La fábrica de chacinados “El Progreso” de Quemú Quemú sufrió algunos vaivenes pero hoy se afianza en base a trabajo y a la elaboración de productos de calidad. También es clave un cambio cultural y económico: el mayor consumo de la carne de cerdo.
La historia que cuentan Pedro y Danila tiene varios puntos en común con muchas otras. El argumento de la película incluye a los actores, una idea central, una etapa de problemas, otra de buenos momentos y una familia que, a diferencia del cine, escribe su guión todos los días. Un guión típico de los emprendedores: el del camino con piedras pero con la satisfacción de hacer lo que uno quiere.
“El Progreso es un emprendimiento familiar. Comenzamos hace más de tres años y lo que tenemos es un establecimiento dedicado a la producción de chacinados exclusivamente de cerdo. Hacemos todo el círculo: el criadero, la fábrica de chacinados, la boca de expendio que es la carnicería y también el reparto mayorista en la provincia”, describe Pedro Moralejo (30), que trabaja codo a codo con su pareja Danila Gernet (25) en una Pyme que emplea a cuatro personas.
En el proyecto también trabajan el padre de Pedro (que se dedica a la venta mayorista) y la madre de Danila, un espíritu familiar que convive con los vaivenes de un mercado y una economía que obliga a estar siempre con la mirada atenta.
“Yo trabajaba en otro lado hasta que pusimos toda la fuerza en el criadero. Nos expandimos desde Quemú y abrimos dos carnicerías en General Pico y otra en Colonia Barón. Al tiempo tuvimos que cerrar dos, una en Pico y la de Barón. Cuando te agrandás el tema es cuidar la calidad, y para agrandarse se necesita sumar gente, y no es una tarea fácil”, subraya Pedro. Danila reconoce que para cualquier Pyme la posibilidad de pisar más fuerte es una apuesta siempre riesgosa. “Los costos de expandirnos fueron mayores a las ganancias que daba esa expansión. Para agrandarse hay que sumar gente nueva, y por ahí no todos trabajan al ritmo que vos tenés. Hay que formarlos, darles tiempo y dedicación y a lo mejor ese proceso después no llega a conformarte. Y por supuesto que hay otros factores que influyen, así que decidimos cerrar dos locales y rearmarnos de a poco”.
Préstamo.
El pedido de un crédito hace tres años tuvo su resultado el año pasado cuando el gobierno provincial -a través del ministerio de la Producción- dio el okey para el dinero del préstamo. “(El crédito) nos sirvió para acomodar el desbande que nos produjo el hecho de expandirnos, tapamos los agujeros que teníamos y empezamos a reacomodar todo de nuevo. Es cierto que no nos funcionó la carnicería en Pico pero sí la venta por mayor, así que ahí nivelamos un poco”.
En El Progreso tienen una premisa básica: la calidad del producto. Para no ceder en ese terreno clave de la cadena comercial reniegan de todo lo que no sea lo que la naturaleza otorga.
“Hace unos días llovió toda la semana y la producción no se secó. Nosotros no usamos conservantes ni nada, vendemos lo más natural posible, entonces esto te complica, pero si vos tenés calidad la gente vuelve. Si tenés barato pero sin calidad me parece que es más difícil…”, advierte Pedro.
¿Se consume mucho cerdo en la provincia? “Desde hace tres años el consumo de cerdo creció muchísimo. Tal vez se deba a un cambio cultural respecto a la vaca, pero sobre todo creo que ese cambio se debe a una cuestión de precio. En Quemú por ejemplo se consume muchísimo, y vos tenés un kilo de milanesas de ternera a 130 o 140 pesos el kilo y nosotros vendemos el kilo de milanesas de cerdo a 90 pesos. Para una familia laburante es mucha la diferencia”.
Pedro y Danila recuerdan que en julio del año pasado se disparó abruptamente el precio del cerdo y la demanda cayó. “Este negocio es un serrucho, hay épocas muy buenas como en las fiestas de fin año. En invierno también se consume mucho, pero hay que buscar un equilibrio. Lamentablemente estamos muy ligados al precio de la vaca: cuando el precio de la vaca se plancha y sube el del cerdo eso se nota mucho, así que hay que bancar ese vaivén”, señalan.
El sol…
La estrategia de “marketing” de la Pyme de Quemú incluye el objetivo de darse a conocer cada vez a más gente. En noviembre pasado la pareja participó con su empresa de la primera Feria de Emprendedores Pampeanos que se realizó en el predio de la Rural de Santa Rosa, y también armaron su stand en la reciente edición de la ExpoPymes en el autódromo de Toay.
“Está muy bueno participar en estos encuentros. Se da la posibilidad de vender, de mostrarse, de intercambiar con otras pymes. Hay rondas de negocios, gente de otras provincias, todo suma para poder crecer”, valoran los responsables de El Progreso.
En La Pampa hay una gran variedad y cantidad de emprendimientos que se basan en los chacinados y embutidos, pero frente esa realidad de muchos jugadores en una cancha no muy grande Pedro da una respuesta tan directa como cargada de sentido común: “Siempre digo, el sol sale para todos… después hay que ver hasta dónde uno quiere llegar”.
