La Cámara de Diputados rechazó expulsar al diputado Julio De Vido al no alcanzar el respaldo de los dos tercios de los miembros presentes del cuerpo, en una sesión especial donde hubo encendidos debates. Al respecto, el diputado nacional pampeano, Sergio Ziliotto, comunicó los fundamentos de su abstención.
“Si uno lee el texto de la convocatoria a esta sesión, identifica claramente a los autores del pedido. Lo que no se identifica en ese texto es el autor intelectual de esta sesión. Pero resulta fácil clarificarlo. El autor intelectual es, como así lo ha identificado una diputada oficialista, el teñido asesor electoral del Gobierno nacional. Está claro, él les ha prohibido que se hable de economía, de cualquier cosa pero menos de economía, por eso no debatimos la pobreza, la inseguridad, la inflación, el desempleo, el endeudamiento nada de eso debatimos para terminar con esos flagelos. Pero sí estamos sesionando, buscando algún resquicio legal que de vía libre para que el Poder Legislativo reemplace la inacción del Poder Judicial. Y a partir de esa inacción seguramente tendremos grandes coincidencias, la Justicia no actúa, la Justicia es lenta, la Justicia no se mete con los poderosos, la justicia mete presos a los ladrones de gallinas pero no a los corruptos. Ahora, la solución es reemplazar la justicia por otro poder? La solución es violar el principio constitucional de la división de poderes? Esa es la solución?”, se preguntó el legislador. Y amplió: “Sinceramente, en mi opinión esa no es la solución es más no me creo en condiciones de ponerme en juez, los pampeanos me eligieron para que luche por su calidad de vida no para reemplazar a la justicia. Entonces, si todos coincidimos en la defección de la justicia, pongamos en funcionamiento los resortes constitucionales para remediar esta situación de extrema gravedad. Pero no querramos ocupar el lugar de la justicia”.
¿Qué es la inhabilidad moral?.
Ziliotto prosiguió: “Yendo al tema en particular, y analizando el dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales, vemos que se plantea expulsar al diputado Julio De Vido por indignidad. Seguramente será un sinónimo de inhabilidad moral, pero la palabra indignidad no aparece en el texto constitucional, específicamente en su artículo 66. Y aquí me surge una pregunta: ¿que es la inhabilidad moral? ¿Cuál es el parámetro para definir que una persona es inhábil moralmente?. Y aquí, como quedó claro en varias alocuciones en el seno de la comisión, a la inhabilidad moral se la ha definido por lo menos de diez maneras diferentes. Por lo tanto, queda claro que el parámetro de inhabilidad moral es algo totalmente subjetivo. Por eso, resulta peligroso juzgar por subjetividades. Porque de acuerdo a esa subjetividad hoy el parámetro de inhabilidad moral es uno, mañana será otro y pasado seguramente, otro distinto.
Por ello no puede existir otra alternativa que establecer un estándar objetivo, tangible y aquí se debe tener muy en cuenta que la Constitución Nacional consagra el principio de presunción de inocencia.
Seguramente, partir de mi posición, se harán mil elucubraciones. Aparecerán escraches, denostaciones. Seguramente se hablará de connivencia política.
Nada más alejado de la realidad. Con el sector político que integra el diputado De Vido tuvimos y tenemos grandes diferencias ideológicas y metodológicas.
Desde lo ideológico nunca estuve de acuerdo con el rol que ellos asignan al peronismo en el marco de un movimiento nacional. Desde lo metodológico, nunca compartimos la forma de gestionar castigando a los que piensen distinto.
Nunca vamos a olvidar que nos quisieron intervenir el peronismo pampeano y utilizaron todas las argucias legales para que no presentemos candidatos en las elecciones de 2011 y 2015.
Pero eso no habilita el revanchismo. Esas diferencias, no van a torcer mis convicciones democráticas, ni mis principios personales. Las mismas convicciones y principios que me llevarán, sin demorar un segundo, a renunciar a todos mis privilegios parlamentarios si alguna vez la justicia así lo requiere. Finalizando, todas estas razones me otorgan el convencimiento que tomar una posición en la cuestión que se debate, a favor o en contra, excede mis facultades como legislador nacional. Rechazo rotundamente las prácticas corruptas, tanto públicas como privadas. Pero eso no me da poder alguno para llevarme por delante nuestra Constitución Nacional”.