La División Criminalística entregó hoy una serie de pericias sobre el caso de la muerte del cazador Héctor Santiago Garialdi. Estableció, como ya había adelantado Diario Textual hace una semana, que los 8 casquillos de balas encontrados en la calle salieron del arma del policía Fernando Safenreider y sostuvo que es posible que una marca en la camioneta policial podría haber sido generada por un disparo con un arma de fuego.
Los datos fueron confirmados por la fiscal Cecilia Martiní, al ser consultada por Diario Textual. “Llegaron varias pericias de química forense; en algunos casos, no hay una conclusión concluyente, por lo que he pedido ampliaciones (a esas pericias)”, sostuvo. Una vez recibidas esas ampliaciones, la fiscal determinará si pide opiniones a otros organismos, como podría ser Gendarmería Nacional.
Una de las pericias más esperadas tiene que ver con los casquillos de balas encontrados en el cruce de los dos caminos rurales de Lonquimay, donde murió Garialdi. “En principio, se determinó que son todas de un mismo arma”, dijo la fiscal.
-¿De Safenreider, como había trascendido?
- Del arma de Safenreider.
-¿A partir de este resultado de la pericia, puede cambiar la situación de prisión preventiva sobre el otro policía detenido, Norberto García? Es decir, ¿pueden liberarlo?
-Es probable.
-Ellos habían dicho que no iban a declarar hasta tener esas pericias. ¿Ya pidieron hacerlo?
-No, todavía no lo pidió su defensor (Mario Aguerrido).
-Otra de las pericias tiene que ver con la impronta encontrada sobre la camioneta de la Policía.
¿Se pudo determinar que haya sido provocada por un arma de fuego?
-En principio es una impronta que podría corresponder a un arma de fuego. Hay que determinar ahora qué tipo de arma y la datación (de esa marca). Es una pericia que se debe ampliar. Muchas de las pericias que se han hecho, pedí que se amplíen.
Esa pericia será clave para determinar si los cazadores dispararon con su carabina 22 sobre la camioneta policial. Los sobrevivientes han asegurado que fueron emboscados y que nunca dispararon.
El crimen se registró alrededor de las 22 del domingo 24 de julio, en un cruce de caminos entre Lonquimay y La Gloria, a unos 55 kilómetros al este de Santa Rosa.
Según el relato de los cazadores, todos de Pico, en la Ford F 100 iban cuatro personas: dos en la cabina –el conductor, Andrés Enrique Casabonne, y el recolector de las liebres, Juan Costilla- y dos en los cajones de la caja –el encargado de la caza con una carabina 22 y reflectorista, Mario Arroyo, y Santiago Garialdi, reflectorista-.
Estaban cazando ilegalmente liebres europeas en las calles. En una camioneta, a oscuras, los estaban esperando los uniformados Fernando Safenreider y Norberto García, de Lonquimay.
Cuando la camioneta cazadora llegó al cruce de unas calles, la patrulla policial prendió las luces. Desde abajo, recibieron los disparos policiales.
Dos de esos balazos dieron en los cazadores: uno a Andrés Casabonne y otro en la cabeza a Santiago Garialdi. Después se comprobó que la camioneta de los piquenses tenía tres impactos de bala.