LAS PASO EN CAMBIEMOS
Días antes del cierre de listas para las PASO en la alianza UCR-Cambiemos en La Pampa, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio le pidió al senador Juan Carlos Marino una gestión de unidad con Martín Berhongaray y Francisco Torroba para tratar de lograr una lista única y evitar la interna.
“Quiero que me hagas un favor”, le habría dicho sin rodeos el ministro al senador al que citó en su despacho de la cartera politica nacional, “que me arregles el quilombo de La Pampa”. Marino, que está “medio distanciado de la Casa Rosada”, según admiten en su entorno, le respondió que no había tal “quilombo” sino simplemente la forma del radicalismo de darle a todos el derecho a dirimir sus ambiciones políticas en una interna.
De todos modos Marino aceptó hacer la gestión, no sin antes preguntarle a Frigerio cuáles eran los márgenes de negociación que tenía: “al que se baje se le asegura la diputación nacional para el 2019 en un compromiso que firmarán todos los partidos políticos que integramos” prometió el ministro.
Con esa intención Marino logró convocar horas antes del cierre de listas a Torroba y Berhongaray a su oficina en el Senado para hacer la gestión de unidad. En la reunión se avanzó y, de acuerdo a testigos directos, “cuando estaba el acuerdo prácticamente hecho”, Berhongaray le pide un aparte a Marino. Salen afuera de la oficina y allí Berhongaray le informa que Sebastián García De Luca, el viceministro de Interior, segundo de Frigerio, había “apretado” a la segunda en su lista, la intendenta de Realicó Roxana Lercari diciéndole que se le “iba a cortar todo”.
Marino, incrédulo ante semejante situación, llama a Lercari y ésta le confirma lo dicho por Berhongaray: la había apretado De Luca amenazándola con desfinanciarle la comuna si seguía en la lista.
Visiblemente contrariado por el “doble juego” del titular de Interior, Marino llama a Frigerio pero el ministro no le atiende el teléfono. Les dice entonces a Torroba y a Berhongaray que su gestión terminó: “muchachos, después de esto yo no puedo hacer ninguna gestión de unidad, me voy a la mierda”, dijo ofuscado.
Esa noche Frigerio le devuleve la llamada a Marino y le pregunta qué había pasado con su gestión de unidad. Muy duro, Marino le endilga falta de códigos al mandarlo a hacer una gestión de unidad por un lado mientras por el otro mandaba a su segundo a apretar a la segunda de una de las listas cuyo titular estaba justamente en la reunión de “unidad”. Frigerio intentó negar el apriete pero Marino lo cortó: “le creo a Lercari”.