"Me dejaron una herida espiritual que aún conservo". Lo dijo el periodista y escritor Juan Carlos "Pinky" Pumilla, uno de los querellantes del Juicio de la Subzona 14 II, quien declaró hoy y contó los padecimientos que sufrió en los '70. Además, recordó las delaciones civiles y pidió que se inició una nueva investigación judicial: quiénes fueron los uniformados que torturaron a presos políticos en la pista del aeropuerto de Santa Rosa, cuando eran trasladados al penal de Rawson (Chubut).
Pumilla -autor del libro Informe 14, junto a Norberto Asquini- dijo que fue detenido ilegalmente pero sostuvo que, a diferencias de por ejemplo el caso de Raquel Barabaschi, no fue torturado físicamente. "Hay una distancia enorme entre lo que yo padecí y lo que padeció ella", sostuvo.
Sin embargo, sostuvo que insistió en ser querellante en este juicio por cuatro razones:
-1 Dijo que le prometió a la familia de Eduardo Sergio Korsunsky. "Era de Bernasconi y fue compañero de colegio. Lo desaparecieron en San Nicolás", contó. "La detención de Moisés Korsunsky, su padre, coincidió con la mía... Su padre creía que en realidad buscaban a su hijo. Yo les prometí mis esfuerzos para recuperar o saber dónde estaba Eduardo. Esto que digo es la manifestación de mi fracaso, pero no la derrota de la memoria", dijo.
2- Sostuvo que la sociedad pampeana debe recuperar el cuerpo de Lucía Tartaglia y la identidad del hijo que tuvo mientras estaba secuestrada. "Cuando fundamos el Movimiento de Derechos Humanos en 1983, fui el primero que recibió a una señora muy encantadora. Esa señora era María Tartaglia. Llegaba con un atadito de cartas. Ese atadito de cartas era de su hija Lucía Tartaglia, que estaba en el Olimpo y que había logrado 'filtrar' esas cartas para su madre", dijo. "Quiero decir que en el velatorio del señor Tartaglia, en Santa Rosa, la familia visualizó a un miembro de la Policía Federal . Y horas después, Lucía Tartaglia y su pareja Enrique Sierras fueron llevados a la Policía Federal, donde se les confeccionó una ficha. Esa ficha fue consecuencia posterior del asesinato de Enrique Sierra y del secuestro y desaparición de Lucía Tartaglia. Y Lucía tuvo familia en el Hospital de Campo de Mayo y María murió sin ver a su nieto. La sociedad pampeana no ha recuperado aún a ese muchacho".
3- Expresó que también lo hizo en memoria del periodista Raúl D'Atri. "El fue trasladado a Rawson y murió antes del juicio de 2010. Junto a otros compañeros que fueron trasladados, contaron que estaban alojados en la Unidad Penal 4 y fueron trasladados a Rawson. En el aeropuerto de Santa Rosa, el personal penitenciario los entregaron a los de aeronáutica, que procedieron de esta manera: los encapucharon, los subieron a culatazos al avión y esposados los tendieron en el piso y ordenaron sus cuerpos caminándoles por las espaldas. No debe ser difícil averiguar el plan de vuelos y la dotación de esos aviones. Pero lo cierto es que me han contado estos testimonios, inaugura un nuevo capítulo de torturas en suelo y cielos pampeanos. No sería difícil buscar y tener el plan de vuelo, con la tripulación de esa época".
4-Finalmente se presentó por querellante en memoria del militante Horacio Maldonado. "En 1983 se fundó el Movimiento Pampeano de los Derechos Humanos. Seis meses después de constituido, el movimiento presentó un informe sobre la violación a los derechos humanos. Eran 33 denuncias. Se apuntaba, por ejemplo, a dos asesinados en tierras pampeanas; esas cifras se han duplicado o triplicado. Se hacía referencia a 16 casos de tormentos, que creo que fueron la base del juicio del 2010. Vislumbrábamos ya la enormidad de la coordinación represiva y el tamaño de la delación y de la complicidad civil y el papel de la Iglesia como apoyo del golpe de 1976. Esas denuncias fueron presentadas en la Justicia Federal y en la Comisión de Derechos Humanos de Diputados. Lo hicimos yo y Horacio Maldonado. Como Maldonado ya falleció, asumo ese compromiso cívico para perseverar en la búsqueda de la memoria".
"Pinky" contó que los represores Oscar Yorio y Hugo Marenchino lo detuvieron sin orden judicial y que luego lo interrogaron con Roberto Fiorucci y otros policías. Reconoció al exjefe de la Policía, Luis Baraldini, que "pasaba por la puerta abierta" y controlaba mientras lo interrogaban.
Estuvo alojado en la Colonia Penal. "Estuve los diez primeros días incomunicado y pude salvar esa incomunicación gracias a la buena voluntad de algunos celadores, dijo.
Recordó como "traumático" y "una herida persistente" que conserva que lo hayan bajado esposado con su familia en la puerta del juzgado.
Dijo que no fue torturado físicamente. Lo dejaron salir por orden del juez Juan De Dios Uncal -quien posteriormente, ya en la dictadura, fuera preso- pero quedó bajo vigilancia permanente de la Policía.
Además, pidió especialmente investigar las delaciones y complicidades civiles. Así, por ejemplo, mencionó un documento de Ismael Amit que, desde el Mofepa, trazaba un "plan de gobierno" para los militares. También involucró la complicidad política por parte de Ricardo Telleriarte, quien fuera gobernador durante la dictadura.
Incluso mencionó a otro sindicado como "buchón": Feliciano Losada, ya fallecido. "No solo fue el director de La Capital, cuando el diario había sido intervenido. También acompañó a (Rafael) Videla en sus primeras visitas a las provincias", dijo. Losada, incluso, se infiltró en la Universidad Nacional de La Pampa y llegó a ser integrante del Círculo de Periodistas Deportivos.
Después de un cuarto intermedio, el imputado Oscar Yorio pidió declarar en indagatoria, exclusivamente para defenderse de la acusación de Pumilla. "Jamás lo detuve, no lo fui a detener ni estuve presente en algún lugar donde haya estado detenido. Después del '72 yo pasé a la Unidad Regional y no hacía operativos", declaró.