La jueza de control santarroseña María Florencia Maza condenó hoy a un albañil de 30 años a la pena de seis meses de prisión de cumplimiento efectivo, por ser autor de los delitos lesiones leves agravadas por la relación de pareja, en concurso real con desobediencia. También lo acusó de daño y amenazas simples, en dos causas diferentes. La víctima fue su expareja y, de acuerdo al fallo, los hechos deben ser encuadrados en “un contexto de violencia de género”, de conformidad con lo establecido en la ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres.
La resolución de Maza se dio en el marco de un acuerdo de juicio abreviado presentado por el fiscal Walter Martos, el defensor oficial Pablo De Biasi y el propio acusado, quien registra antecedentes penales y reconoció su culpabilidad. La mujer, al ser notificada por el Ministerio Público Fiscal, dijo que estaba en desacuerdo con la imposición de una sanción efectiva porque “quiere retornar el vínculo con el imputado y formar una familia”. Luego, cuando fue citada por el juzgado para ser escuchada, no compareció.
El primer hecho probado ocurrió el pasado 2 de febrero a la noche cuando la víctima se hallaba en su casa. El imputado llegó allí, “le sacó su teléfono celular, comenzando a agredirla verbalmente y le propinó un golpe de puño en la ceja derecha, causándole lesiones”. Ello ocurrió cuando estaba vigente una restricción de acercamiento a ella y a su domicilio, que había sido dictada por el juez de control, Nicolás Casagrande Lorences, a raíz de una denuncia de la propia víctima contra su ex pareja y padre de dos hijos.
Maza dio por probadas las lesiones y la desobediencia señalando que el imputado se presentó en el domicilio de la mujer, “incumpliendo así con una restricción de acercamiento que se encontraba vigente, agrediendo a ella físicamente y causándole lesiones”.
Con respecto a la otra causa, la magistrada, con las pruebas reunidas por la fiscalía, dio por acreditado que el 17 de marzo a la noche, también en circunstancias en que la víctima se encontraba en su vivienda, el acusado “quiso ingresar por la ventana frontal, dañando los vidrios de una hoja y parte de la madera del borde; e intentó agarrar de los pelos a la mujer, mientras le manifestaba que iba a matarla”. Ello ocurrió cuando pesaba la restricción de acercamiento y contacto que la propia Maza le había impuesto el 6 de febrero. “Incumpliendo esa restricción, el imputado causó en la ventana un detrimento susceptible de apreciación económica y le manifestó a la denunciante expresiones que le causaron temor, limitándola en su libertad de autodeterminación”, sostuvo la jueza al acreditar el hecho. Y encuadró ambos episodios “en las disposiciones de la ley 26.485, teniendo en cuenta el contexto de violencia en que tuvieron lugar, así como el vínculo que unía a los dos al momento de los hechos, circunstancia que se corroboró por lo mencionado por la damnificada al ser citada por el Ministerio Público Fiscal, en donde reveló su intención de retomar su relación con el imputado”. El condenado permanece actualmente detenido en la alcaidía local.