Casi es personal para el gobernador Carlos Verna, casi es jugarse todo para Cambiemos de cara a 2019. El 17 de septiembre comienza una nueva campaña electoral y las dos fuerzas centrales de la política pampeana, el oficialismo del PJ y la oposición provincial, la oposición nacional y el oficialismo macrista, según cómo se lo mire, se preparan para enfrentar el 22-O que irá marcando el escenario para dentro de dos años.
Rumbo a la polarización
Un análisis del CIPPEC, del docente Facundo Cruz, indicó que la dinámica electoral pampeana está caracterizada por una competencia concentrada y un escenario previsible. Lo primero es así: el 88% de los votos se repartieron entre el PJ y Cambiemos. En el segundo caso no tanto. Hubo un cambio en las particularidades históricas propias del distrito, desde 2013 con la aparición del PRO que rompió con la dualidad peronismo-radicalismo que caracterizó la competencia por cargos legislativos y ejecutivos.
Las elecciones en octubre se polarizarán como ocurrió en las primarias entre la lista del oficialismo y la de la oposición. El caso de la desaparición de Santiago Maldonado, además de haberse convertido en una crisis política para el gobierno nacional, mostró -se puede observar en cualquier red social- la vigencia de la grieta, reafirmando las creencias de ambos bandos. Y este escenario es nacional. ¿Por qué la provincia va a ser indiferente?
En La Pampa, pensando en el 22-O, el PJ ya tiene definido su competidor y Cambiemos debe cerrar filas. El PJ pretende aglutinar los votos que se dispersaron y Cambiemos contener a los que apoyaron todas sus variantes. Los dos piensan en 2019, porque el que pierde va a recibir un golpe político. Verna buscará mantener la hegemonía peronista en La Pampa, sobre todo frente a los embates de la Casa Rosada que podría salir fortalecida en octubre. En Cambiemos, el candidato Martín Maquieyra será la carta de Javier Colo Mac Allister, el hacedor de la victoria de agosto y quien cosecha elogios del macrismo nacional, para quedar bien posicionado para dentro de dos años como cabeza de la coalición opositora. Detrás en Cambiemos estará el radicalismo, con el premio consuelo de ganarle al PJ y de esta manera, poder mantener un legislador de la UCR en el Congreso. De salir segundo, por primera vez ese partido no renovará su banca.
Las dos estrategias
Las estrategias de campaña serán casi en los mismos términos que la primaria: Cambiemos con Maquieyra con el eje "lo nuevo" versus "lo viejo", esta vez apuntándole al PJ; y el oficialismo con Ariel Rauschenberger con el eje del "pampeanismo" versus el ajuste nacional.
Son dos proyectos de poder bien definidos. En estas elecciones se eligen legisladores y el contexto empuja las preferencias, pero se vota pensando también a futuro. "Pongamos un caso, una docente que vota por Cambiemos en La Pampa porque no quiere al kirchnerismo, ¿está pensando que de haber un gobierno de Cambiemos en La Pampa no va a tener el mismo sueldo ni paritarias como en la actualidad", analiza en ese sentido un dirigente justicialista.
Otra decisión estratégica pasa por si nacionalizar o provincializar el discurso, dos caras de una misma moneda en las legislativas. En las ejecutivas es otra cuestión. Verna va en ese sentido a provincializar la campaña, una estrategia con marca propia y que siempre le ha dado resultados. Pretende "alambrar la provincia" y que los diputados nacionales defiendan los intereses de La Pampa. Y mandó a trabajar esta vez "en serio" la campaña.
El PJ la provincializa apuntando a las consecuencias que en La Pampa deja la política económica de Macri, pero a la vez se nacionaliza con el mensaje de frenar el modelo macrista. Cambiemos nacionaliza con el discurso de apoyar a Macri para sostener su gobernabilidad y "el cambio", y provincializa con el argumento de ganarle al PJ pensando en la gobernación de 2019.
En el medio, el kirchnerismo. Cambiemos quiere nacionalizar el voto pegando la era K al peronismo pampeano, aunque se esté lejos de la expresidenta. El PJ quiere mantenerse lejos de CFK, sobre todo con un peronismo tan fragmentado y disperso a nivel nacional, y cuando se debe tratar de no espantar los votos moderados o independientes. En el vernismo analizan que defender a CFK nada le aporta PJ pampeano y que el kirchnerismo es la periferia del peronismo. Parte de los votos que respaldaron la lista K pueden ir a otra opción. Casi es suma cero.
¿Cómo leerán el votante independiente o autónomo, el blando o posible, ese al que quieren llegar ambos sectores, todos estos mensajes?
Profesionalizar la campaña
Habíamos hablado en una columna anterior, al decir de Mario Riorda, que La Pampa había ingresado a la política del siglo XXI. Lo moderno y lo tradicional se entremezclan, si bien en 2017 lo nuevo tuvo un papel central. En el PJ piden para revertir el resultado de las primarias profesionalizar la campaña, y hacia eso se encaminan. Ya no se puede poner en manos de un grupo de dirigentes definiciones estratégicas y técnicas. No puede haber dos funcionarios eligiendo la foto de los candidatos para hacer una gráfica o decidiendo qué postear en las redes sociales porque así manejan su Facebook personal.
Cambiemos, mejor dicho el PRO, apostó a lo que sabe, porque tiene experiencia de años y de consultores. Mensajes segmentados a público determinado o el uso de redes sociales e internet para publicitar por sobre los medios gráficos tradicionales (que hicieron campaña por los perdedores de la primaria, dirigentes tradicionales que pusieron recursos allí), fueron parte de su campaña.
Es político, y es personal
Lo territorial tendrá su peso. Verna reunió a los suyos en General Pico. El núcleo vernista, en el bastión vernista. Se analizó que hubo errores de cálculo en agosto. Las encuestas marcaban que había una importante desaprobación a la gestión de Macri. Los votos parecieron mostrar otra cosa. El traspié en Pico fue el peor que se tuvo. Y para Verna dar vuelta ese resultado ya es algo personal. Pongámoslo en perspectiva histórica: si en La Pampa el voto total de Cambiemos superó al del PJ, y apenas había un antecedente semejante en un lejano 1985, en General Pico nunca en elecciones democráticas el PJ había sido superado. Y menos en la era Verna. Esta vez Cambiemos sumando sus tres listas sacó 18 mil votos contra 12 mil del PJ. Maquieyra obtuvo 11.500 sufragios y Rauschenberger 9.500. Algo fallo. Eso es lo que el gobernador busca revertir.