El winifredense Fernando Ojeda se define como “un escriba que se ha encargado de recopilar poemas de manera desprolija”. Presenta mañana en la sede de la APE su libro de poesía, acompañado por Nilda Redondo, Armando Inchaurraga y Edgar Morisoli.
El poeta Fernando Ojeda, presentará mañana a las 20 horas su libro de poesías, editado por 7 Sellos Editorial Cooperativa. La presentación se realizará en la sede de la Asociación Pampeana de Escritorxs, Víctor Lordi 73, de Santa Rosa.
La obra, que recopila sus poemas, se llama “Huellas dibujadas en el tiempo” y reúne su trabajo como poeta. En declaraciones radiales, Ojeda precisó que el libro está prologado por Nilda Susana Redondo, Gabriela Simón y epilogado por Edgar Morisoli. “Quienes van a estar son Nilda Redondo, Armando Basko Inchaurraga y Edgar Morisoli. Cada uno de ellos hablará algún aspecto del libro y me hará alguna pregunta”, dijo.
Fernando explicó que el libro tiene dos prólogos, uno de Gabriela Simón y otro de Nilda Redondo. “Es que en un principio, el libro iba a ser otro. Lo que quedó como primer capítulo, es ‘Vestigio’, mientras que el segundo es ‘El tiempo de las descalzas’ y el tercero ‘Las voces del viento’. Gabriela Simón prologa el primero y Nilda el segundo y tercero”, dijo al programa “Despertando a la Trama”, que se emite por Radio La Tosca.
—¿Cómo llegaste a editar este libro?
—En el año 2010 intenté publicar, pero no se pudo lograr y toda esa primera etapa quedó en ‘Vestigios’. Uno sigue escribiendo y escribe y corrige, se distrae, hasta llegar a este momento en que pude reunir a los poemas que pretendía. Esto se presentó en su momento en un concurso de provincia y no fue elegido. Tampoco me quedé en La Pampa, me fui a vivir a San Marcos Sierra pero volví a los 4 meses y vuelvo a trabajar como profesor en colegios secundarios, donde suelo trabajar haciendo suplencias. Junté el dinero, 7 Sellos me dio facilidades de pago y hoy está acá.
—¿Con qué nos encontramos en “Huellas dibujadas en el tiempo”?
—Básicamente, los poemas están trazados sobre una cuestión íntima y social. Vas a encontrar poesías que trabaja con el yo, pero también con el nosotros colectivo. Hay un texto que se llama ‘El país de los teros’, que tiene un cruce de las dos cosas y hablo de los silencios, de lo que implica hablar por La Pampa, o el comportamiento de los teros.
También hay un poema dedicado a Haroldo Conti , que es un escritor referente para mí. Si bien vengo de una generación que está muy lejos de él, yo no soy un pibe, ya que nací en 1978.
—¿Quién hizo el trabajo de corrección?
—Lo corregí antes. Luego Nilda Redondo lo leyó, pero me dijo que no se iba a corregir. Cuando se lo llevé a Morisoli, el gran poeta, ya estaba corregido, pero quien sí me ayudó fue mi directora de tesis, Gabriela Simón. El trabajo disciplinar al que me ha ajustado a lo largo de mis estudios, también lo hizo con la poesía. Hay muchos poemas que aparecen en el libro por esta profe de San Juan, que no estará presente en la presentación.
Consultado sobre sus principales referentes literarios, Fernando Ojeda nombró a Juan Gelman. “Es un poeta que me conmueve y ayuda a pensar. También hay otros referentes, un amigo que se llama Hugo. Maestro mayor de obras, albañil, es alguien que me enseña mucho con sus silencios, su palabra, siempre justo. Hugo Villalba es un poeta de la vida y me ha ayudado a ver otras cosas”, dijo.
—Te acompañarán Armando Inchaurraga y Edgar Morisoli, ¿qué significan para vos?
—El vasco Inchaurraga es de mi pueblo, de Winifreda. He leído pocas cosas suyas en narrativa y sí, más detenidamente su poesía. Lo empecé a tratar muy asiduamente el año pasado, cuando comencé una investigación sobre los anarquistas en mi pueblo. Hablando con Hugo, me dijo que hablara con el vasco Inchaurraga. La cuestión era que su papá era anarquista en el pueblo y le dio cobijo a Fortunato Fernández, un anarquista que se escapa de Alpachiri, donde lo querían meter preso, solo por ser anarquista. Yo escribo esa historia en un microrrelato que editó 7 Sellos. Para mí, es un referente social y político, además de un gran escritor.
—¿Y sobre Edgar Morisoli?
—Es el poeta mayor, en estos tiempos contemporáneos. Junto a Bustriazo Ortiz son la identidad poética pampeana, lejos. Él tiene una disciplina impresionante que a mí me cuesta mucho. Yo soy un escriba que se ha encargado de recopilar poemas de manera desprolija. Soy un tipo que escribe de manera desordenada, no siempre a la misma hora. Por lo general escribo de noche y corrijo de día. De hecho un poema dice, que yo escribo de noche para corregir las imperfecciones del día. Soy noctámbulo y el noctámbulo durante el día suele ser deprolijo y se ajusta cuando la ley manda, es decir la obligación laboral, con los colegios.
—¿Qué te motiva a escribir?
—Por lo general nunca hay una sola razón. Son experiencias que a uno le pasan. A veces surge de una lectura y se escribe para buscar respuestas. También me puse a hacer esto, porque algo tenía que hacer, porque yo quería ser futbolista. Intenté hacer otra cosa, que era ser músico, pero tampoco pude. A los diez años, largué la guitarra y me fui a jugar al fútbol, hasta que a los veinte dije que ya estaba, que no podía ser futbolista. Luego estudié acá un tiempo y en el 2002, me fui a San Luis y allí me quedé hasta el 2012, que es cuando me recibo y decido regresar a La Pampa.
—¿Por qué hacer poesía en una era digital? ¿Qué lugar tiene la poesía?
—El lugar de la poesía no lo puedo determinar yo. Creo que la poesía está viva. Si no, no tendríamos encuentros poéticos. Hay un grupo de poesía itinerante del que a veces participo y otro evento literario más amplio, que se llama ‘Casa tomada’ y habitualmente, se vienen presentando libros.
El mismo día que yo presento uno acá, se presenta uno de una mujer en Eduardo Castex. ¿Por qué un libro?, porque sigo siendo moderno, sigo basado en el posicionamiento ideológico y filosófico de la modernidad, es decir que el libro impreso, tiene que estar. Y también me enojo con esa modernidad, que significó el advenimiento del capitalismo, pero discutamos al capitalismo con sus herramientas y vamos a publicar un libro, para decirle que no queremos la posmodernidad.
