Los resultados favorables al gobierno macrista en las primarias del 13 de agosto llevaron a preguntarse sobre la naturaleza de Cambiemos. Y en La Pampa, con el sorpresivo apoyo al candidato del PRO, ocurrió lo mismo, sobre todo para muchos que quedaron desorientados frente a ese respaldo que pareció romper con la lógica política provincial.
Hubo en los días siguientes a las PASO un campeonato abierto de caracterizaciones sobre Cambiemos, como indica el periodista Martín Rodríguez. Hubo muchos adjetivos (si es derecha democrática, nueva derecha o dictadura, si es hegemónica o no) y cruces entre quienes lo analizaron. Estuvieron quienes analizaron esa fuerza (desde macristas hasta progresistas críticos) con una mirada desprejuiciada y quienes quedaron atrapados en la desaprobación opositora y quedando a la deriva testimonial por su incapacidad para comprender ese fenómeno.
Sacando cuentas
Cambiemos es la novedad partidaria del siglo XXI, con un retórica posmoderna y una conducción centralizada. Y la fortaleza nacional que le da tener en sus manos la presidencia. Su votante es el que coincide con la concentración de la mancha amarilla de los mapas pos-primaria: capas medias urbanas y la región sojera. Que encontró un votante al que logró interpelar y que va más allá de un voto anti-K, que lo tiene y lo explica. Cambiemos logró así revalidarse y consolidarse como la fuerza más votada a nivel país, mejoró su performance de 2015 y derrotó al peronismo en varios distritos.
¿Y en La Pampa? Cercó de dudas al peronismo y quedó como actor central de la oposición: en octubre la UCR no tendrá candidato propio y deberá apoyar al del PRO. Cambiemos, representada hasta estas elecciones en la provincia por Propuesta Federal, ese disfraz del PRO, esa "tercera fuerza", llegó para quedarse. Si a nivel nacional se consolidó la marca Cambiemos que desplazó a los sellos formales partidarios, como a la UCR, en La Pampa terminó por licuar al Frepam.
Causas de un presente
¿Por qué un "pibe de 28 años", sin mayor estructura propia y con un nivel de conocimiento de menos del 25% cuando se lanzó, en apenas tres semanas de campaña le ganó a la UCR? Cambiemos desplegó un campaña profesional, pero no ganó por eso. Más allá de los errores estratégicos del radicalismo como presentar dos listas y dividir los respaldos, Martín Maquieyra fue el representante del gobierno nacional y de la marca Cambiemos, que impuso su actualidad, frente a dos postulantes "tibios" con el macrismo. Representó lo "nuevo" frente a lo "viejo", la renovación frente a dirigentes tradicionales -tanto en trayectoria como en metodología-. Fue alguien que pudo perfilar una discusión atractiva para el electorado. Por supuesto, ayudado por los recursos nacionales, tanto monetarios como mediáticos. A diferencia de la UCR, el PRO va a los problemas -aunque no significa que los solucione-, genera expectativas a futuro y se planta frente al peronismo.
La opción que viene
En La Pampa la UCR intentó desde hace dos años escaparle a la realidad que le estalló en las PASO. Quedó atrapada tras el resultado entre los lamentos por las pérdidas, la negación y la resignación triunfalista. Como los gorilas de la película -estos sí animales-, sus dirigentes quedaron perdidos en la niebla. Si primero sus dirigentes le habían sacado el cuerpo a Cambiemos en 2016 ante las resistencias internas, en 2017 se aliaron al PRO para intentar ahogarlo ganándole la interna sin usar la marca Cambiemos. Todo les salió mal: en octubre tiene que hacerle campaña y votar por el candidato del PRO, sus filas quedaron obligados a llamarse Cambiemos.
A partir de octubre y con este escenario planteado, ¿qué puede impedir que no se avance en conformar definitivamente Cambiemos, si es la marca nacional adquirida por la UCR y que ya se impuso en La Pampa? Hay radicales ya convencidos de ese camino y los que reniegan pero han quedado resignados por el cachetazo de los hechos. No será mañana, pero Cambiemos se tiene que conformar porque es lo que votó la oposición pampeana. Eso los empuja a sumarse o a quedarse agarrados de la cornisa. Tal vez no haya una unificación entre el PRO y la UCR en lo inmediato, pero ya están dadas las condiciones. Los moderados (Altolaguirre) o ambiguos (Marino), hasta los críticos (Torroba) no querían darle demasiado lugar al PRO por los temores a perder espacios. Y sus temores se hicieron realidad. Enfrascados en su internismo, nunca pudieron acercarse en la provincia al PJ. Ahora quedaron con posibilidades de ganar una elección legislativa, pero no por ellos sino por el PRO. Un rumbo al que es difícil escaparle.
Una alianza y las necesidades
El politólogo Julio Burdman afirma que con el triunfo en las PASO -que aclara no fue una ola nacional, pero si una clara expansión- Cambiemos pasó de ser una coalición a convertirse en un partido. Casi como lo fue el PRO en su origen, nacido de una alianza y que terminó institucionalizándose como partido absorbiendo a otras fuerzas. Ahora Cambiemos tiene una jefatura en la Casa Rosada, una marca y un discurso unificado. Cambiemos, en ese camino, tendrá "líneas internas" como el PRO, la UCR y la Coalición Cívica. Más allá de que el radicalismo tenga identidad propia y territorialidad que condicione esa dinámica cuasi-partidaria.
La UCR nacional, a pesar de sus reclamos permanentes por más participación en el gobierno, es hoy absolutamente dependiente del liderazgo nacional del macrismo, de dirigentes que no son los suyos. No tiene un futuro independiente: si a Macri le va bien para su reelección, no habrá alternativa radical. Y si le va mal a Macri, el radicalismo quedará atrapado en esa alianza y lo dejará herido como en 2001.
¿Podrá reciclarse el radicalismo en La Pampa? ¿Revertirá su posición de subordinación frente al avance del PRO? En 2017 el macrismo le ganó la elección sin usar su "ancho de espadas" que era el secretario de Deporte Javier "Colo" Mac Allister. Esta elección enciende, entonces, más alarmas en la UCR que en el PJ. En 2019 sus dirigentes van a tener que jugarla muy bien para dar vuelta una partida en la hoy apenas pueden cantar un envido. El PRO los necesita dentro de Cambiemos para afrontar 2019, pero quedó demostrado que los radicales necesitan más al PRO.