No ha sido un año fácil en lo económico el 2016 para el gobierno de Carlos Verna. Sobrelleva condicionamientos nacionales como el programa que está aplicando el presidente Mauricio Macri con más recesión que bonanza, y los internos que arrastra la estructura productiva de La Pampa.
El "modelo vernista" está condensado en el slogan de cabecera "Volver a crecer". Verna puso la vara alta: desarrollar la provincia para revertir el "estancamiento" en el que se encontraba. ¿Cómo lograrlo? A través de uno de los pilares de su gestión, la producción. De allí también deriva el crecimiento del empleo privado, casi en una reformulación del Estado peronista pampeano al poner más el acento en una política de base desarrollista que en la distribución a través del gasto público.
Verna pasó en pocos meses de las promesas de campaña y los planes que había tejido junto a sus asesores, a enfrentarse a las limitaciones que impone la realidad. Contra eso pelea, lo que le ha provocado más de un disgusto y alguna que otra cara larga en las reuniones de gabinete. Vamos a los condicionamientos externos. Verna confronta con quienes "frenan" su modelo: con el presidente Macri por las consecuencias de las medidas económicas que ha tomado para el país y el territorio provincial y por los fondos que envía a la Provincia, que no son suficientes y repercuten sobre la administración local; con Río Negro por la "aduana interior" al no permitir el paso de carne con hueso; y con Mendoza por el río Atuel, problemática que no solo implica el desarrollo del oeste sino una cuestión de derechos avasallados. Verna parece haber leído en este sentido a Umberto Eco y haber dotado a su estrategia política y de gobierno, y a La Pampa, de uno o varios "enemigos" con los que confrontar. Una astucia mediática que para la oposición parece servir más para distraer que para encarar los "problemas reales". Si bien es difícil no estar de acuerdo en estos planteos con el mandatario.
Otro de los pilares de su política económica, que perdió densidad ante la falta de fondos y apoyo nacional, es la obra pública. Ha bajado de Nación a cuentagotas, solo se han podido poner en marcha proyectos que pueden ser considerados menores y las obras que se negociaron para 2017 a fuerza de presión en el Congreso con las espadas legislativas del vernismo son "insuficientes" para lo que pretendía Verna. Además, queda pendiente la llegada de esos fondos. Que estén en el presupuesto, no significa que se hagan efectivas, temen en Hacienda y sospechan desde la oposición.
Vamos al corazón de su modelo. La promoción del empleo y el impulso a la producción pampeana son publicitadas en una batería constante de anuncios y demostraciones mediáticas. Las dos pinzas para llevar eso adelante son el ministro de la Producción, Ricardo Moralejo, y el de Desarrollo Territorial, Martín Borthiry. Ambos tienen como tarea estimular la producción propia en una provincia en la que el peso del sector agropecuario, y la dependencia de la economía en general a este, es más que importante. Dos carteras que no siempre están en sintonía y disputan espacios en el gabinete. Una interna entre dos funcionarios que aflora con cada movimiento que hace uno u otro.
En ese marco, hay necesidad, en una gestión bajo la impronta del crecimiento prometido, de hacer anuncios y demostraciones. Se promociona, con distinto éxito, toda actividad que se pueda. El autor y algunos funcionarios consultados dan cuenta de que entre estas muestras hay muchas veces acciones concretas de cómo reactivar determinado sector o industria, como la actividad en la Zona Franca, como apresuramiento o liviandad en muchos de los anuncios, como es el caso de afirmar que se crean nuevas Pymes con créditos de promoción cuando son entregados en su mayoría a empresas que ya están en marcha.
Otra de las patas para diversificar la economía provincial es la explotación hidrocarburífera a través de la participación del Estado. Pampetrol es la nave insignia a través de la sociedad con empresas privadas en la explotación de áreas petroleras -con el consiguiente incremento de regalías para Provincia y los municipios- y con la apertura de estaciones de servicio de esa marca. Finalmente, y cosa nada menor, es parte de esa política económica el ordenamiento de las cuentas públicas y del Instituto de Seguridad Social, y sobre todo de las municipales, política que parece darle otro aire a los números de la administración provincial. Por supuesto, desde la oposición se observa que el ajuste que implica ese tipo de medidas parece recaer en determinadas áreas como salud o educación.
Verna, en la actual coyuntura, ha visto reducido su margen de maniobra. Pero su modelo, más allá de complicaciones y condicionamientos, está en marcha. Disputa contra los poderes que parecen ponerle freno al "volver a crecer" e insiste en incrementar la producción y generar empleo para equilibrar la paralización de la obra pública. A casi un año de gobierno, esta primera etapa ha mostrado con hechos y anuncios las intenciones y el rumbo general del "modelo vernista". Quedan otros tres más para ver si se hace realidad su lema torciendo la tendencia de toda una estructura productiva.