El ministro de Seguridad pampeano informó a sus pares en el Consejo de Seguridad Interior sobre la aparición en su provincia de pistas de aterrizaje clandestinas.
Los vuelos ilegales atraviesan el país hace varios años con su cargamento de drogas. En Salta se habla del “bombardeo” de cocaína, se califica a Santiago del Estero como un “portaaviones narco” por la proliferación de pistas clandestinas y esas avionetas tienen rutas consolidadas hacia Corrientes, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires. Sin embargo, lejos de detenerse ese problema de seguridad, las aeronaves son detectadas cada vez más lejos. Los vuelos de la cocaína ya llegan a La Pampa, publicó el diario La Nación. Esta información fue comunicada por el ministro de Seguridad pampeano, Juan Carlos Tierno, a sus pares durante la última reunión del Consejo de Seguridad Interior. “Tenemos un problema con decenas de pistas clandestinas en nuestra provincia”, dijo. No existían antecedentes públicos de operaciones ilegales tan alejadas de la frontera con Bolivia. Sí, en cambio, la información estaba en manos del Ministerio de Seguridad, donde a mediados de 2014 la subsecretaría de Narcotráfico había identificado más de 1600 lugares de aterrizaje en varias provincias, con algunas de esas pistas clandestinas ubicadas en La Pampa. A partir de esos datos, las autoridades pampeanas pudieron detectar las operaciones aéreas narcos.
Quienes investigaron las rutas de la droga en la Argentina estiman que la cocaína que es introducida por vía aérea en La Pampa tiene más destino de exportación que de venta en mercados locales. La explicación de esos vuelos tiene que ver con el cruce de las barreras policiales terrestres focalizadas por la Gendarmería en las rutas del norte y centro argentinos. Al aterrizar en La Pampa, los narcos tendrían caminos más fáciles rumbo a zonas portuarias, como San Antonio Oeste, Bahía Blanca y Quequén.
Las ventajas de seguridad dadas en las rutas de la región centro sur en relación con otras zonas más calientes en las operaciones narco quedó también expuesta en una frase lanzada por el ministro pampeano a sus pares: “Tenemos que encontrar acá (por las reuniones del Consejo de Seguridad Interior) formas de aporte ejecutivas, porque en realidad parece que no podemos coordinar ni los turnos de control de las policías camineras de distintas provincias”.
Como ocurrió en otros distritos, la aparición de vuelos narco en La Pampa podría vincularse con un anormal aumento de casos de drogas en esa provincia. En el informe elevado este año a la Procuración General, la fiscalía general ante los tribunales orales de Santa Rosa, a cargo de Jorge Bonvehí, informó su “preocupación por el incremento de las causas vinculadas al tráfico de estupefacientes, superando el porcentaje del año anterior”. Mientras el Escudo Norte fortalecía la tarea policial en una región y se vigilaban más los puestos de acopio en Rosario, la zona norte bonaerense y la ciudad de Buenos Aires, los grupos narcos saltaron los controles rumbo a bases ubicadas más al Sur. En general, cada vuelo, con despegue desde territorio boliviano, transporta 500 kilogramos de cocaína. La distancia promedio con los potenciales lugares de aterrizaje en La Pampa es de 1600 kilómetros, el límite del rango de operación de avionetas Cessnas 182 o 210; los investigadores estiman una posible recarga de combustible en Santiago del Estero. De tomadas maneras, la información sobre las operaciones aéreas narcos marca, también, el uso de avionetas de mayor porte, como el Beechcraft 200 Super King, que podría alcanzar Santa Rosa sin reabastecimiento.
Una vez que el vuelo ilegal cruza la frontera, es imposible de seguir. Los radares escasean. Dos posiciones fijas están ubicadas en los aeropuertos de Resistencia y Posadas, mientras que en la provincia de Salta opera el único provisto por Invap de los seis encargados y no entregados.
El macrismo no estaría del todo conforme con el contrato con Invap y buscaría algún acuerdo adicional para aumentar la radarización. Más allá de esa situación, otros cambios normativos podrían colaborar para frenar un poco la multiplicación de vuelos ilegales. Una de las personas que más analizaron esta temática es el juez federal salteño Julio Bavio, el magistrado que procesó por narcotráfico a su colega Raúl Reynoso y autor de un libro sobre vuelos ilegales. En ese escrito expone una posición favorable a aumentar las penas a quienes participan de las operaciones aéreas irregulares.
Un problema cada vez mayor
A comienzos del año 2000 los vuelos irregulares operaban desde Paraguay y aterrizaban con cargas de marihuana en provincias limítrofes
En 2008 las autoridades policiales empezaron a detectar la apertura de una nueva ruta aérea del narcotráfico, que trasladaba cocaína desde Bolivia a Salta y Santiago del Estero Los vuelos narco aumentaron su radio de acción y ahora utilizan La Pampa como pista de aterrizaje.
Cada vuelo del narcotráfico puede transportar hasta 500 kilogramos de cocaína. El uso de pistas en La Pampa permite a los narcos evitar los controles terrestres establecidos en el norte argentino. > Radio Don 04-01-16 <