de las mismas son muy aleatorios, es decir, se registran años de muy buenas producciones y otros en los que prácticamente no se ha cosechado nada. El principal problema es que se utilizan paquetes tecnológicos (densidad de siembra, fecha de siembra, variedades, etc.) importados de otras provincias agroecológicamente muy distintas a la nuestra. Sin embargo, si logramos ajustar un buen protocolo de producción, la especie puede llegar a convertirse en una buena alternativa de diversificación.
Entre las ventajas que posee, podemos mencionar las siguientes:
1. La colza es un cultivo oleaginoso y por lo tanto tiene un excelente valor comercial, muy superior a cualquier cereal invernal. No se necesitan grandes producciones para ganar plata.
2. Se adapta ecológicamente a la zona en cuestión.
3. Por ser una crucífera invernal, es una excelente oportunidad de romper con el monocultivo de trigo, aportando esto diversos beneficios en la matriz de rotación, como son por ej.: se puede sembrar en lotes infestados por el hongo de suelo Gaeumannomyces graminis var. tritici (nombre vulgar “Pietin”), donde la única manera de bajar su incidencia es quitando el hospedante susceptible. Permite limpiar los lotes infestados de avena fatua de una manera más eficiente y económica mientras se produce trigo o cebada en esos ambientes. Finalmente, se cosecha en promedio unos 20 días antes que el trigo, siendo una excelente alternativa para plantar soja o maíz de segunda.
4. Su poderosa raíz pivotante es un “cincel biológico” de suelos, generando una macro porosidad muy estable indispensable en un suelo físicamente sano.
Concentrándonos más específicamente en las experiencias que se llevaron adelante en La Pampa algunos años atrás, cuando esta especie experimentó una coyuntura de alta demanda y precio muy elevados, dejaron un gran cúmulo de información que nos permite planificar con mucha más confianza el cultivo en la actualidad. Sin embargo, estamos lejos de poder decir que entendemos el cultivo acabadamente, dando recomendaciones precisas y concluyentes. Quien decida sembrar colza deberá comprender que es un cultivo de rotación y no de competencia, es decir, esta oleaginosa para nada viene a reemplazar al trigo, la cebada o la avena, sino muy por el contrario es una opción más, con la que técnicos y productores contamos para sinergizar la secuencia de cultivos.
Los principales problemas que tenemos a la hora de producir colza son:
1. Variabilidad de rendimiento entre los distintos años, o dentro del mismo año, entre las diferentes zonas de una misma región, la cual es muy difícil de explicar por el momento, y mientras no la podamos explicar no la podremos remediar.
2. “Oruga de las coles”: esta “plaga” si bien es muy fácil de controlar, los lotes experimentan reiteradas reinfecciones, debido a la gran cantidad de “polillas de las coles”, que es el estado adulto de las plagas, el cual deposita los huevos de donde nacen las larvas. Fue así que hubo lotes a los que fue necesario pulverizar hasta tres veces.
3. Paquete tecnológico: gran parte de la información con la que contamos corresponde a recomendaciones de siembra convencional, lo cual no es del todo traspolable a un sistema de siembra directa. Por ejemplo, las densidades de siembra recomendadas para sistemas en convencional, comúnmente resultan muy bajas en siembra directa, porque la plántula cuando germina, al “querer” atravesar el rastrojo sobre superficie, elonga su “tallito” más que en una siembra convencional (planta etiolada), siendo este muy susceptible a ataques fúngicos, produciéndose una gran pérdida de plántulas, cuya única forma de suplir es subiendo la densidad de siembra. Otro tema a dilucidar es la fertilización, la colza requiere buenos niveles de fertilidad inicial.
4. Cosecha: no está claro cuál de todos los sistemas es el más conveniente, hilerado, desecado o cosecha directa. Sin embargo, a priori parece que la cosecha directa en las modernas variedades es la mejor situación, aunque nos obliga a levantar el cultivo con una humedad algo superior a la requerida por la mayoría de los compradores.
Estos son los problemas más importantes a resolver y, si bien tenemos una idea de cómo solucionarlos, falta probar esas hipótesis a campo este año, y seguir acumulando experiencia, ya que todos los años no son iguales. Aquel productor que decida sembrar colza este año, una medida prudente sería no dedicarle más allá de un diez a veinte por ciento del área de cosecha fina y establecer como rinde objetivo el sesenta por ciento del rinde histórico de trigo. Para finalizar, mencionaremos otro punto crítico del negocio: “El Mercado”. Como toda especialidad conviene asegurarse el canal comercial antes de iniciar el proceso productivo, pues de lo contrario se corre el riesgo de que una vez que contemos con el grano, no hallemos la manera viable para obtener la retribución monetaria deseada, debiendo esperar la aparición de compradores o venderlo al dedal como alimento para pájaros.El Diario
Mariano Fava:
Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP)
Posgrado en Agronegocios y Alimentos
@MARIANOFAVALP