El PJ pampeano observa abroquelado lo que está ocurriendo a nivel nacional y busca replegarse de sus repercusiones en la provincia: el rumbo económico de la gestión macrista, la marcha opositora liderada por Moyano y los intentos de unidad del peronismo que no cuajan. A la espera, y mientras las hechos se van sucediendo, el gobernador Carlos Verna es partidario para el escenario nacional de un "peronismo joven" o renovado.
La estrategia actual del justicialismo pampeano es la que marca Verna. A los gritos que se escuchan en Ciudad de Buenos Aires, se le responde con el sigilo. El mandatario es el que traza la distancia que se debe tener con una realidad compleja a través de su silencio. El PJ pampeano quiere estar a salvo de todas las acechanzas del escenario actual: de Cambiemos, debilitado luego de la reforma previsional de diciembre, pero aún conservando el poder; de la división del peronismo que lejos está de lograr una síntesis; y de quienes quieren imponer un rumbo radicalizado a la oposición. A pesar de todas las diferencias internas que puede tener, el PJ pampeano está unido y unificado, y pensando en 2019. Y Verna, a quienes todos dan su reelección como cosa segura, necesaria y hasta obligatoria, es el que conduce ese proceso.
La estrategia y la distancia
La pregunta en el entorno del gobernador es: ¿por qué trasladar a la provincia, donde se ha logrado sostener "adentro" al peronismo en todas sus vertientes, los planteos y contradicciones nacionales? Sobre todo con posiciones que van en contra de los intereses del PJ pampeano como la radicalización de los reclamos y la búsqueda de la ingobernabilidad.
De ahí la estrategia del silencio: Verna abrió una etapa dialoguista con el gobierno de Macri (aunque haya reclamos por los ríos como política de Estado y críticas a medidas puntuales); distanciamiento con los planteos prematuros y trabajosos para una temprana unidad del peronismo; y alejamiento de los posicionamientos combativos del sindicalismo y el kirchnerismo. Algunos dirigentes pueden salir a opinar sobre estas cuestiones, pero lo harán desde la personal.
Teléfono no atendidos
En el gobierno pampeano observan con satisfacción y preocupación las bajas performances en los sondeos de la gestión macrista. Verna ha sido un "duro", pero sostiene una mirada muy similar con otros gobernadores justicialistas. Una mala gestión económica va a repercutir sobre los gobiernos provinciales y que se sostenga la grieta K es un mal negocio para el peronismo.
Tampoco ven que la unidad del peronismo nacional, que muchos proclaman, se pueda dar tan fácil, ya que encierra más peligros que beneficios de cara a 2019. Verna y varios dirigentes justicialistas de la provincia se mostraron indiferentes al llamado al acto que propusieron hace dos semanas algunos kirchneristas, randazzistas y massistas en CABA. Al encuentro apenas asistió el gobernador de San Luis y el de San Juan dijo que iba y se limitó a enviar un saludo. En La Pampa se recibieron llamados de Alberto Fernández, pero no fueron atendidos. Otros dirigentes fueron invitados personalmente, pero tampoco se sumaron a una movida más "conurbanizada" que federal. Verna, como otros mandatarios del interior, quiere analizar cómo avanza esa supuesta unidad para después definir. No es cuestión de unir por unir. Y prefiere salvaguardar los peronismos provinciales antes que entrar en los debates nacionales que restan más de lo que suman.
También entienden que el candidato a presidente del PJ en 2019 debe ser moderado y eso lo impide la presencia de CFK. Por ahora todo es división: entre el peronismo bonaerense, entre los gobernadores, entre los sindicalistas. Hasta en el mismo Congreso, donde en Diputados se conformó el bloque Argentina Federal, pero también hay otras bancadas peronistas. Frente a las leyes de la reforma laboral del gobierno nacional hay diferentes posturas en ese bloque que representa a varios de los gobernadores del PJ, lo que podría llegar a dividir a sus integrantes en apoyos y rechazos. El diputado Sergio Ziliotto, una de las voces cantantes del sector, ya se plantó en que no va a acompañar estos proyectos, pero otros piensan en las necesidades de sus gobernadores presionados por Casa Rosada. Una muestra más de la heterogeneidad actual del peronismo.
El 21F, el agua y el aceite
El acto opositor liderado por el camionero Hugo Moyano fue visto con reservas por el justicialismo en la gestión. Ni adhesiones ni expresiones de apoyo por parte de los gobernadores y muchos intendentes del Conurbano bonaerense. La marcha fue importante y mostró la todavía presente influencia del líder sindicalista en el escenario político. Para unos el acto opositor fue "la unidad del pueblo", para algunos abrió la puerta a una convergencia de cara a las elecciones presidenciales. Y para otros fue una demostración de fuerza contra Macri nutrida solamente por ese hecho, ya que unió al agua con el aceite, en una diversidad de reclamos y de intereses: a Moyano con el kirchnerismo, que se enfrentaron a rabiar y se declararon enemigos en su momento, y al peronismo con sectores de la izquierda que poco después criticaron la tibieza del sindicalista. El "frente social" antimacri se sustenta contra un gobierno, pero no deja de ser una parte de la oposición.
Una columna del periodista Diego Genoud dio cuenta de cuál fue la postura de los gobernadores justicialistas frente al 21F. Estos mandatarios deben sostener el diálogo con el presidente y apuntan a buscar un candidato moderado para 2019 para enfrentar a Cambiemos diferenciándose del kirchnerismo a ultranza. El acto fue una visión que "atrasa" a los ojos del elector promedio, que le da aire a Macri al alentar la grieta y que va en contra de las posibilidades del PJ en las próximas presidenciales. ¿Y Verna? ¿Dónde está parado? Desde su entorno, los que transitan habitualmente su oficina, se afirma que el mandatario ve con buenos ojos al sanjuanino Sergio Uñac, al que considera parte del "peronismo joven" o de la renovación frente a las viejas y desgastadas caras del PJ en retirada, y muy distinto a otros "nuevos" como el salteño Urtubey o el entrerriano Bordet, muy cercanos a la Casa Rosada. El 21F Verna y Moyano tuvieron solamente dos cosas en común: la desazón por la Recopa perdida por Independiente y su postura crítica al gobierno de Macri. Todo lo demás los distancia.