La oposición está en estado deliberativo, o por lo menos sus dirigentes, cuando comienzan a asomar los tiempos preelectorales camino a 2017. Esta semana se sucedieron varias reuniones organizadas por unos y otros: de un lado Cambiemos, del otro Frepam. El raid del secretario de Deporte, Javier "Colo" Mac Allister fue incesante. Recorrió varias localidades y en cada reunión bajó un mismo mensaje: "Cambiemos va sí o sí en La Pampa". Del otro lado, el Frepam.
El sábado 15 hubo un encuentro de formación convocado por el diputado socialista Luis Solana, que si bien no tenía marco partidario, congregó concejales con una clara identificación con el Frepam. Este sábado los presidentes de comités del radicalismo se juntarán en Santa Rosa aglutinados por el diputado Francisco Torroba. Por otra parte, los intendentes radicales se reunieron en la municipalidad de Santa Rosa con los principales referentes del PRO, si bien fue un encuentro más institucional que político ya que no se habló de Cambiemos, y ahora la UCR está preparando otro encuentro, este sí más político, con los mismos jefes comunales.
El gran dilema hoy de la oposición es si es mejor estar unidos o separados. O al menos unidos con quien. Mac Allister está en el primer término y aplica la seducción, la "zanahoria" de la historia, para conformar Cambiemos con la UCR adentro. Agita la promesa de una victoria a futuro con su invitación a la unidad. Para los intendentes radicales esa relación es también la posibilidad de que lleguen fondos de Nación. Los 50 millones recibidos por el santarroseño Leandro Altolaguirre es todo un símbolo: "Miren lo que recibirán si me siguen", pareció decirles el jefe comunal a varios de sus pares. Hay un sector radical, que lo tiene a Altolaguirre y al diputado Martín Berhongaray como caras visibles, que profesan su fe en Cambiemos.
Del lado radical la apuesta es a que ambas fuerzas se mantengan hoy separadas y así vayan a las legislativas de 2017. Esto lo impulsa Torroba y lo sigue el grueso de los sectores internos, hoy identificados más con dirigentes que con colores. Más decidido Daniel Kroneberger, más ambiguo Juan Carlos Marino. Dentro del Frepam hay dos visiones. La más apocalíptica que observa cómo Cambiemos avanza hacia dentro del partido con su plan de seducción, y cómo esto ha dividido sus filas. Y hay una posición más templada, que afirma que el radicalismo hará valer su institucionalidad para frenar la avanzada PRO y apuntalar así la alianza actual con el socialismo. Sus referencias explican que los que han tomado el rumbo de Cambiemos son expresiones individuales y que una vez que la UCR defina su camino por separado, no habrá espacio afuera para aquellos, como Altolaguirre, que hoy profesan la unidad con el macrismo.
Finalmente en este dilema de unidos o separados encontramos como cuestión de fondo, más que la disputa por cargos o los intereses personales, el perfil que se pretende imponerle a la oposición al PJ. Todos unidos en Cambiemos tendrá la impronta del macrismo, con una clara referencia nacional y con un radicalismo diluido o convertido en línea interna de esa fuerza. Separados mantendrá al Frepam, con su impronta provincial y crítica al macrismo, con la UCR como cabeza del arco opositor, aunque más no sea en la coyuntura actual.
Esto no significa que en 2019 la oposición no avance en una alianza en conjunto, algo que ya se da por descontado. Pero la pregunta llegado ese momento será si la unidad se dará bajo la impronta de Cambiemos o con una lógica más provincial.
Dos cuestiones al margen para finalizar, en todo este maremagnum que presagia lo que vendrá. Una anecdótica, pero que muestra cierto estado de cosas. Si bien hay dirigentes definidos de un lado y del otro, no es cosa extraña observar a las bases cómo se reúnen tanto con macristas como con frepamistas. Un día pueden estar caminando con el diputado del PRO Martín Maquieyra y al otro juntarse a tomar un mate con un legislador del Frepam. No son la mayoría de los casos, pero los hay.
El otro detalle es más de fondo. La oposición parece tener la brújula en su propia interna. El clivaje PJ-oposición se ha desplazado por el de Cambiemos-Frepam. Enfrascados en definir el escenario electoral de 2017, hay quienes observan que se va diluyendo el perfil opositor frente al gobierno justicialista de la provincia. De esta manera es más importante frenar a una funcionaria del PRO para que no asuma un cargo, que confrontar con el Ejecutivo. Y del otro lado, ocurre algo similar. Esto es una crítica, y no tanto. La oposición ha sido llevada a este escenario porque en 2017 define dos de los cargos más importantes que tiene, los de diputados en el Congreso. No es mucho el espacio institucional que le queda por fuera del peronismo y en esta elección de medio término se juega mucho.
Además, retomando un poco el hilo central, también cada fuerza disputa sus chances de cara a 2019: si en las legislativas gana el candidato del Frepam, ese frente encabezará los acuerdos en los próximos años; si gana Cambiemos, habrá desequilibrado el escenario a su favor con repercusiones hacia dentro del Frepam. Y finalmente, ya que el final es de donde partí, dice la letra de La Renga, si se impone Cambiemos y la unidad, se analiza que el radicalismo quedaría como el segundo de un frente provincial, bajo una referencia nacional que lo tiene como aliado de segunda.