El 30 de agosto pasado un número de niños y niñas mayor al previsto se presentó a recibir su ración de comida. Lo abrieron a mediados del mes de junio y la demanda alimentaria creció al ritmo de la desocupación y del estrago que causó la inflación en el ingreso de los y las trabajadoras.
El 30 de agosto se conmemoró el día de Santa Rosa de Lima, patrona de la capital pampeana. El feriado, que suele ser motivo de felicidad en niños y niñas porque no asisten a la escuela y tienen más tiempo para jugar, se ha convertido en un momento en el que los estómagos crujen de hambre.
Junto con el feriado cierran las escuelas y con ellas, los comedores. Desde el ajuste económico aplicado por la Alianza Cambiemos, compuesta por la UCR, el PRO, Coalición Cívica y hasta el socialismo en provincias como la nuestra, provocó el incremento de la desocupación y generó más de 1,5 millones de nuevos pobres.
Los fríos datos estadísticos adquieren caritas y cuerpos en merenderos que se convirtieron en comedor como el “Luz de Esperanza” del Barrio Néstor Kirchner, que nació por impulso de un grupo de mujeres que vieron el hambre en los y las más chiquitas.
El martes pasado 41 niños y niñas hicieron cola para recibir su ración de comida. El lugar no alcanzó para albergar a todos y tuvieron que ingresar por tandas. Mientras un grupo comía, otro esperaba.
“¡Buen día mis bellos corazones!, se nos desbordó el comedor porque 41 chiquitos concurrieron. La verdad es que ya nos faltan mesas y sillas. Hoy tuvieron que esperar que terminaran de almorzar los primeros chicos. Mil disculpas”, pidieron las organizadoras por medio de la red social Facebook.
El comedor de ese barrio es uno de los nuevos que abrieron en distintas partes de la ciudad y la provincia. En estos meses la Comisión de Apoyo del Centro de Salud del Barrio Obreros de la Construcción comenzó a brindar una merienda todos los sábados a las populosas barriadas del norte capitalino.
También abrió el suyo la Corriente Clasista y Combativa en el Pueblos Originarios.En la provincia, las postales de los ’90 y principios del siglo XXI, se repiten en forma de comedor y merendero como ocurre General Pico y Santa Isabel. Tienen un denominador común: las políticas neoliberales que detrás de una supuesta modernización, sinceramiento o competitividad, arrojan a millones de personas a la pobreza y la indigencia.