PARA ATENUAR EL EFECTO DE LAS INUNDACIONES EN LOS PREDIOS RURALES El ingeniero Alberto Quiroga sostuvo que el reemplazo de pasturas perennes y pastizales por cultivos de producción de granos redujo el consumo anual de agua de los campos. Este manejo del suelo trajo aparejado el ascenso de las napas freáticas.
El ingeniero agrónomo Alberto Quiroga, del grupo de suelos y gestión del agua de la Estación Experimental del INTA Anguil, fue uno de los disertantes en la jornada sobre Emergencia Hídrica en La Pampa, que se llevó a cabo el viernes en la confitería del parque recreativo municipal de Colonia Barón. A la jornada, organizada por el INTA, el Ministerio de la Producción y la municipalidad de esta localidad, asistieron chacareros de la zona cuyos establecimientos están anegados en gran parte. La apertura estuvo a cargo de la intendenta Sonia Luengo y de Héctor Lorda, director de la Agencia de Extensión Rural del INTA Anguil.
Quiroga sostuvo que el reemplazo de pasturas perennes y pastizales por cultivos de producción de granos redujo el consumo anual de agua de los campos de una amplia zona de la región pampeana. Este manejo del suelo trajo aparejado el ascenso de las napas freáticas con efectos de anegamientos sobre la producción agropecuaria, fenómeno agravado con las prolongadas lluvias otoñales e invernales de este año. Aconsejó “replantear el uso de la tierra” para fortalecer su capacidad de recuperación frente a los excesos hídricos destinando mayores superficies a verdeos.
“La emergencia hídrica ocurre cuando la entrada de agua al suelo supera a la salida porque se han introducido algunos cambios en el sistema de producción. Como se está consumiendo menos agua ascienden las napas y generan problemas de falta de transitabilidad, se encajan la maquinarias y no se puede sembrar ni cosechar”, indicó Quiroga en diálogo con LA ARENA.
Según geólogos pampeanos especializados en el tema, “de la lluvia total del año por lo menos 100 milímetros tendrían que pasar a las napas para mantener un equilibrio, es decir que no bajen ni suban, ahora cuando la recarga es mayor a esa cantidad, calculamos 250 milímetros en la actualidad, indudablemente no queda otra que las napas asciendan más allá del cambio climático”. Ante esto, “tendríamos que intensificar el gasto del agua. No podemos tener el 70 por ciento de la superficie destinada solamente a un cultivo como soja, girasol o maíz y el resto del campo durante varios meses sin nada que consuma agua. Deberían volver los cereales de invierno, como trigo-cebada, cultivos para pasto como centeno, tritricale, alguna avena, que consumen abundante agua de napa”. Quiroga instó a los agricultores a poner en práctica nuevamente este proceso productivo “para que los próximos períodos de exceso hídrico no los agarren con las napas tan llenas y así puedan evitar que la secuencia de esos períodos sean mayores y que las hectáreas afectadas sean menores”.
Reveló que desde el INTA venían observando hace varios años el aumento de las napas, un problema que se magnificó en esta temporada cuando las proyecciones daban que se iba a demorar por lo menos un par de años más. “En una reunión que mantuvimos hace algunos años con unos doce intendentes del norte de La Pampa, les recomendamos un invierno verde en los campos, principalmente con centeno para ir vaciando las napas para que cuando llegaran las lluvias no recargaran tanto el suelo. Esto no se hizo porque a veces como sociedad no aplicamos medidas adaptativas, aunque haya avisos previos”, lamentó.
Ante la realidad actual, “esta bueno entender los procesos productivos y aplicarlos cuando se dan alertas para atenuar el problema y que no afecte tanto al campo”, finalizó.
Otra de las disertantes fue la ingeniera agrónoma María Laura Belmonte, del grupo de agroclimátología del INTA Anguil. “Hace dos o tres años que estamos sufriendo una variabilidad climática muy marcada. Este año en especial tuvimos un otoño con lluvias muy abundantes y concentradas, un invierno muy benigno porque faltaron heladas”, describió.
Abundó sobre los factores que están provocando los cambios climáticos. “Este año tuvimos la influencia muy fuerte del océano Atlántico subtropical que nos metía al continente permanentemente humedad y calor, que obviamente produce lluvias mucho más frecuentes de las que debería haber habido en invierno”. Sobre las perspectivas climáticas, manifestó: “Gracias al enfriamiento no solamente del océano Atlántico sino del Pacífico, que es el que determina el fenómeno del Niño o Niña, tendremos una tendencia a la normalización, es decir, valores normales de lluvias para nuestra región y temperaturas medias diarias un poco más altas”. En los próximos meses “no vamos a tener episodios de seca ni demasiados húmedos y en esta primavera se espera alguna helada tardía”.
La temperatura del planeta subió un grado
María Laura Belmonte indicó que la temperatura del Planeta Tierra “ha aumentado aproximadamente un grado en los últimos 100 años por un efecto natural y otro antrópico, esto significa que el ser humano también está generando un poco estos cambios al incrementar la emisión de gases de efecto invernadero”. “Eso trae como consecuencia que se caliente más el planeta y si no logramos intervenir a tiempo podría aumentar en los próximos 100 años tres o cuatro grados la temperatura, que son las prospectivas que están haciendo los meteorólogos a nivel mundial”. No se animó a predecir las consecuencias del calentamiento global, aunque señaló “cada vez tenemos extremos climáticos mucho más frecuentes con solo este aumento de la temperatura (de un grado). Si se triplica o cuadriplica podemos tener consecuencias catastróficas”, culminó Belmonte.
< Luis Barbaschi para LA ARENA 03/10/2017 >