El 1° de febrero entrará en vigencia la nueva reglamentación para la práctica de caza mayor en la provincia, ya sea con jauría o con el uso de armas de fuego. Entre otras novedades, la disposición emanada de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios prevé una hoja de ruta con los puntos y caminos que se tomarán para arribar a destino, cuestión que genera el rechazo de los cazadores.
Precisamente, una de las modificaciones sustanciales está relacionada a la secuencia de pasos que deberá dar un cazador para llegar a un campo, la denominada hoja de ruta, que deberá ser especificada en la Policía antes de desplazarse. "Hasta ahora, un cazador con permiso para ingresar a tal predio podía durante el viaje desviarse de su destino e ir cazando en otros lugares, lo que constituía un peligro", explicó Luis Fiks, coordinador de Seguridad Rural.
"A partir del año que viene –siguió- deberá respetar el recorrido indicado en la hoja de ruta porque, de la contrario, será pasible de una infracción en el caso de ser interceptado en un operativo policial".
Los perros, no más de ocho, deberán viajar atados en una jaula cerrada que deberá presentar orificios para la ventilación, aunque sin permitir el paso del animal. "En un momento se evaluó también la posibilidad de que las jaulas llegaran a destino precintadas, pero luego esa idea se desestimó, para evitar que los perros sean bajados en cualquier momento del periplo", le dijo el comisario inspector a Diario Textual.
La norma les recuerda a los propietarios de campos inscriptos que asumen una "responsabilidad civil" cuando otorgan un permiso de caza, por lo que no podrán hacerse los "desentendidos" ante la comisión de un delito que pudiera suceder en su predio durante la cacería. Otra modificación radica en la cantidad de permisos de caza, que irá de la mano con la superficie del campo en cuestión.
Desde el 31 de agosto, cuando cierra la temporada, hasta el 1° de febrero el vareo de los perros podrá hacerse solamente en horas diurnas.
Fiks se mostró entusiasmado con la posibilidad de poner en práctica la nueva regulación, que recae sobre unas seiscientas jaurías declaradas en La Pampa. "Como responsables de la seguridad del campo era algo que veníamos planteando desde hace tiempo", afirmó.
-¿Cómo tomaron los cambios los cazadores? -Están en desacuerdo. Sé que mantienen reuniones respecto de este tema y que, incluso, buscan recursos de amparo en la Justicia.
-¿Y los productores rurales? -Es sin dudas una respuesta a la sociedad rural que estaba quejosa. Sufren con los perros que se bajan y muerden vacunos u ovejas. Queremos hacer de esto una política de Estado que vaya de la mano de la seguridad pública.